A Lima, mi bella y adorada ciudad

Grandísima hija de puta
come hombres, déjame respirar

Otrora mounstruo del millón de cabezas
sombría y sórdidamente dibujada
entre tonos grises y marrones

Te has tragado el espíritu benévolo del hombre andino, selvático, costeño
y arrojas sobre todos nosotros tu peste virulenta de ambiciones infinitas,
iras reprimidas y escasas esperanzas

Tu aire enrarecido por el humo de los autos
suicidas todos
quienes odian morir solos y arrastran consigo
inocente víctimas y perdidos beodos

Tu cielo oscila voluble
entre infiernos veraniegos y glaciares inviernos
todos juntos, revueltos, en escasas
24 horas

Un respiro antes de entrar en tu inmundicia
mi sonrisa se borra
me pierdo en tus sombras

Grandísima hija de puta
come hombres
Déjame respirar

Puntuación: 3 / Votos: 2

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *