Pensado y escrito por el Emperador Romano Marco Aurelio (282-283)
… el afán y la constancia en examinar minuciosamente los asuntos sin renunciar a una cabal investigación, satisfecho con una información superficial; el cuidado en conservar a los amigos sin mostrárseles fastidiado ni excesivamente apasionado; el arte de bastarse a sí mismo en todo, manteniendo la serenidad. Pag12
Lo que se cuenta de Sócrates: que sabía abstenerse y disfrutar de aquellos bienes, cuya carencia hace infelices a los más de los hombres, mientras se entregaban a su goce sin templanza. Pag14
Persuádete que todo es opinión y que la opinión pende de ti. Borra, pues, cuando quieras, tu opinión y como navío que dobló un cabo, encontrarás al punto buen tiempo, todos los elementos calmados y un golfo sin olas. Pag167
Si esto no es decoroso, no lo hagas; si no es verdad, no lo digas. ¡Depende de ti solo tal empeño! Pag167
Ha estallado de risa mi corazón. Pag160
…Haz ver a los hombres, hazles reconocer en ti a un varón que vive de veras según la naturaleza. Si ellos no pueden soportarte, dente muerte. Más vale morir que vivir como ellos. Pag139
Ahora bien: si te acontece algo que seas hombre para soportarlo, no te irrites: antes bien, sopórtalo según la medida de tus fuerzas. Si, por el contrario, es algo que no eres capaz de soportar naturalmente, no te irrites tampoco, pues acabaría por consumirte. Con todo, ten presente que estas dotado de una virtud natural para sobrellevar todo lo que tu opinión puede presentar como soportable y llevadero, juzgando que tu interés o tu deber te lo impone. Pag133
Pues qué ¿es posible acaso que deje de haber insolentes en este mundo? No puede ser. Según esto, pretendes imposibles… Pues apenas te acuerdes que es imposible que esta maligna especie falte en el mundo, empezarás a ser más indulgente con cada uno en particular. Pag130
Habla, tanto en el Senado como ante cualquiera, con decencia y claridad: usa de un lenguaje sano. Pag107
Entiende que los hombres cometerán siempre, aunque te exaspere, los mismos errores. Pag101
Lo que no es útil a la colmena, no lo es tampoco a la abeja. Pag.82
Observa el interior de las cosas; que no se te escapa, en ninguna, ni su cualidad propia ni su mérito. Pag67
No te desazones, ni desfallezcas, ni te impacientes, si no logras comportarte íntegramente según los principios rectos de la Filosofía; antes bien, al sentirte fracasado, vuelve a embestir de nuevo y acéptalo todo con buen grado, con tal que el mayor número de tus acciones se conforme con la obligación de un hombre.
Ten presente que la filosofía no quiere sino lo que quiere tu naturaleza, mientras tu quisieras otra cosa, opuesta a ella. ¿Y que puede ver más agradable que seguirla?¿Pues el placer no nos engaña, acaso, con este mismo cebo del gusto? ¡Ea!, examina, pues, si no serán cosas más placenteras la magnanimidad, la libertad, la rectitud, la benevolencia, la piedad. Pag56
¿Y por qué será la adversidad un infortunio más bien que una ventura? “¡Infeliz de mí, dice uno, porque tal cosa me aconteció!”. No, al contrario: “Dichoso yo, porque habiéndome ocurrido esto, continuo sin pena alguna, ni quebrantado por lo presente ni amedrentado por lo venidero. Una semejante desgracia hubiera podido ocurrir a cualquier otro; y esté no hubiera sabido continuar, como yo, sin apenarse”. Pag49
Aunque debieras vivir tres mil años y aun diez veces otros tantos, acuérdate siempre que no se pierde otra vida que la que se vive y que solo se vive la que se pierde. Pag22
Todo mi SER se reduce a esto: la carne, el espíritu, la facultad rectora. Renuncia, pues, a los libros, no te distraigas más tiempo: esto no te es lícito; pero, pensando que eres mortal, desprecia la carne: ella no es más que fango sangre, huesos, un manojo de nervios, una red de venas y arterias. Mira lo que viene a ser tu espíritu: viento, y no siempre el mismo, que a cada instante lo expeles para aspirarlo de nuevo. Queda, pues, en tercer lugar, la recta razón. Hazte así la cuenta: eres viejo, no permitas que se la esclavice, que sea agitado, como títere movido por hilos, a merced de instintos egoístas, que se irrite contra el destino presente o que tema el futuro. Pag17