Por: Rubén Villasante
César Vallejo experimenta a Dios y contextualiza a la ciencia. Sublima y trasciende lo común y corriente; cotidianiza y simplifica lo extraordinario y lo profundo. Extiende su amor sin límites. He ahí su vigencia, he ahí su universalidad.
César Vallejo se relaciona con lo sagrado, lo metafísico o lo divino de las múltiples maneras de la experiencia humana. Humaniza a Dios, le reclama, le niega potestad… y sacraliza al hombre. Luego, cree en él, en ambos. Dios mío, si tú hubieras sido hombre, hoy supieras ser Dios; pero tú, que estuviste siempre bien, no sientes nada de tu creación. Y el hombre si te sufre: ¡el Dios es él!(1) …yo siento a Dios. Y hasta parece que el me dicta no se que buen color… Yo te consagro Dios, porque amas tanto; porque jamás sonríes; porque siempre debe dolerte mucho el corazón. (2)
Los acontecimientos trascendentes del ser humano, que constituyen umbrales en la vida: el nacimiento, la procreación, la muerte… nos manifiestan una suerte de conexión con lo sobrenatural, son sucesos cargados de una fuerza extraordinaria ante lo cual nuestra comprensión racional será siempre insuficiente e incluso burda. El entendimiento de aquellos eventos involucra no sólo elementos intelectivos, racionales y lógicos, demandan también a los sentimientos, las pasiones o lo patético, e igualmente requieren a los impulsos instintivos. Es por ello que la presentación de estos hechos son expresados en fórmulas metafísicas, metáforas cuyo significado simbólico último es inefable. La poesía es una de las bellas formas que ha creado el ser humano para expresar ello, y César Vallejo es uno de los poetas más excelsos.
César Vallejo nació hace cien años, un 16 de marzo de 1892. El día de nuestro nacimiento, según la tradición cristiana, también es día de algún personaje consagrado a Dios: de un Santo, nuestro Santo, que será en nuestra vida: guía y protector. Pero, ¿por qué el sufrimiento nos embarga? (La teodicea intenta persuadirnos pero nuestra sensibilidad duda.) La vida de nuestro poeta fue signada por un sufrimiento inacabable, él, con profunda metáfora, ubicará su causa en el día de su nacimiento: Todos saben que vivo, que mastico… Y no saben por qué en mi verso chirrían, oscuro sinsabor de féretro… (es que) yo nací un día que Dios estuvo enfermo, grave (3).
´Fotografías y poema: Antenor Santivañez
Así, incidentalmente, metafísicamente, Vallejo nos señala de donde proviene la sensibilidad que le hace percibir cómo… el dolor crece en el mundo a cada rato… proclamando: Jamás, hombres humanos, hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera, en el vaso, en la carnicería, en la aritmética! Jamás tanto cariño doloroso… (tanta tristeza) de ver al pan, crucificado, al nabo, ensangrentado, llorando a la cebolla… al agua, huyendo… tan pálida a la nieve (4)… Nos enrostra el sufrimiento cruel de víctimas inocentes: …la amargura de un niño que a media noche, llora de hambre, desvelado…(5) También nos muestra, sorpresivamente, la agresión de actos nobles: Existe un mutilado, no de un combate sino de un abrazo, no de la guerra sino de la paz. Perdió el rostro en el amor y no en el odio. Perdió en el curso normal de la vida y no en un accidente…(6)
Empero, el dolor no es árido o inocuo, nos corroe y nos destruye, pero también, nos fecunda y nos impele al acto creativo. El dolor es ambiguo en su expresión, no se reconoce en esta queja de dolor, a la propia queja de la dicha en éxtasis…(7) Para César Vallejo entre el dolor y el placer median tres criaturas…(8) que es el proceso continuo, temporal y humano de la procreación: …y este hombre, ¿no tuvo a un niño por creciente padre? ¿Y esta mujer, no tuvo a un niño por constructor de su evidente sexo? El placer de sufrir, de esperar esperanzas en la mesa (9)
Inductivamente Vallejo eleva el mismo vínculo a los personajes divinos al intentar descifrar el Misterio Trino en unos versos escritos en prosa en los que, simultáneamente, humaniza lo divino y diviniza lo humano:
Una mujer de senos apacibles, ante los que la lengua de una vaca resulta una glándula violenta. Un hombre de templanza, mandibular de genio, apto para marchar de a dos con los goznes de los cofres. Un niño esta al lado del hombre, llevando por el revés, el derecho animal de la pareja… Yo tengo mucho gusto de ver así al Padre, al Hijo y al Espiritusanto, con todos los emblemas e insignias de sus cargos.(11)
Vallejo insinúa que en la versión mítica de la Santísima Trinidad, el hombre, al comienzo de los tiempos, es fruto del amor de una pareja divina. Pero, éste sentimiento, ésta intuición, está en conflicto con los planteamientos teóricos y científicos de su época. Entonces nos dirá que… el hombre procede suavemente del trabajo…(12) , es el inmenso documento de Darwin(13) forjado en un proceso evolutivo que no ha concluido, la humanidad no ha llegado aún a su madurez, las tribulaciones del presente indicarían su juventud: desgraciado mono, jovencito de Darwin…(14) Y esta circunstancia, curiosamente, le causa gracia, pues en los versos finales de este poema se presiente, fugaz, una patética sonrisa en su rostro siempre melancólico: ¿Que nó? ¿Que sí, pero que nó? ¡Pobre mono!… ¡Dame la pata!… No. La mano, he dicho: ¡Salud! ¡Y sufre!
