Uno de los aspectos más problemáticos a la hora de hablar de los mitos es la definición, debido a que existen muchas discusiones entre los historiadores estudiosos de las religiones. Sin embargo, definiremos al “mito” como un relato tradicional sobre la actuación memorable y ejemplar de unos personajes extraordinarios en un tiempo diferente, poderoso y sagrado.
Asimismo, los mitos son las historias sagradas que cuentan, de manera poética y simbólica, el origen de la realidad, de los comportamientos, de usos y costumbres. Están relacionados con un espacio sagrado y poderoso, narrando los hechos trascendentes de dioses(as), héroes(semidioses) y reyes(hombres) que viven en contacto estricto, colaboran y hasta tienen hijos.
El aspecto ejemplar y arquetípico del mito hace que se siga utilizando a lo largo de los siglos en: la literatura, el arte, el teatro y el cine. Su relato es tradicional, generacional y oral, lo que indica que existen múltiples versiones que el narrador tiene a su disposición y elige en función de las circunstancias.
En la relación Mito y Cine, encontramos que ambos crean arquetipos ofreciendo nuevas versiones cinematográficas de obras literarias o de determinadas narrativas. En el cine se desmonta el mito agregándole a los personajes, un componente monstruoso (de exceso o de no normalidad) que se opone de alguna manera a lo arquetípico (en lo cual se representa la otredad) que intenta expresar aquello que debería ser aplacado: el mal o el miedo a lo extraño.
Los seres sobrenaturales que protagonizan los mitos, presentan un tiempo discontinuo al tiempo de la vida humana, aquel tiempo primordial es distinto al vivido por los hombres, es a través del mito que los hombre pueden temporalmente volver al momento y al espacio de los orígenes por medio de un ritual de iniciación o una fiesta religiosa.