En el marco de su foro anual y de la Reunión del Consejo de Ministros reciente, la OCDE presentó la “Estrategia de Innovación”, misma que diseñó en los últimos dos años. Este periodo coincidió con la crisis global y, por lo tanto, con una reducción del crecimiento potencial de la producción, un aumento del desempleo y un incremento importante de la deuda pública de los países de la OCDE.
Si bien, la urgencia del corto plazo haría pensar que no es relevante dedicar recursos y tiempo a asuntos de largo plazo, como la innovación, justamente uno de los mensajes centrales de OCDE, al dar a conocer esta estrategia, es que para tener una recuperación sólida y avanzar hacia un camino de crecimiento más sostenible se requieren de nuevas fuentes de crecimiento y, para ello, es indispensable contar con la palanca de la innovación.
La innovación, que supone la introducción de un producto, proceso o método nuevo o considerablemente mejorado será cada vez más necesaria para conducir al crecimiento, al empleo y para mejorar los niveles de vida.
La vinculación entre la innovación y el crecimiento económico es a través de la productividad, ese factor que muchos reconocen, y me incluyo entre ellos, como el talón de Aquiles de la economía mexicana.
Gran parte del crecimiento de la productividad multifactorial (PMF) está relacionada con la innovación y las mejoras en la eficiencia. Estimaciones preliminares indican que en Austria, Finlandia, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos, la inversión en activos intangibles y en el crecimiento de la PMF en su conjunto representó entre dos tercios y tres cuartas partes del crecimiento de productividad laboral entre 1995 y el 2006, haciendo de la innovación el principal motor del crecimiento. Las diferencias en la PMF reflejan también gran parte de la brecha entre los países avanzados y los emergentes, lo que sugiere que la innovación también es una fuente clave para el futuro crecimiento de las economías emergentes.
Actuar en materia de innovación debe ser una prioridad para salir de la crisis
La crisis ha servido para destacar la necesidad de innovación como una forma de ofrecer nuevas soluciones. Si bien se necesitan recortes en el gasto, los gobiernos deben seguir invirtiendo en futuras fuentes de crecimiento, tales como la educación, la infraestructura y la investigación.
Existe un margen considerable para mejorar la eficacia del gasto de los gobiernos e innovar en la prestación de servicios públicos. Las reformas de educación, los sistemas de capacitación y las instituciones públicas de investigación pueden ayudar a aumentar los rendimientos de la inversión pública en innovación.
Por otra parte, muchas acciones de política que pueden ayudar a fortalecer la innovación no requieren de una inversión pública adicional o significativa.
Reformas estructurales que faciliten las condiciones para la innovación, tales como la eliminación de las barreras regulatorias para la competencia y el emprendimiento, así como reformas fiscales que favorezcan al crecimiento pueden hacer mucho para fortalecer la innovación y el crecimiento. Una mejor utilización de las adquisiciones públicas también puede ser efectiva. Políticas bien diseñadas por el lado de la demanda son menos costosas que las medidas de apoyo directo y premian la innovación y la eficiencia. Sin embargo, la demanda está estrechamente relacionada con la oferta y las políticas relacionadas a la oferta son necesarias para crear las condiciones para que las empresas puedan innovar.
Para ser efectivas, las políticas de innovación tienen que reflejar las formas en que la innovación tiene lugar en la actualidad.
Si bien la ciencia sigue siendo un ingrediente esencial de la innovación, ahora, esta actividad abarca mucho más que la I&D. Para transformar con éxito la invención en innovación, se requiere de una serie de actividades complementarias, incluyendo cambios en la organización, capacitación a nivel empresarial, evaluaciones, mercadotecnia y diseño.
Asimismo, la innovación rara vez se produce de manera aislada; por el contrario, es un proceso altamente interactivo y multidisciplinario, y con frecuencia implica la colaboración de una creciente y diversa red de interesados, instituciones y usuarios. Éstos y otros cambios en el proceso de innovación representan un reto para los actuales marcos de política nacional.
La innovación como estrategia para apoyar el crecimiento sostenido y la recuperación económica implica un proceso que incluye retos para la política nacional. Ésta tendría que ir más allá de las políticas de oferta que se centran en la I&D y en las tecnologías específicas, hacia un enfoque más sistémico que tome en cuenta los múltiples factores y actores que influyen en los resultados de la innovación.
El objetivo de la política no debe ser la innovación como tal, sino la aplicación de la innovación para mejorar la vida de los individuos y de la sociedad en general. Esto no es tarea fácil, especialmente cuando el alcance de las políticas de innovación se expande.
