Y eso quizás me pone triste. No sé escribirte, o pensarte, menos imaginarte. No sé cuándo vas a llegar, cuánto más te vas a demorar. Si vas a entenderme o no cuando llegues. He pasado por tanta falta de empatía últimamente que no sé qué tanto esperar de ti. Y si no llegas, y si te espanto, y si solo quieres un rapidin y ya. Y si me sacas la vuelta. Y si te vas en la madrugada. Y si me tomas la mano y me enseñas a amar sencillito. Y si bailamos un poquito, algo así como toda la noche. Y si me besas chiquito. Y si no me gustan tus besos. Y si se te queman los pancakes igual que a mí. Y si no sabes preparar porridge de avena. Y si te cae mal mi postre de limón. Y si llegas y no estoy (me dejas una notita, ya?)
17 junio, 2020 at 11:07 pm
La eterna incertidumbre de un corazón roto o en proceso de reparación al no saber cuándo él llegará, sólo abrázate que al final del día te tienes a ti misma, y tú sí sabes que sabes hacer porridge de avena 😉