Sobre Game of Thrones y los peligros del poder

Power tends to corrupt; absolute power corrupts absolutely – Lord Acton

Game of Thrones ha terminado. Y, más allá de la pobre ejecución de la última temporada y un guión apresurado en cerrar tramas complejas, creo que los dos últimos capítulos nos dejaron una lección que puede ir más allá de la serie. Puesto que, fuera de los dragones, hechizos y white walkers, la serie de HBO se popularizó por una intrincada trama política con un objetivo final: el trono de hierro.

Es aquí en donde me arriesgo a cometer un profundo anacronismo al creer que uno de los mensajes que la serie nos ha dejado se vincula de manera profunda con el poder y los riesgos de un manejo absoluto del mismo. Todo esto se encuentra principalmente retratado en el personaje de Daenerys y su destino final. Y sí, antes se debe admitir que su evolución fue más rápida de lo deseada, pero tampoco es necesario engañarse y creer que el “mundo mejor” que deseaba construir iba a ser producto del entendimiento y la razón. La madre de dragones era ejemplo de un poder absoluto que eliminó cualquier tipo de accountability.

A nivel personal, nunca pude simpatizar ni con el personaje ni con sus motivaciones. Dejando de lado sus torpezas políticas (que fueron muchas), Daenerys no deja de ser el tipo de político que considera que su visión es la única. Hay una escena de la primera temporada (si la memoria no me falla) que revela el tipo de personaje que ya se comenzaba a dibujar. Cuando Khal Drogo es convencido de viajar a Westeros y jura matar a solados, violar mujeres y tomar a niños como esclavos, a pesar del radicalismo extremo de sus intenciones Daenerys solo observa y aprueba.

¿Cómo entonces millones de personas simpatizaron con este personaje? El discurso y su historia tal vez ayudaron para ocultar este tipo de actitudes no tan pacíficas (no las tildo de democráticas porque sería abusar del concepto). Daenerys se ve como “la salvadora” y, en consecuencia, se da licencias para cometer ciertas atrocidades. El “yo romperé la rueda” no era una fórmula justa; “romper la rueda” solo era otro eufemismo para “obtener el poder como y por los medios que sean”.

Una vez armada con dragones (un tipo de poder nuclear en el universo de GOT), era cuestión de tiempo que el personaje de Daenerys se convierta en una bomba de tiempo. La ejecución de Varys terminaría por eliminar el único ápice de algún tipo de contrapeso. Un poder absoluto sin control es  caldo de cultivo para la tiranía. Por más de bien intencionadas las iniciales acciones de Daenerys (que son discutibles por las actitudes ya señaladas), lo que queda de ella es la crueldad y el terror.

Y creo que este último punto es digno de mencionarse. En tiempos en donde la postverdad parece ganar cada vez más terreno y los populismo de derecha e izquierda ganan elecciones es necesario tener en cuenta que el ejercicio del poder requiere de contrapesos. Reconocer también que cualquier mensaje, por positivo que parezca, necesita ser criticado. Y, por último, que el poder debe ser un medio, no un fin. La aplicación del poder es para servir en última instancia al ciudadano. Suena muy idealista, pero quiero seguir creyendo en que los líderes son servidores del pueblo y no al revés.

Puntuación: 5 / Votos: 1

Acerca del autor

Cristhian Jaramillo

Licenciado en Ciencia Política y Gobierno por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Investigador en la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE). Tópicos de interes: estudios comparados sobre democracias, procesos electorales y políticas públicas vinculadas al crimen organizado.

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