El objetivo de la Estrategia de Innovación de la OCDE es apoyar este proceso de elaboración de políticas, reconociendo que “cada caso es único”. La estrategia está construida en torno de cinco prioridades de acción por parte del gobierno, que forman un enfoque coherente y global que pueden ayudar a apuntalar a una recuperación dirigida a la innovación, y fortalecer el papel de la innovación en el largo plazo:
1) Motivar a las personas para que generen innovación
El capital humano es la esencia de la innovación. Motivar a las personas para que generen innovación depende de una educación amplia y relevante; así como del desarrollo de habilidades de gran alcance que complementen la educación formal. Para México, esto constituye un reto fundamental, aunque se requiere, entre otras cosas, adaptar los planes de estudios y los métodos pedagógicos para equipar a los estudiantes con la capacidad de aprender y aplicar nuevas habilidades durante su vida.
Al mismo tiempo, la educación y los sistemas de desarrollo de habilidades requieren de reformas para garantizar que sean eficaces, cumplan con los requisitos de la sociedad actual e inculquen las habilidades y actitudes necesarias para una iniciativa creativa y emprendedora. Mejorar la calidad docente es especialmente importante para mejorar los resultados. Esto podría incluir una mejor selección inicial de docentes, evaluaciones continuas para identificar áreas de mejora y reconocer y retribuir la enseñanza eficaz.
Las universidades, las escuelas y los centros de formación profesional son nodos esenciales en el sistema de innovación. Estas instituciones actúan como puentes esenciales entre los actores -empresas, gobiernos y países- de sistemas de innovación más amplios y abiertos. El principal desafío político es reconocer el papel esencial de las universidades en la industria de la innovación, más que verlas simplemente como prestadores de bienes públicos esenciales. Lo que requiere de una mayor amplitud de enfoque por parte de los encargados del diseño de políticas para garantizar la independencia, la competencia, la excelencia, el proyecto empresarial y la flexibilidad en las universidades.
Por otro lado, una preocupación real en México, y en otros países emergentes, es por la fuga de talentos, que no es necesariamente un problema si se fomenta la circulación del conocimiento y se aprovecha adecuadamente el aprendizaje que obtienen en el exterior. Algunos países han tenido bastante éxito ofreciendo oportunidades a investigadores expatriados para reingresar al mercado laboral nacional.
Los regímenes de migración para los altamente calificados deben ser eficaces, transparentes y simples, y permitir el desplazamiento en un periodo corto o circular. A la vez, México debe incrementar su capacidad de absorción de talento, mediante la apertura de mercados laborales a estudiantes extranjeros, y garantizar que el régimen fiscal no penalice a los trabajadores móviles calificados.
Las personas participan en la innovación no sólo mediante la creación, difusión o adaptación de tecnologías en el lugar de trabajo, también como consumidores. Los regímenes de política del consumidor y la educación del consumidor deben mejorar el funcionamiento de los mercados, ayudando a preparar a los consumidores para convertirse en participantes activos en el proceso de innovación y permitirles tomar decisiones informadas.
Esto tiene el beneficio adicional de reforzar la competencia entre empresas.
Es esencial asegurar que la información proporcionada a los consumidores sea fácil de entender y que tome en cuenta la manera en que la gente procesa la información. Los empresarios son actores importantes en la innovación, ya que ayudan a convertir las ideas en aplicaciones comerciales, pero eso será tema de la siguiente entrega.
Ya hemos comentado la relevancia de la innovación para el crecimiento económico y cómo el impulsarla será sumamente relevante en el contexto de la recuperación en la que todos los países requieren encontrar nuevas fuentes de crecimiento económico. Comenté también la primera prioridad de la Estrategia de Innovación que promueve la OCDE, centrada en el capital humano y los incentivos a las personas para innovar. Las prioridades dos y tres tienen que ver con las empresas y el proceso de innovación:
(2) “Des-atar” la innovación en las empresas
Las empresas son esenciales para convertir las buenas ideas en empleos y riqueza. Las nuevas y jóvenes empresas son particularmente importantes, ya que a menudo explotan las oportunidades tecnológicas o comerciales que han sido descuidadas por otras empresas más sólidas.
