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Alrededor de las fiestas de fin de año (2002) el mundo fue informado del nacimiento de las primeras bebés generadas por un proceso de clonación. La noticia ha sido aderezada con información provocativa. La primera bebé lleva el simbólico nombre de Eva. La segunda es hija de una lesbiana. Y quienes informan son raelianos, una feligresía de confesión extraterrestre. Curioso es también que ambos nuevos seres sean de sexo femenino, igual que Dolly, la primera oveja clonada.

Ante semejante anuncio las reacciones han sido inmediatas. La iglesia ha condenado la pretensión humana de querer igualarse a Dios. Personajes humanistas claman por la ética en la manipulación genética. Científicos señalan los posibles efectos perniciosos para los seres clonados, pues dicen que enfermedades y taras serán más severas por la replicación genética.

Pero, diga lo que se diga, es un hecho que la clonación humana ha comenzado y nadie podrá detenerla. Hoy en día no existe en el mundo ninguna persona ni institución con la autoridad suficiente para impedir que se sigan realizando pruebas de ensayo / error de clonación humana.

Si estos juegos tuvieran éxito, digo, (es un decir), si tuvieran éxito, el mundo estaría asistiendo al surgimiento de una especie diferente de ser humano. Pues la diferencia de su génesis iría abriendo paso, poco a poco, a otras diferencias. Es ya conocido que las especies animales obtenidos por manipulación genética tienen reducida capacidad de adaptación al medio ambiente, (como es el caso de los pedigree). Debido a ello estos nuevos humanos tendrían diferentes necesidades. En el otro extremo, la inexistencia de uno de los progenitores, como los tienen todos los seres normales, determinará, finalmente, una diferencia de derechos.

Pero, ¿tendrán éxito? Resulta francamente dudoso que puedan lograrlo. El bagaje conceptual con el que se desarrolla toda esta ciencia de manipulación genética es aún tributaria del positivismo científico. En general, en términos científicos aún somos seguidores y víctimas de los postulados newtonianos de la física mecánica, cuya primera ley señala que “la energía y la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma”. Y apoyados en esta verdad científica creemos que podríamos transformarlo todo ad infinitum, sin control ni preocupación. Pero la biología y la genética misma nos han señalado que, además de conocer las leyes que rigen las transformaciones invariantes de energía y materia, existen otros campos relevantes por conocer, como son las leyes del orden y la información. Y en estos campos nuestra ignorancia es aún monumental, a pesar del medio centenar de años que tiene la cibernética y la teoría de sistemas y del avance arrollador de la tecnología informática de los últimos 20 años.

Sabemos que la información está asociada a la diferencia, pues la homogeneidad no da información. Y la unidad de información está definida como la diferencia que crea una diferencia. Y con ello entramos al aún confuso mundo del orden, pues la diferencia de locación es una de las diferencias básicas generadas por una diferencia anterior. El orden es una preocupación humana desde el comienzo de los tiempos, las diferentes cosmogonías míticas señalan ya el establecimiento de un orden. Pero, ¿cómo es que se establece el orden en la naturaleza?, ¿cómo se establece el orden en la estructuración de un organismo?… Sólo sabemos que no existe un orden único, pero que tampoco son muchas las posibilidades. También sabemos, gracias al avance en la ciencia ecológica, que la unidad de supervivencia es el conjunto organismo-ambiente-flexibilidad, es decir la interacción entre organismos, la acción de estos con su ambiente y la flexibilidad de ambos.

En el caso de la clonación que nos ocupa, a una célula se le ha manipulado externamente para que inicie una subdivisión interna. Luego, ésta célula tendrá que obtener información de sí misma para continuar con el proceso de ir creando diferencias (células diferentes en estructura y función) e irá estableciendo un orden (un organismo humano). Desconocemos qué es lo que pueda ocurrir en este proceso ante la inexistencia de un agente importante de variabilidad. La muerte prematura de la oveja Dolly nos dio a conocer que las células nacen con su carga etárea, es decir nacen con la edad del ser del cual se extrajo la célula para clonarla. ¿Por qué no se reinició la contabilidad del tiempo de existencia? Aún no tenemos explicación. ¿Qué otras situaciones aún no han sido previstas y nos enteraremos sorprendidos?

Para entenderlo mejor, la clonación humana es algo así como que usted es convencido de construir un sistema social que funcione tal como el sistema al cual usted pertenece, pero donde el único referente es siempre usted mismo, es decir para esta obra tendrá que reportarse y responderse a sí mismo. Es fácilmente comprensible cuán rápido pueden agotarse las posibilidades de generar diferencias que hagan nuevas diferencias por esta vía de ensimismamiento. La riqueza de la vida radica en la confrontación permanente con otros organismos de interlocución diferente.

Publicado en el diario “La Región”, Iquitos 17 de enero de 2003.

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