Grandísima hija de puta
come hombres, déjame respirar
Otrora mounstruo del millón de cabezas
sombría y sórdidamente dibujada
entre tonos grises y marrones
Te has tragado el espíritu benévolo del hombre andino, selvático, costeño
y arrojas sobre todos nosotros tu peste virulenta de ambiciones infinitas,
iras reprimidas y escasas esperanzas
Tu aire enrarecido por el humo de los autos
suicidas todos
quienes odian morir solos y arrastran consigo
inocente víctimas y perdidos beodos
Tu cielo oscila voluble
entre infiernos veraniegos y glaciares inviernos
todos juntos, revueltos, en escasas
24 horas
Un respiro antes de entrar en tu inmundicia
mi sonrisa se borra
me pierdo en tus sombras
Grandísima hija de puta
come hombres
Déjame respirar