La regulación es clave, durante toda la vida de las empresas para la experimentación que lleva al desarrollo de nuevas tecnologías y mercados. El simplificar y reducir nuevas regulaciones y cargas administrativas puede reducir las barreras a la entrada para nuevos emprendedores. Al mismo tiempo, las leyes de quiebra deben ser menos punitivas para los empresarios y deben ofrecer condiciones más favorables para la restructuración de empresas debilitadas, teniendo en cuenta la gestión de riesgos y la necesidad de evitar el riesgo moral. Durante la vida de los negocios, es importante garantizar que las empresas de alto crecimiento no gasten el capital que necesitan para apoyar su crecimiento en superar obstáculos burocráticos. Los requisitos administrativos, sociales y fiscales que aumentan con el tamaño de la empresa deben ser revisados a medida que aumentan el costo de crecimiento.
Las políticas laboral y fiscal deben también apuntalar la innovación: las políticas del mercado laboral deben proporcionar la flexibilidad necesaria para reasignar los recursos de empresas en decadencia a empresas innovadoras, junto con un apoyo para un aprendizaje permanente y un reciclaje de trabajadores.
A su vez, el clima fiscal debe ser neutral, de tal forma que empresarios potenciales, si trabajan en el sector formal, no se vean desanimados a dejar su empleo actual debido a los costos financieros y de salud asociados con la pérdida del seguro médico provisto por el empleador, así como las contribuciones de seguridad social, y si apenas se incorporan al mercado laboral o trabajan en el sector informal, no encuentren los costos y trámites excesivos y complicados para crear su empresa.
El acceso al financiamiento es una limitación clave para la innovación empresarial. El buen funcionamiento de los mercados de capital de riesgo y el aseguramiento de los activos relacionados con la innovación (por ejemplo, la propiedad intelectual) son las principales fuentes de financiación para muchas nuevas empresas innovadoras y necesitan un mayor desarrollo en países como México. Cuando los fondos públicos se utilizan para facilitar el acceso al financiamiento deben adoptar un claro enfoque de mercado.
(3) La creación, difusión y aplicación del conocimiento es fundamental
La creación, difusión y aplicación del conocimiento son esenciales para que las empresas y países tengan la capacidad de innovar y prosperar en una economía global cada vez más competitiva.
En la actualidad, las redes de comunicación de alta velocidad estimulan la innovación en toda la economía de la misma forma en que la electricidad y las redes de transporte estimularon la innovación en el pasado. Los gobiernos también deben promover las TIC, en particular las redes de banda ancha, como plataformas para la innovación al conservar la abierta, libre, descentralizada y dinámica naturaleza del Internet.
Además del hardware y software, la infraestructura de las TIC incluye información que es generada o financiada de manera pública. En general, la información pública debe seguir siendo abierta para eliminar acuerdos exclusivos y permitir una reutilización innovadora comercial y no comercial.
Por otra parte, los Derechos de Propiedad Intelectual (DPI) proporcionan un importante incentivo para invertir en innovación permitiendo a empresas recuperar sus costos de inversión.
Los DPI deben estar bien protegidos y adecuadamente aplicados. Una variedad de mecanismos colaborativos, como los mercados de concesión de licencias o los fondos comunes y las cámaras de compensación, pueden facilitar el acceso y el uso del conocimiento. Es necesario que los sistemas de patentes estén adecuadamente adaptados para garantizar un equilibrio adecuado entre los incentivos para la innovación y el beneficio público que resulte de la difusión del conocimiento en el mercado.
En una economía que se basa cada vez más en el conocimiento y la innovación, el desarrollo del pleno funcionamiento de las redes de conocimiento y de los mercados podría tener un impacto significativo sobre la eficacia y efectividad de los esfuerzos de innovación. Los gobiernos pueden, primero, sustentar el desarrollo de una infraestructura de redes de conocimiento; en segundo lugar, implementar medidas, como las directrices de la OCDE para acceder a datos de investigación sobre los fondos públicos, para compartir las experiencias y los datos del sector público, y tercero, promover el desarrollo de mecanismos colaborativos y de corredurías para fomentar el intercambio de conocimiento y garantizar un una remuneración equitativa sobre las inversiones hechas.
Los últimos dos puntos de la Estrategia de Innovación de la OCDE tienen que ver con cómo puede la innovación ser una palanca frente a los retos globales como el cambio climático y cómo la gobernanza de la innovación debe adaptarse al ritmo de la misma:
(4) Uso de la innovación para hacer frente a los desafíos globales y sociales
Los desafíos globales y sociales, tales como el cambio climático, la salud, la seguridad alimentaria, o el acceso al agua potable, deben abordarse de manera colectiva a través de soluciones globales y de la cooperación internacional bilateral y multilateral. La innovación es fundamental para resolver estos problemas de una forma asequible y oportuna. Para muchos de estos desafíos, las fallas de mercado – incluyendo la simple ausencia de mercado – limitan la inversión, el desarrollo y el despliegue de las innovaciones.
