Hoy, ¿hay más psicópatas que antes? Y si es así ¿cómo los identificamos? 1


       Mírame hacia abajo y verás a un tonto, mírame hacia arriba y verás a tu dios, mírame de frente y te verás a ti. 

(Charles Manson, psicópata estadounidense)

Tan solo basta mirar las noticias policiales de todos los días, ya sean nacionales o internacionales, redes sociales, en los diarios, en las páginas web o por cualquier otro medio; el incremento de hechos que conllevan actos violentos con mucha crudeza y planificación.

Se han ido propagando por medios públicos: violentos homicidios con largas torturas, grandes estafas a personas inocentes o incapacitadas u otros tipos de daños muy severos hacia el otro, pero lo curioso de todo esto es que cuando se llega al fondo del asunto, cosa que muy pocas veces pasa, se descubre que el autor de dichos actos es una persona cercana a la víctima, alguien que irradiaba confianza o alguien que no generaba ni mínima sospecha de culpabilidad, como se dice es la típica persona “de quien menos esperarías que haga algo así”.

Hace unos días escuché comentar a unas señoras que: antes las personas eran menos agresivas y que ahora abundan los psicópatas en las calles… y recordé que eso mismo se preguntó Raffa[1] ¿realmente aumentaron los casos de psicopatía o es que la prensa – usando su influencia, accesibilidad tecnológica o aprovechando el morbo – decidió hacerlos más públicos? Sin ánimos de hacer suposiciones, no estaría mal que cada uno produzca sus propias conjeturas al respecto. Porque lo que en realidad quería cuestionar es… ¿cómo sabemos si alguien es o no un psicópata? ¿cómo identificamos nosotros a un psicópata?

Sabemos de antemano, que esta característica no es observable a simple vista, es más podría estar más cerca de ti sin que tú, siquiera lo hayas sospechado; claro que en este momento, no estamos considerando a los psicópatas criminales que salen en los medios públicos, ya hecha la aclaración, nos queda la tarea de responder estas dos interrogantes.

Analizando la primera, considero oportuno pensarnos por un momento, la frase de Robert D. Hare[2], en la cual dice que “Los psicópatas no son solo, los fríos asesinos de las películas, sino que están también en todas partes ya que viven entre nosotros y tienen formas mucho más sutiles de hacer daño que las meramente físicas.” De igual forma González[3] comparte una apreciación similar al responderse su interrogante: ¿todos los psicópatas son asesinos? pues no. La mayoría pasan desapercibidos, o, mejor dicho, no prestamos demasiada atención a su conducta, ya sea el familiar que estafa a la familia, el marido que manipula y engaña, el gurú que somete a sus caprichos a sus seguidores, el político, compañero de trabajo, etc., que caen en este cuadro. Si no nos damos cuenta de ello, estamos destinados a ser sus víctimas como individuos y como sociedad, son tan hábiles, que es muy recurrente escuchar a sus víctimas decir: “Pero cómo es posible que no me haya dado cuenta”. Todos ellos (los psicópatas) tienen como característica una profunda incapacidad para preocuparse por el dolor y el sufrimiento ajeno, y disfrutar cuando lo producen; normalmente obtienen lo que quieren a costa de lo que sea, y si es del dolor ajeno, mejor.

Ambas apreciaciones tanto la de Hare como la de González, nos indican que no todos los psicópatas son asesinos o criminales y lo mismo se podría decir en viceversa, no todos los criminales son psicópatas y no vamos a encontrar a la mayoría de psicópatas en las cárceles, agregando además que muchos de ellos no logran ser identificados debido a que son expertos manipulando y utilizando su inteligencia, para salir inadvertidos. Sin mencionar que pueden tener trabajos normales y funcionar bien a nivel social, al menos aparentemente.

Si revisamos la cantidad actual de psicópatas en el mundo, algunas estadísticas asegurarían que al menos el 1% de la población mundial son psicópatas, aparentemente sanos claro está, sin embargo, este índice se multiplica por cinco si contamos cuántos de estos son entre líderes políticos o empresarios (en especial los vinculados al ámbito bancario o de finanzas).  

