El voto electrónico. ¡Una vez más!

Tecnología no es sinónimo de rapidez, seguridad ni innovación, en especial en el ámbito electoral.

Hace unas semanas se celebraron y se suspendieron, todo en un solo día, las Elecciones Municipales en República Dominicana. El motivo fue el fallo, escandaloso, del voto automatizado. Este sistema fue incorporado con la promesa de reducir el proceso de votación en 60 segundos “garantizando” celeridad en la jornada electoral. Al cierre de la elección, en 88% de lugares donde se voto mediante este sistema se presentaron inconvenientes y errores pues los equipos no tenían a todos los candidatos en la boleta.

La suspensión de todo este proceso electoral ha significado un escándalo a nivel internacional, una creciente desconfianza en las actividades de la Junta Central Electoral de la República Dominicana y protestas masivas en todo ese país. Esto sumado al enorme gasto presupuestario realizado para desarrollar estos procesos. En las dos últimas elecciones, en donde se aplicó el voto automatizado, se invirtió un total de RD$2,600 millones (aproximadamente 48,534,626 de dólares con el precio del peso actual).

Luego, a días de este fracaso electoral, investigadores de distintos países y universidades han reportado fallos de seguridad críticos en el sistema de voto online a implementarase en Suiza, gestionado por la empresa Scytl. Académicos involucrados al respecto denunciaron la existencia de una puerta trasera en el sistema que permitiría el cambio y falsificación de votos.

De esta manera, la elección de República Dominicana solo supone un proceso electoral más en el que la tecnología en la votación ha fallado. Los defensores de estas tecnologías, y en específico la del voto electrónico, tienden a creer que estas herramientas mejorarán el proceso electoral aumentando la credibilidad y eficiencia del mismo. Sin embargo, las deficiencias potenciales de este método de votación también son considerables pues abarcan el secretismo del voto, y la transparencia y el control de los órganos electorales, puesto que la complejidad en la tecnología empleada solo es entendida por un grupo muy reducido de expertos.

Tomando en cuenta los riesgos que involucra la incorporación del voto electrónico, son pocos los países que han adoptado este sistema en su totalidad. Así, la mayoría de sistemas electorales aún se mantienen usando papeleta o boleta de papel. Solo diecinueve de 253 países contemplan el voto mediante una máquina electrónica de votación, mientras que solo siete usan el sistema por Internet. Al contrario de lo que se afirma, incluso los países que practican el voto electrónico son cada vez más conscientes de sus riesgos, por lo que la tendencia es volver a utilizar métodos de votación que utilicen papeletas electorales.

Más casos

Los escándalos o problemas con los sistemas de votación electrónica no son exclusivos de República Dominicana o el continente. Al contrario, son diversos los casos que pueden citarse. En el 2009, en Alemania, por ejemplo, tras varias denuncias judiciales la Corte Suprema declaró inconstitucional la utilización de urnas electrónicas ya que este sistema no permitía la fiscalización del proceso electoral por personas sin conocimientos técnicos. En Finlandia, en el 2006, el Parlamento de ese país aprobó el proyecto de ley para la utilización del voto electrónico en las elecciones municipales de 2008. En ese año, se realizó una prueba de voto electrónico en tres municipios. Sin embargo, debido a problemas de uso, este método de votación fue anulada. Holanda, pionero en la implementación del voto electrónico en 1956, terminó por regresar a la votación en papel luego de que este sistema presentara fallos de seguridad. Las votaciones en este país son ahora en su totalidad en papel. La decisión fue también apoyada por el movimiento “Wij vertrouwen stemcomputers niet” (We do not trust voting computers).

Asimismo, Irlanda en el 2000 modificó su legislación para introducir el voto electrónico y dos años después creó una Comisión Independiente para evaluar la seguridad y confidencialidad del mismo. Esta entidad concluyó que este sistema no garantizaba la integridad de la elección. Tras esto, en el 2012, el gobierno irlandés se deshizo definitivamente de 7.500 máquinas electrónicas adquiridas en el 2002 por falta de fiabilidad. En Reino Unido también se contempló, entre 2002 y 2007, pruebas piloto con sistemas de votación electrónica. En el 2008, la Comisión Electoral declaró que, con respecto a las pruebas realizadas, la seguridad y garantías eran insuficientes deteniendo la introducción de este sistema.

