No, no creas que se acabaron las ideas y puse el mismo título que el artículo anterior. Lo que sucede es que al releer (si existe la palabra) el artículo que escribí, me remonte automáticamente a esa etapa tan chévere que es el colegio y recordé que hubo un lapso de tiempo en el cuál no estaba 100% seguro de lo que debería hacer cuando termine el cole.
Para algunos era cosa de rutina, luego de terminar el colegio de todas maneras iban a ingresar a la universidad, no importa si a la primera, segunda, tercera etc… El hecho es que de alguna u otra manera estudiarían alguna carrera. Para otros, la situación era un poco más complicada, existía de por medio ciertas limitaciones económicas, sociales y demás; pero a pesar de todos esos inconvenientes querían estudiar. Pero había también de aquellos que les importaba un pepino. No quiero que esto parezca una clasificación ortodoxa no soy quién para juzgar a nadie. Lo que si estoy casi seguro es que en la mayoría de los casos todos los que vivimos esa etapa, no comprendíamos realmente la importancia de aquel suceso.
La universidad y la carrera que escojamos marca y modela todo nuestro entorno: amistades, enemistades, amores, creencias, trabajo, comportamiento, moda, gustos etc… Prácticamente es como si estuviéramos firmando nuestro destino y modo de vida. Lamentablemente no todos somos conscientes de ello y a veces desperdiciamos el tiempo y las oportunidades que se nos presentan, ya sea por falta interés o en algunos casos por ignorancia. En ese sentido creo los que ya vivimos esa etapa debemos tratar de ayudar y orientar a los nuevos valores para que tomen conciencia de su responsabilidad ante a la sociedad como futuros líderes del país. Con una juventud consciente y educada podríamos igualar y superar a muchos de los países desarrollados de latinoamerica y del mundo
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