En la segunda interrogante, que es: ¿cómo identificamos nosotros a un psicópata?, para ello es necesario reconocer que no es una tarea simple, pero quienes se han tomado la larga labor de mejorar y refinar los  procedimientos para detectar psicópatas (fuera de la población carcelaria) son Hare y sus alumnos quienes por primera vez crearon un instrumento que se usa ahora en todo el mundo para ayudar a los clínicos a distinguir, con una eficacia razonable, los auténticos psicópatas de las personas que simplemente, se saltan las normas.

A esta herramienta de diagnóstico la llamaron, Psychopathy Checklist, en la cual se tienen dos criterios centrales: 1) Rasgos emocionales e interpersonales de la psicopatía y el otro 2) La desviación social o estilo de vida inestable y antisocial de la psicopatía. A grandes rasgos los síntomas clave de la psicopatía son, según el primer criterio: mente simple y superficial, personalidad egocéntrica y presuntuosa, falta de remordimientos o culpa, falta de empatía, persona manipuladora y mentirosa y ser portador de emociones superficiales (banales). Y según el segundo criterio: impulsividad, poco control de su conducta, necesidad de excitación, falta de responsabilidad, problema de conducta en la infancia y conducta antisocial de adulto. (Hare, 2003) También debemos considerar que él psicópata desde su propia posición subjetiva, no se siente un infractor; su ausencia de sentido de culpabilidad desdibuja los contornos y las barreras entre lo prohibido y lo permitido en el lazo social, puesto que se guía por sus propios códigos.

En definitiva, por todo lo mencionado, concluyo que en nuestra sociedad actual no sabemos a ciencia cierta, si han aumentado o no los psicópatas, pero si podemos asegurar que la prensa exagerará y ventilará la vida de algunos de ellos, las veces que quiera, aludiendo que estos son monstruos inhumanos y que prácticamente son seres venidos del mismo infierno. Sin embargo, como ampliamente he mencionado, los psicópatas pueden estar en cualquier parte, y que depende de nosotros no dejarlos aprovecharse de nuestro sentido común y/o buena fe, siendo alertas o prudentes, conociendo bien a las personas, antes de brindarles nuestra confianza, y si nos ofrecen algo no dudar en investigar la fuente de sus buenas intenciones. No está de más la cautela con los demasiado amigables, demasiado perfectos, demasiado buenos para ser humanos.

 

 

 

[1] En algunos artículos que circulan en red Blog de WordPress.com (08 septiembre. Raffa, 2012: web).

[2] Hare, R. (2003) Sin conciencia: el inquietante mundo de los psicópatas que nos rodean: Paidós. Barcelona

[3] En algunos artículos que circulan en lacronicavespertinodechilpancingo.blogspot.com  (23 noviembre. González, 2012: web).

 

 

Bibliografía

Cáceres, A. (2010) Psicología de la criminalidad. Ed. Universidad Alas Peruanas. Lima, Pág. 270

González, F. (23 de Noviembre de 2012). La Crónica, Vespertino de Chilpancingo. Artículo, Sin conciencia. Recuperado de http://lacronicavespertinodechilpancingo.blogspot.com/2012/11/articulo_23.html

Hare, R. (2003) Sin conciencia: el inquietante mundo de los psicópatas que nos rodean: Paidós. Barcelona

Raffa, L. (08 de septiembre de 2012). No hay peor ciego que el que no quiere ver. ¿El mundo se está volviendo más psicópata? Recuperado de https://lucasraffablog.wordpress.com/2012/09/08/el-mundo-se-esta-volviendo-mas-psicopata/

Webgrafía

http://es.sott.net/article/2521-Robert-Hare-La-mayoria-de-los-psicopatas-no-son-asesinos-Estan-en-la-politica-o-en-los-negocios

http://www.alcmeon.com.ar/13/52/8_mazzuca.htm

http://www.20minutos.es/noticia/2247156/0/psicopatas/lideres/poderosos/#xtor=AD-15&xts=467263

http://www.20minutos.es/noticia/2247156/0/psicopatas/lideres/poderosos/

 

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