A pesar de ello, estos no son, ni de cerca, los casos más graves. Entre estos se encuentran países como Australia en donde en el 2015, 66.000 votos se vieron comprometidos pues el sistema remoto sufrió una interferencia de un tercero. En Bélgica, en las elecciones de mayo del 2003, uno de los candidatos obtuvo 4.096 votos extra de los que debería; el resultado total de votos obtenidos era mayor a los que permitía el padrón electoral. En Brasil, en noviembre del 2009, el investigador Sergio Freitas da Silva rompía el secreto de sufragio con técnicas de lectura de radiofrecuencia y con un equipamiento económico. Esto evidenciaba que cualquier persona con el conocimiento suficiente en temas informáticos podía intervenir en la elección. En Finlandia se intentó también incorporar el voto electrónico en algunos municipios en el 2008. El resultado de esta prueba fue el abandono de este sistema luego de que en 232 casos (2% del total de electores) las máquinas no registraran correctamente su voto.

Por su parte, Estados Unidos es el caso que posee, tal vez, más evidencia sobre los problemas del voto electrónico. En este país se han presentado casos como la denegación del servicio (Virgina en el 2003), descalificación de votantes (Alameda y San Diego en el 2004), errores en el registro de votos (California en el 2004), redirección de votos (California en el 2006), error en la programación que obligó a emitir votos en papel (Pennsylvania e Indiana en el 2006; Tennessee, Texas y Carolina del Norte en el 2017) y la posibilidad de que un solo votante pueda emitir más de un voto (la CNN demostró que una sola persona podía votar 400 veces en una máquina del voto electrónico). Las pesquisas y análisis sobre estos casos también han resultado en informes negativos sobre el voto electrónico.

Es más, la Escuela de Derecho de la Universidad de Nueva York elaboró un informe con sesenta ejemplos, que datan entre el 2004 al 2006, sobre las fallas de máquinas electrónicas de votación en veintiséis estados. En 2006, un grupo de especialistas de la Universidad de Princeton realizó un estudio: el Sistema de Votación Premier Election Solutions AccuVote-TSx. Los resultados de esta investigación demostraron que se podía instalar software de robo en menos de un minuto. Los especialistas también comprobaron que las máquinas pueden transmitir el virus las unas a las otras en pre y post proceso electoral. Asimismo, estudios posteriores conducidos por el profesor Alex Halderman, investigador en la vulneración de sistemas informáticos usados en procesos electorales, destacaron la posibilidad de atacar a los proveedores de equipamiento. Es decir, no era necesario que las máquinas de votación estuvieran conectadas al internet para ser atacadas.

¿Y el Perú?

El empleo del voto electrónico en el caso peruano ha sido prudente. En julio del año 2005 se dio la Primera Disposición Complementaria de la Ley N° 28581, que autorizó a la ONPE a la implementación del voto electrónico de forma progresiva y gradual con medios electrónicos e informáticos o cualquier otra modalidad tecnológica. Después de esta aprobación, el Voto Electrónico Presencial (VEP) se ha utilizado en 15 procesos electorales sin un inconveniente parecido a los casos señalados.

¿Esto indica que se debe emplear el voto electrónico en más regiones? A opinión personal, la creencia de que el voto electrónico supone un tipo de tecnología infranqueable es rídicula. El voto electrónico ha probado, empíricamente año tras año, ser un método de votación aún vulnerable. Aunque, es posible resaltar que también ese sistema tiene ventajas como el reducido tiempo de votación y la eliminación de actas observadas. Por el momento, los distritos en los que se implementó este sistema no han presentado mayores inconvenientes.

Sin embargo, y con toda la evidencia presentada, vale preguntarse, ¿es posible arriesgar seguridad para ganar velocidad en la proclamación de resultados? ¿Esperaremos a ser un caso más en la larga lista de fallos del voto electrónico? Un fallo en este tipo de elecciones no solo supondría la cancelación de las mismas sino también un daño irreparable a la imagen que la ONPE ha mantenido a lo largo de los años, así como un detrimento al presupuesto invertido.

Con este artículo no pretendo cerrar las puertas a las innovaciones tecnológicas, antes o después del proceso electoral. Pero, deseo resaltar que personalmente valoro mucho más el secretismo y la seguridad del voto por encima de la rapidez. Esperemos que la lógica de primero el escándalo y luego la reforma no sea la que prime en este caso y que ninguna elección se vea afectada en el uso de este aún vulnerable sistema.

Fuentes:

AceProject (s.f.). Datos comparados. Disponible en: http://aceproject.org/epic-es/CDTable?view=country&question=V0011

IDEA Internacional (2011). Una introducción al voto electrónico: consideraciones esenciales. Disponible de: https://www.idea.int/sites/default/files/publications/una-introduccion-al-voto-electronico.pdf

Euskadi (2018). Voto electrónico. Voto electrónico en el mundo. Disponible en: http://www.euskadi.eus/informacion/voto-electronico-voto-electronico-en-el-mundo/web01-a2haukon/es/

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Acerca del autor

Cristhian Jaramillo

Licenciado en Ciencia Política y Gobierno por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Investigador en la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE). Tópicos de interes: estudios comparados sobre democracias, procesos electorales y políticas públicas vinculadas al crimen organizado.

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