Herencia: es la información genética que se transmite de generación en generación. La molécula encargada de transmitir la información de cómo es y cómo debe funcionar
un organismo es el ADN. Entre las características transmitidas están el factor Rh de la sangre, el color de la piel, el color de los ojos, el grupo sanguíneo, la predisposición o transmisión de ciertas enfermedades, etc., Figura 2.23. El conjunto de características no visibles que un ser vivo hereda de sus progenitores se denomina genotipo y aquellas que son visibles en él se llaman fenotipo. En el ADN hay decenas de miles de genes, que son los encargados de fabricar las proteínas necesarias para el desarrollo de las distintas funciones vitales. El ADN es capaz de formar copias idénticas mediante los procesos de la replicación y la autoduplicación. Durante la división de las células se produce una copia de cada hebra del ADN.
Mutación: La nueva copia debería ser idéntica, pero no siempre lo es. En este proceso pueden ocurrir errores, los que dan origen a las mutaciones, Figura 2.24. Todos tenemos algunas mutaciones en nuestros genes, pero la mayoría no tienen importancia. En otros casos pueden generar enfermedades o consecuencias graves. Sin embargo, no todas las mutaciones son negativas, a veces aportan ventajas sobre el resto de individuos y contribuye a la evolución de la especie, especialmente si supone una ventaja en la supervivencia y la reproducción.
Selección natural: es la fuerza que impulsa la evolución. En este proceso los organismos mejor adaptados desplazan a los menos adaptados. Se produce a través de una serie de cambios genéticos favorables, que se acumulan lentamente en la población, a lo largo de varias generaciones. Si el cambio se produce en un número extremadamente de generaciones, pueden dar lugar a la formación de nuevas especies. Por otro lado, las características que poseen los organismos en determinado momento y que les brindan superioridad adaptativa, puede llevarlos a un desastre en el futuro.
En la Figura 2.25 se muestran pinzones de las Islas Galápagos con distintas morfologías de pico, adaptadas para alimento de forma eficiente en diferentes ambientes. (EIRÍN-LÓPEZ, 2012)
Adaptación: Es el conjunto de estructuras, procesos fisiológicos y comportamientos que ayudan a cada especie, en su supervivencia y reproducción en un medio ambiente en particular, como se observa en la Figura 2.26. El proceso por el cual la especie se condiciona para sobrevivir a las modificaciones que se presenten, puede ser lento o rápido. La mayoría se originan por la interacción con otros organismos, con los que entran en competencia por el alimento, el espacio o por la conservación de la vida. De modo que todos los seres vivos experimentan procesos evolutivos que les permite su adaptación al medio ambiente donde viven. Pueden ser de tres tipos: morfológicas, fisiológicas o conductuales. Morfológicas: los organismos presentan cambios en su estructura externa, que les permite confundirse con el medio, imitar formas, colores de otros animales o disponer de estructuras que les facilitan su adaptación al medio. El camuflaje es la capacidad de adoptar el tono exacto del entorno, por ejemplo el gecko, el insecto palo, etc. En el caso del mimetismo, el organismo se parece a otro de su entorno, con el que no guarda ninguna relación, pero le brinda una ventaja funcional. Por ejemplo hay flores que se asemejan a abejas, de modo que los machos se confunden y de esa manera facilitan la polinización. Fisiológicas: son aquellas que están relacionadas con el metabolismo y funcionamiento interno de diferentes órganos o partes del individuo. La hibernación es un estado en el que se reduce la temperatura corporal, en forma regulada, durante días, semanas o meses. Este hecho les permite mantener su energía durante el invierno. El caso más conocido es el de los
osos. El caso totalmente opuesto es la estivación, mediante la que algunos organismos reducen sus funciones metabólicas durante la estación cálida, en especial en los desiertos. Los animales se entierran en madrigueras de barro húmedo que los protege de la deshidratación por las altas temperaturas. Como ejemplos se tiene a los cocodrilos y caimanes durante la época de sequía.
Conductuales: implican alguna modificación en el comportamiento de los individuos, por ejemplo para asegurar la reproducción, buscar alimento, defenderse de los
depredadores, trasladarse periódicamente cuando las condiciones ambientales son desfavorables para su supervivencia. La migración es el traslado periódico de salida y
retorno de algunas especies con la finalidad de buscar alimento, pareja o mejores condiciones climáticas. Se organizan en grupos con el fin de protegerse de los
depredadores. Como ejemplo se tiene a las aves migratorias, los salmones, la tortuga verde, la mariposa monarca, las golondrinas, etc. Los machos de algunas especies desarrollan una serie de exhibiciones de cortejo para atraer a la hembra y conseguir el apareamiento. Es más desarrollado en el caso de las aves, ya que suelen ser muy vistosos por el despliegue de las alas para mostrar sus colores diversos, acompañados de cantos y danzas.
Como ejemplo se tiene la danza de los cisnes, del pavo real, o el ave fragata que infla su buche de color rojo intenso y lo acompaña con una serie de sonidos y agitación de sus alas. En el caso de los mamíferos esta capacidad está menos desarrollada.
En la Figura 2.27 se resume los niveles de organización e integración biológica que se han revisado en el presente capítulo.