Una forma de medir el bienestar de la población es términos de acceso al agua y se mide en metros cúbicos o toneladas anuales de agua por persona. Un país que posee un suministro de 1700 m3 anuales de agua por persona, se considera un país con un buen suministro de agua, capaz de satisfacer las necesidades agrícolas, industriales y residenciales. Valores que se encuentran por debajo de ese nivel, indican el inicio de la escasez del recurso. Por debajo de los 1000 m3 por persona indica una clara escasez de agua. Un valor por debajo de los 500 m3 indica que la escasez es muy grave. A este nivel la gente sufre de pobreza hídrica, carece de agua para producir alimentos y en algunos casos, ni siquiera la tiene para su higiene básica.
A nivel mundial, alrededor del 70 % del agua disponible se dedica a la agricultura. La ONU estima que cada persona necesita entre 50 y 100 L diarios para beber, cocinar y lavarse. En los países mas pobres, las personas viven apenas con 10 L de agua por día. En ciudades grandes como Lima, situada sobre un desierto, es muy preocupante el hecho de disponer de pocas fuentes de agua. El consumo promedio es de 250 L por habitante y por día, mientras que en países desarrollados el consumo no supera los 150 L por habitante por día. A nivel nacional casi el 30 % de la población no tiene acceso a agua potable. Según las estadísticas de Sedapal, un habitante de Lima aprovecha solo 151 L de agua de los 250 L que consume en promedio al día. En la Tabla 3.2 se muestra algunas de las formas y cantidad de agua potable, que se suele desperdiciar en las actividades cotidianas. La Figura 3.10 muestra los consumos promedio para cada necesidad en el hogar, considerado para países europeos.