En esta mitad de camino que nos encontramos, con nuestro dolor a cuestas, el amor es lo único que podrá redimirnos. Para ello es indispensable amar, de grado o fuerza,… al que me odia, al que rasga su papel al muchachito.(15) Amado (sea) el desconocido y su señora,… el que lleva zapato roto bajo la lluvia,… el que tiene hambre o sed, pero no tiene hambre con que saciar toda su sed, ni sed con que saciar todas sus hambres!… Amado sea el que suda de pena o de vergüenza,… el calvo sin sombrero, el justo sin espinas, el ladrón sin rosas… Amado sea el niño, que cae y aún llora y el hombre que ha caído y ya no llora.(16) Extendiendo el amor aún mucho más, hasta las piedras, pues las piedras no ofenden; nada codician. Tan solo piden amor a todos, y piden amor aún a la Nada.(17)
En uno de sus poemas más difundidos, Masa , el amor vence a la muerte, que así resulta siendo no tan ineluctable: Entonces, todos los hombres de la tierra le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; incorporóse lentamente, abrazó al primer hombre; echóse a andar… (18)
Pero, la muerte nos angustia, es el umbral ineludible que, amenazante, nos aguarda en cualquier lugar y momento; es el tránsito hacia lo desconocido; implica una transformación total, no la desaparición. Sentimos en el alma que no es el fin, que lo que fue ya no es, sino de otro modo, en otro nivel. Trascendemos en nuestros hijos, en nuestros actos y aún en nuestras negaciones; en todas aquellas esencias humanas. Todo ello no es un consuelo que inventamos para paliar nuestra angustia, no es un autoengaño, una ilusión, tiene un contenido de certeza que satisface nuestro yo profundo (y como la verdad es un concepto, una categoría religiosa no precisa demostración).
Para César Vallejo la muerte es un tema recurrente, lo aborda en muchas de sus múltiples facetas, en su misterio, su ambigüedad, su atractivo,… sus límites: ¿Para sólo morir, tenemos que morir a cada instante? ¿Y el párrafo que escribo? (¿morirá?)(19) y la forma de trascenderla: ¡No es grato morir, señor, si en la vida nada se deja y si en la muerte nada es posible, sino sobre lo que se deja en la vida! (20)
Aun sabiendo que la Muerte concibe y pare de Dios mismo…(21) , quejándose, visionando su deceso, nos anunció: César Vallejo ha muerto, le pegaban todos sin que él les haga nada, le daban duro con un palo y duro también con una soga; son testigos los días jueves y los huesos húmeros, la soledad, la lluvia, los caminos…(22)
Empero, mientras sus obras sean leídas, mientras sean fuentes de significaciones, mientras mantengan su potencia comunicativa, podemos afirmar: ¡César Vallejo no ha muerto!
Concepción, 16 de marzo de 1992
Citas
(1) LOS DADOS ETERNOS, Los Heraldos Negros
(2) DIOS, Los Heraldos Negros
(3) ESPERGESIA, Los Heraldos Negros
(4) LOS NUEVE MONSTRUOS, Poemas Humanos
(5) LA CENA MISERABLE, Los Heraldos Negros
(6) Existe un mutilado…, Poemas Humanos
(7) Las ventanas se han estremecido, Poemas Humanos
(8) Entre el dolor y el placer, Poemas Humanos
(9) Un hombre esta mirando a una mujer, Poemas Humanos
(10) GUITARRA, Poemas Humanos
(11) Una mujer de senos apacibles, Poemas Humanos
(12) Considerando en frío, Poemas Humanos
(13) Quisiera hoy ser feliz de buena gana, Poemas Humanos
(14) EL ALMA QUE SUFRIÓ DE SER SU CUERPO, Poemas Humanos
(15) Me viene hay días, una gana ubérrima, Poemas Humanos
(16) TRASPIÉ ENTRE DOS ESTRELLAS, Poemas Humanos
(17) LAS PIEDRAS, Los Heraldos Negros
(18) MASA, España aparta de mi este Cáliz
(19) SERMÓN SOBRE LA MUERTE, Poemas Humanos
(20) Las ventanas se han estremecido, Poemas Humanos
(21) Poema XIII, Trilce
(22) PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA, Poemas Humanos
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