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Definimos como «técnicas de creatividad» a aquellos aprendizajes que enseñan una «operación» mediante la cual se obtiene un resultado creativo. Describiremos aquí tres de ellas, a manera desíntesis ilustrativas. Desarrollar la creatividad al nivel que ofrecen estas técnicas sitúa a las personas en la vanguardia del paradigma dominante de la cultura Occidental. Nuestra época requiere un desarrollo del pensamiento creativo, frente a una situación de problemas crecientes y crecientemente complejos. De allí la necesidad de desarrollar habilidades para la solución creativa de problemas. La enseñanza de procesos, metodologías y soluciones creativas debiera gradualmente irse incorporando a los sistemas educativos. Necesitamos líderes en la liberación del potencial creativo de la gente, en todos los campos de la vida social y personal. El liderazgo creativo genera una interacción entre los miembros del grupo que mejora su habilidad para resolver problemas y alcanzar metas. Entre los rasgos del liderazgo creativo aparecen la comprensión, la confianza, la responsabilidad, la sistematización, la provisión de estímulos y de conductas imaginativas.

*En este tema de metodologías de creatividad, mi viaje y comprensión tiene deuda de gratitud con los textos de un creativo chileno, Joel Muñoz

PRIMERA TÉCNICA: CONOCER LAS ETAPAS DEL PROCESO CREATIVO

Una de las maneras de replicar un proceso creativo y hacerse por tanto más creativos es conocer la estructura del proceso y sus etapas.

Tradicionalmente el proceso creativo se ha establecido como comprendiendo cuatro fases: preparación, incubación, iluminación y verificación. Se puede analogar a un viaje con sus preparativos, la partida, la llegada a un lugar desconocido, y el regreso a la patria tras el hallazgo. Kurt Notamedi ha ampliado las estaciones del viaje a través del cual el buscador obtiene una nueva comprensión del fenómeno explorado, a siete etapas: estructuración, verificación, exploración, revelación, afirmación, reestructuración y realización. Sigamos una brevísima reseña de su descripción.

1. Estructuración. Según Sartre, en el mundo de la percepción existe siempre infinitamente más de lo que vemos. Dentro del mar de percepciones, una figura emerge como una gestalt, y nos coloca un motivo. Surge como un desafío, una exigencia, una provocación, una carencia o un vacío. La función de estructuración en el proceso creativo organiza un significado y el involucramiento del individuo. Se estructura una idea o hipótesis inicial respecto de este nuevo tema que la ha surgido como motivo de interés.

2. Verificación. Aquí se desarrolla la estructura inicial. Se acumula data. Se verifica el significado de esa gestalt o encuentro con la creación posible. Se “pesa” el tema y las posibilidades y riesgos de una exploración más profunda. Se traza un plan estratégico exploratorio.

3. Exploración. En la acumulación de información, se termina adentrándose en territorios desconocidos, inexplorados. El haberse percatado de algo posible va dando paso a la pasión por conocerlo y comprenderlo. Surgen los caminos inconducentes, la necesidad de desandar pasos previos, de dudar, de intuir, de inducir. Puede cambiar la concepción del problema, o el planteamiento de soluciones alternativas. Persiste la ausencia de una explicación global o sólida del fenómeno explorado, su incapacidad de ajustarse a las explicaciones de un paradigma existente; la motivación aparece ensombrecida por destellos de inseguridad: ¿será posible llegar a ver la luz? Llega un momento en que lo único que sirve parece ser el dar una suerte de “salto en el vacío”, abandonar todos los modos vigentes de explicación del fenómeno. Este saldo de audacia puede ser la frontera que pocos están dispuestos a atravesar.

4. Revelación. De este “salto cuántico” puede efectivamente caerse en un agujero negro, en la nada sin salida, o abrirse el nuevo territorio de una revelación. El descubrimiento, el acto creativo. Se dice que en este momento el fenómeno habla de sí mismo a los oídos del buscador. En el teatro de Stanislavsky, el momento en que el actor “descubre” al personaje es caracterizado como la reencarnación, donde el personaje se manifiesta y le habla al actor, y le dice como hacerse él. Se convierte en el personaje.