A falta de innovación, abordar el cambio climático, por ejemplo, será mucho más costoso. La fijación de precios de externalidades ambientales, tales como las emisiones de carbono, será un disparador para la innovación. Las políticas fiscales u otros instrumentos económicos pueden proporcionar las señales necesarias y promover así un mercado para las innovaciones, al igual que la eliminación de subsidios ambientalmente dañinos.
El crecimiento generado por la innovación hace más fácil para los gobiernos la realización de las inversiones necesarias y de las intervenciones de política para abordar estos desafíos. Las políticas deben permitir al sector privado identificar los medios más prometedores para hacer frente a los problemas globales a través de la innovación. Los gobiernos deberán tomar la delantera en áreas que las empresas consideran demasiado riesgosas e inciertas, a través de la inversión en la investigación pública y de un apoyo bien diseñado para la investigación precompetitiva en el sector privado.
(5) Mejorar la gobernanza y la medición de las políticas para la innovación
Los desafíos sociales requieren de enfoques más coordinados para acelerar el desarrollo tecnológico y la difusión para traer al mercado productos innovadores. Se debe explorar un nuevo modelo para la gobernanza de la cooperación multilateral en materia de ciencia, tecnología e innovación internacional. Éste podría centrarse en el establecimiento de prioridades, acuerdos de financiamiento e institucionales, procedimientos para garantizar el acceso al conocimiento y a la transferencia de tecnología, capacidad de implementación y la distribución de innovaciones al uso generalizado.
Por otro lado, los países en lo individual requieren de una propuesta del gobierno en pleno para políticas de innovación. Esto requiere de plataformas estables para coordinar acciones, de un enfoque sobre políticas con una perspectiva a mediano y largo plazo, y de un liderazgo por parte de los diseñadores de políticas en el más alto nivel. La participación en el desarrollo de políticas por parte de los interesados puede desarrollar una visión compartida y hacer políticas más eficaces en el cumplimiento de los objetivos sociales. Esto implica coherencia y complementariedad entre los niveles local, regional, nacional e internacional.
La evaluación es esencial para mejorar la eficacia y efectividad de las políticas con el fin de promover la innovación y proporcionar el bienestar social. Se necesita una mejora en los medios de evaluación para capturar la amplitud de la innovación, junto con una mejor retroalimentación de la evaluación en el proceso del diseño de políticas. También se requiere una mejor medición de la innovación.
El camino a seguir -cambiando el énfasis de las políticas para la innovación.
A lo largo de estos cuatro artículos he presentado el amplio concepto de innovación adoptado por la Estrategia de Innovación de la OCDE. En suma, las nuevas políticas de innovación deben poner énfasis en las siguientes áreas:
Un enfoque más estratégico del papel de las políticas para la innovación.
Ampliación de las políticas para promover la innovación más allá de la ciencia y tecnología.
Políticas de educación y formación adaptadas a las necesidades de la sociedad actual para motivarla a ser creativa; a participar en la innovación, y a beneficiarse de los resultados.
Mayor atención política a la creación y crecimiento de nuevas empresas y su función en la creación de importantes innovaciones y nuevos empleos.
Suficiente atención en el papel fundamental de la investigación científica al permitir una innovación radical y proporcionar las bases para futuras innovaciones.
Mejora de los mecanismos para promover la difusión y aplicación del conocimiento a través del buen funcionamiento de las redes y mercados, particularmente el desarrollo de redes de banda ancha de alta velocidad.
Nuevos enfoques y mecanismos de gobernanza para la cooperación internacional en la ciencia y la tecnología, para ayudar a abordar los desafíos globales y compartir riesgos y costos.
Marcos para medir el más amplio y relacionado concepto de innovación y sus impactos para guiar al diseño de políticas.
La OCDE está preparada para ayudar a los gobiernos y a las instancias internacionales en la utilización de la Estrategia de Innovación, en el diseño de sus propuestas para encontrar soluciones nacionales y globales.
Implementar la Estrategia de Innovación será un proceso constante y evolutivo que se beneficiará de la supervisión, la evaluación por pares y del intercambio de experiencias y de las buenas prácticas de política.
Publicado en
http://eleconomista.com.mx/
por José Antonio Ardavin
Director del Centro de la OCDE en México para América Latina.
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