La literatura influye de muchas maneras en la concepción que tenemos de nuestra vida, en nuestro día a día o incluso en el pensamiento que podamos tener con respecto a la sociedad general. La literatura como arte, ya sea la novela, la poesía, el cuento nos aportan ideas algunas trascendentales otras irrelevantes; sin embargo las novelas por lo general logran desarrollar en mi ciertas concepciones y gustos, tal es el caso de la novela de Arthur Golden, Memorias de una geisha, este caso es el que traigo a mi mente por una razón que pasaré a explicar en el siguiente párrafo.

Hace unos días mientras iba camino a la Universidad, mientras recorria el largo y pesado camino en el servicio público de transportes, se vino a sentar una mujer al frente mío, dicha mujer era algo más alta que yo por lo que al sentarse pude visualizar su cuello y no pude evitar sentir erotizado al ver su nuca tan limpia y firme; esta sensación me produjo mucha extrañeza, pues por lo general los hombres se erotizan al contemplar otras partes de las mujeres, sin embargo yo me erotize con su nuca, busque en mi memoria dónde había sucedido algo así y recorde un pasaje de la obra mencionada anteriormente donde menciona que una forma de ser atrevida es pues para una geisha mostrar su cuello (su nuca, si no estoy equivocado), rei, me fue gracioso descubrir que algo mencionado en dos o tal vez tres líneas haya influido de tal manera en mi.

A pesar de lo que he mencionado antes también creo que las ideas sobre la erotización de las diferentes partes femeninas ya había surgido antes, claro no habría puesto tanta importancia en la nuca, pero si debo confesar que tanto las rodillas, los codos como las orejas ya habian sido objeto de contemplación y consideración al concebirlas importantes para la belleza, en general, de las mujeres.