5. Afirmación. ¡Eureka!, el alarido afirmatorio, la certeza del descubrimiento. La confianza en la validez de la nueva aparición. Luego del primer desahogo vendrán nuevos ahogos y desahogos, la duda y la recuperación de la confianza, hasta que esta se consolida. No hay fisuras, es un hecho.

6. Reestructuración. Aquí viene una reescritura del proceso, hecho desde el descubrimiento hacia atrás. Se organizan las preguntas con la lógica, ahora, de un fenómeno conocido. Se reexplica todo acudiendo a los elementos que el auditorio comprenderá. Se traduce el descubrimiento a los términos reconocibles. Se organiza el nuevo significado, el nuevo sentido de la realidad.

7. Realización. Ahora debe entregarse la totalidad del descubrimiento. Muestra y demuestra, y lo vuelve patrimonio común.

SEGUNDA TÉCNICA: LA PRODUCCIÓN DE ANALOGÍAS O CONEXIONES ANALÓGICAS

Un componente de la creatividad es el de crear conexiones entre dos mundos que aparecen como separados, iluminando en ese acto a uno con el otro. Un tipo particular de conexión es la analogía. La analogía consiste en una relación de semejanza o de equivalencia entre elementos diferentes. Tony Poze -en un texto en discusión con David Perkins- postula que las analogías tienen tres componentes: el sujeto, el análogo y la conexión; esta última se pueden basar en semejanzas de forma, de función, de atributo, de finalidad, u otros. Los elementos pueden analogarse de a uno, en pares, o en grupos. El llorar de la Tierra cuando llueve es una relación de uno a uno. Las proporciones, en matemáticas, tal como 2 es a 4 como 6 es a 12, establecen la equivalencia entre dos pares de elementos. Los velocistas de las olimpiadas son verdaderas gacelas, es una analogía entre dos grupos. Al establecerse la analogía, se crea una suerte de intercambio de los atributos, funciones, o finalidades, de un sujeto de la analogía al otro. El análogo presta al sujeto sus atributos; el sujeto se viste de la potencia comunicativa del análogo. La conexión genera una nueva realidad con una fuerza superior a las del sujeto y el análogo por separado.

La creatividad o potencia creativa de una analogía se establece por la novedad de los elementos conectados, o por la novedad en el modo de conectividad. La mente se ilumina al ver cómo dos elementos de campos distintos resuenan uno en otro, o se conectan de una nueva manera, produciendo con ello un hecho mental nuevo. “Mezclar y reforzar imágenes son la clave del pensamiento analógico” (Gordon y Poze, 1981). Lo innovativo de la conexión se evidencia cuando muchos, puestos en la misma situación, no hicieron la conexión. También es ella la que especifica la analogía, pues los mismos elementos producirán significados distintos según las conexiones que se establezcan. Una analogía es novedosa cuando se establece por primera vez, o se le da una nueva conexión. Pero una vez creada pasa a ser algo disponible para su uso, un “cliché”, una matriz que se puede volver a aplicar una y otra vez a situaciones equivalentes. Por ello la creación ocurre sólo una vez, después vienen las copias.

El grado de precisión de la analogía también es un elemento que contribuye a su potencia; y en el caso de los inventos, la precisión puede ser determinante. Se cuenta que los hermanos Wright, acudiendo una vez más en la historia a la analogía ya conocida entre el ala de un pájaro como elemento de conexión para posibilitar el vuelo, no lograban controlar la dirección del avión que habían construido hasta que notaron que la punta del ala de los pájaros tomaba un doblez al momento del vuelo. Al analogarlo en el diseño del ala lograron el control del vuelo que sin ese detalle no habían obtenido. Al constituir las analogías procesos creativos del pensamiento, se desarrollan técnicas para crear analogías y conexiones nuevas. Esto ha creado un campo de enseñanza de creatividad.

Un primera técnica es la dedicación metódica al conocimiento de nuevos campos. En tanto que las analogías relacionan elementos de distintos campos, para desarrollar la capacidad de crear analogías se requiere ejercitar una mirada que se pose en distintos campos, de modo de enriquecer el material disponible para la búsqueda o aparición de relaciones necesarias. Su retención en la memoria permitirá que reaparezca y podamos establecer la conexión en el momento de la demanda creativa. Otra técnica es la de preguntarse por el concepto genérico o esencia funcional tras cualquier conexión. Por ejemplo, en el caso de un puente, su concepto genérico es de ser aquello que conecta dos territorios, y que en su ausencia están aislados, sea en forma absoluta, o bajo ciertas restricciones: inaccesible a pie, inaccesible en menos de una hora, etc.

A partir de definir el concepto genérico buscamos, en otros campos, objetos o productos que cumplan con esa finalidad genérica. Surgen muchos. El sonido es un puente entre las personas; las naves entre continentes; el dinero, entre los deseos y su satisfacción; los medios de comunicación entre los sucesos y su conocimiento; etc. Entonces se puede construir analogías tales como: siglos de cultura cruzaron el puente con el primer viaje de Colón; La Apolo fue el gran puente que unió por primera vez la Tierra y la Luna, etc. La analogía es: la Apolo es a la Tierra y la Luna como un puente es a las dos riberas de un río. Una tercera técnica para descubrir analogías es preguntarse por los atributos con que queremos cargar a un sujeto: por ejemplo, seguridad, eficiencia, atractivo, éxito, etc. Si queremos cargarlo con el atributo del sex appeal , buscamos personas que lo posean y establecemos un tipo de conexión entre ellas y el objeto que queremos cargar.

TERCERA TÉCNICA: EL PENSAMIENTO LATERAL

El concepto de pensamiento lateral pertenece a Edward De Bonno, considerado uno de los grandes pioneros en el desarrollo del pensamiento creativo moderno; su obra principal es “El pensamiento creativo: el poder del pensamiento lateral para la creación de nuevas ideas” donde reúne veinticinco años de su trabajo. Sostiene allí que a partir del comportamiento de los sistemas de información autoorganizados podemos comprender la naturaleza de la creatividad, y acudir a técnicas para producir nuevas ideas. El cuerpo central del libro se destina a enseñar herramientas para generar ideas nuevas. En su libro “El mecanismo de la mente”, de 1969, De Bono describió el modo de operar de ésta, sosteniendo que las redes nerviosas del cerebro humano funcionaban como un sistema de información autoorganizado. A partir de esta característica del sistema nervioso fundamenta la posibilidad, a la vez que la importancia, de enseñar creatividad. Explica que existen dos tipos generales de sistemas de información: pasivos y activos. En los pasivos, la información y la superficie de registro de la información son inertes, y toda actividad en ellos proviene de un organizador externo que ordena la información y la hace circular. En los sistemas activos, la superficie es activa y la información se organiza a sí misma sin ayuda de un organizador externo. Estos últimos son los sistemas autoorganizados. En un sistema autoorganizado, la información que ingresa va estableciendo una secuencia de actividad que con el tiempo se convierte en una especie de camino, pauta o modelo para la nueva información. Cuando la pauta se establece, la nueva información es reconocida e interpretada de acuerdo a la experiencia previa. En el ser humano la percepción se vuelca a causa de esto hacia pautas rutinarias de recorrido en el sistema nervioso. El mundo pasa a ser visto a través de nuestras pautas previas, y el cerebro sólo pasa a ver lo que está “formateado” para ver. Estas pautas -al igual que embudos- poseen zonas de captación grandes, produciendo con ello que toda información dentro de la zona de captación remite a la pauta establecida. Sostiene que este “modo de operar del cerebro tendría por finalidad que la vida nos sea más fácil, cosa que logra convirtiendo las percepciones en pautas de rutina”.

