Todos los ecosistemas funcionan de manera similar: todos necesitan de una fuente de energía que es el Sol. Luego dicha energía fluye a través de los distintos componentes del ecosistema para mantener la vida y movilizar el agua, los minerales y otros componentes físicos del ecosistema. Además existe un movimiento continuo de los materiales: los
distintos elementos químicos pasan del suelo, el agua o el aire, hacia los organismos y de unos seres vivos a otros, finalmente vuelven al suelo, al agua o al aire, cerrándose el ciclo.
En el transcurso del tiempo se puede producir el reemplazo de algunos elementos del ecosistema por otros, entonces se habla de una sucesión ecológica. Una determinada área puede ser colonizada por especies vegetales cada vez más complejas. Si el medio lo permite, Figura 2.21, los musgos y líquenes son reemplazados por pastos, luego por arbustos y finalmente por árboles. De esta manera se alcanza un nuevo estado de equilibrio al término de esta evolución, que se denomina clímax. Las modificaciones posteriores serán solo entre los integrantes de una misma especie, por ejemplo cuando árboles nuevos sustituyen a los viejos.
La sucesión ecológica se activa cuando por alguna causa natural (incendio, inundación, enfermedad, etc.) o ligada a la actividad humana (tala, incendio, cultivos, etc.), se despeja un espacio de las comunidades biológicas ubicadas en él o las altera gravemente. La sucesión ecológica es la incorporación al medio, de nuevas especies dominantes de tipo vegetal, mientras que la regresión ecológica es la eliminación de especies vegetales, debido a diversas causas, naturales o humanas.
Las comunidades (animales o vegetales) permanecen más o menos constantes en su número. Para que se incorporen nuevas especies, deben extinguirse las ya establecidas. De modo que después de una perturbación, se produce una recolonización: los primeros colonizadores son reemplazados por otros y así sucesivamente, de modo que una comunidad pasa por diferentes sucesiones ecológicas, en consecuencia, tanto las comunidades como las poblaciones, son dinámicas.
La sucesión y la evolución tienen tiempos diferentes. La sustitución evolutiva de las especies se produce a través de cientos de miles de años, mientras que la sucesión se completa solo en cientos de años. Sin embargo, ambos procesos favorecen el cambio de especies por otras más especializadas y complejas. El proceso evolutivo, Figura 2.22, se produce por auto organización de los sistemas ecológicos, denominada sucesión, lo que da origen a formas cada vez más complejas y especializadas.