El 15 de mayo del 2009 escribía sobre lo que me había pasado la noche anterior, una de las tantas noches en que esperé a mi enamorada más de 1 hora. Por aquel entonces la hipótesis de que mi memoria se remontaba solamente a 2 años atrás era válida y es una hipótesis que ahora vengo a desmentir

Los adultos no me dan miedo (además yo me estoy volviendo uno) y me parece que su imaginación es pequeña, que no suelen ser muy sinceros cuando les dicen algo a sus hijos y que (a no ser que seas como Chicken Little) la idea de que el cielo se esta cayendo es bastante ridícula; sin embargo, por alguna extraña razón, decido entrar al supermercado de la letra roja y pasear por la sección de artículos para el hogar. Mientras caminaba y descubría que una cocina pequeña no era lo óptimo para la gran cantidad de utencilios que “debería tener”.

¿Una sartén para huevos fritos?, ¡¡¿y viene con espátula (para huevos fritos)?!!
“¡Que huevo fritos que son estos tipos!”

Un exprimidor de ajos, un salero, un porta salero, un porta porta salero, una sartén para hot cakes, una sartén para huevos fritos y un largo etcetera. No encontré un exprimidor de limones de metal… Todos eran de plástico. ¬¬

Aburrido salgo a buscar a mi enamorada, su clase era hasta las 8 y yo ya he hecho bastante, eso incluye:
– Llamar a los bomberos (y luego a SEDAPAL) para que detengan una fuga de una bomba de agua frente a El Comercio
– Caminar 5 cuadras por la Av. La Mar y volver sobre mis pasos
– Visitar el supermercado con la gran W roja en su nombre
– Pensar que debería escribir esto el día de mañana en el blog
– Esperar a mi enamorada más de 1 hora
Llego hasta el lugar indicado y aún debo esperar un cuarto de hora más, ella sale, sonríe.
Su sonrisa bien vale toda la espera. Nos vamos a casa.