A partir de este modelo del funcionamiento de la mente, De Bono argumenta que cualquier proceso de análisis intelectual, a partir de la información existente en el cerebro, no puede aportar ideas nuevas, pues sólo puede entregar las ideas que ya poseemos, y que se encuentran grabadas allí. El analizar los datos existentes en nuestro cerebro permite seleccionar -de las viejas ideas- algunas útiles para efectos funcionales, pero no es un método que produzca nuevas ideas. Estas sólo podrán surgir de nuestra mente a partir de metodologías de creatividad, que la hacen funcionar de un modo diferente al establecido en su condición de sistema autoorganizado. Si del medio ambiente se hace una demanda para la cual no tenemos estructura de respuesta, el único modo de generarla es desarmando la pauta existente y reorganizando la información para intentar dar cuenta de la demanda. Este procedimiento de desarmar y reestructurar las pautas mentales existentes da una buena definición de creatividad, sin esta posibilidad, nunca podríamos salirnos de una estructura. Si la mente sólo pudiera generar repetición de la estructura de información existente -como cualquier computador- nunca habría un cambio de dirección en el pensamiento. Ahora bien, esta posibilidad de la mente no es en lo absoluto algo de fácil ocurrencia, por cuanto las estructuras que llevan tanto tiempo como tal, se resisten a ser desarmadas. Pero necesitamos hacerlo para poder establecer nuevas secuencias de pensamiento: pensamiento nuevo.

Reordenar las pautas es relativamente sencillo en sistemas de información pasivos, y muy difícil en los autoorganizados, porque la información se constituye en parte integrante de la pauta. Es tan difícil como asignar un significado nuevo a una palabra, en tanto las palabras son pautas de percepción y de experiencia. De esto deriva la necesidad de metodologías de creatividad en los sistemas autoorganizados, es decir, metodologías de desestructuración y reorganización de pautas.

Según De Bono la profundidad del surco o pauta aprendida, que es lo que se va generando con el tiempo y que le va dando su inmodificabilidad, es lo que impide que se produzcan desvíos, pautas laterales, o nuevos caminos para el recorrido de la información. La percepción de la nueva información recibida del medio discurre por la pauta ya fijada. En nuestra mente existiría un mayor o menor número de estos caminos o pautas de conocimiento estructurada. De Bono se pregunta ¿qué pasaría si accedemos a un “camino lateral…? De ocurrir esto podríamos recorrer el camino de regreso hacia el punto de partida o camino principal, estableciendo conexiones nuevas en nuestros circuitos de información y conocimiento. Desde otros sistemas, a esto se le llamaría una confrontación activa entre nuestra información acumulada, para generar un pensamiento propio nuevo. Es esta idea de caminos laterales lo que da origen a su concepto de pensamiento lateral. La posibilidad del desplazamiento desde las pautas laterales al camino principal sustenta la capacidad creativa de la mente, y constituye la base para desarrollar técnicas de creatividad.

De Bono afirma que el humor es un producto humano paradigmático de la creatividad, pues muestra cómo ciertas percepciones, establecidas ya de una manera, pueden reconfigurarse, lo que hace a la esencia del proceso creativo. Cuando escuchamos un chiste, partimos situados en una pauta o camino principal, y de pronto somos desplazados al final de un desvío; entonces vemos súbitamente el (otro) camino que podríamos haber tomado. En definitiva, genera conexiones nuevas en nuestros circuitos de información. Y bien cabría decir que genera corto-circuitos. Ejemplifica:

-Si estuviéramos casados, pondría veneno en su café.
-Si estuviéramos casados, me tomaría el café.

Diálogo que se atribuye a W. Churchill y Lady Asquith, aunque nadie se atreve asegurar en qué orden hablaron.

-Por favor, hazme sufrir, le dijo el masoquista al sádico.
-No pienso, le dijo el sádico, gozándose de hacerlo sufrir.
-Gracias, le dijo el masoquista.

Explica que en ambos casos la mente va por un camino de pauta, y súbitamente es puesta en otro camino. En creatividad, si nos las arreglamos para pasar del camino principal al lateral, podemos retroceder al punto de partida y conseguir la intuición creativa o nueva idea.

articulo publicado por
EDUARDO YENTZEN PERIC

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