Los instrumentos que proporciona hoy la tecnologia comunicacional permiten ejercer la libertad de incorporar o des-incorporar personas a nuestras vidas con solo apretar un boton. Es un ejercicio de libertad, que ejecuto cada tanto, cuando se da la situación de desagrado con el comportamiento de alguien.
Ahí están los conglomerados tipo Yahoo Groups o las redes sociales como el Facebook. Nos permiten ampliar nuestras relaciones con quienes son cercanos, fueron cercanos o promovemos nuevas cercanías por algún interés personal, de índole diversa. Pero esa es una autopista de doble sentido: nos acerca o nos puede alejar también.
En nada esto es más palpable como en las redes sociales. De hecho, nos pueden extraviar, confundir y atrapar en un laberinto de sentimientos encontrados. Y como en el laberinto del Fauno, el laberinto del Facebook tiene su propia magia, pero también, sus propios monstruos.
Algunas personas, llevan la sensibilidad de internet, a niveles que, ciertamente, lindan con lo extremo. Incluso pueden sentirse traicionados u ofendidos por mensajes o actitudes. Pero incluso en estos casos, la solución que brindan las nuevas tecnologías, es fácil. Si me pareciera, por ejemplo, que alguien me traicionó (palabra fuerte que no se como la aplicaría en el mundo virtual, salvo que me “hackeen” una cuenta del banco o me falsifiquen una identidad) entonces optaría por extirpar a ese alguien de mi vida (incluido el Facebook, por ejemplo). Y con un botón, nuevamente.
En lo personal, me parece exagerado llevar el mundo virtual a lo real, incluyendo discusiones o disentimientos, pero cada quien vive y siente a su manera. Pocas cosas atraviesan esos mundos, lo que realmente adquiere valor (lo demás, permanece en el mundo virtual).
Reconozco, no obstante, que a veces puedan generarse incomodidades de diversa índole, que en el mundo internet suelen ocurrir muchas veces por malos entendidos, otras veces porque efectivamente, abren un campo muy grande de relacionamientos inesperados, que conllevan sentimientos encontrados.
Es una de las razones por las que, nuevamente en lo personal, selecciono mucho los “friends” del Facebook, pues no me interesa competir por tener más y más contactos. Me da mucha gracia ver que algunas personas se sienten más importantes o “populares” por acopiar más y más contactos. Bueno, eso lo puedo entender en chicos adolescentes, en los que el concepto de “popularidad” es tan “importante”. Lo que quizás es un indicador de que, en el mundo internet, todos nos comportamos, ciertamente, con nuestro lado adolescente por delante, más de lo que pensamos.
Pero no es como me gusta manejarlo a mí. De hecho, en una minoría de casos, me encontré a personas cuya cercanía me parecía interesante, pero que después de vislumbrar brotes de, llamémoslo así, “brechas profundas de personalidad”, me pareció prudente deshacer el contacto. O incluso, me pasó que reencontré a personas con las que, por cuestiones de la vida, se separaron nuestros rumbos, y a las pocas semanas de incorporarlas al Facebook, comprendí y recordé las sobradas razones que tuve en el pasado para alejarme de ellas.
Pero estos casos aislados, no son la regla. En la mayoría de los casos en que selecciono personas para incorporarlas como “amigos” en Facebook, no es una selección porque unos sean mejores personas que otras. Simplemente es porque quiero que sean algunas las personas que estén ahí, que son con las que quiero compartir una red social, en un momento determinado de mi vida y sin tener que dar explicación alguna. Y con otras, en ese momento, simplemente no. Y también, sin explicación alguna.
Sin embargo, considero que es bueno no exagerar y mantener la serenidad, porque por internet también se puede lastimar a personas y es muy pesado, encima de lo doloroso que suele ser el mundo real, aventarse más broncas en un portal Facebook.
Al final del día, para eso está el mundo real: para establecer reglas personales, de relaciones bis a bis, cuando se pueden aplicar, desde luego, porque exista el derecho real de aplicarlas sobre las personas con respecto de las cuales, nos podemos sentir afectados. El anclaje al mundo real, se hace imprescindible para no extraviarnos en el laberinto del Facebook.
El título de este artículo me parece muy preciso, efectivamente el facebook es un laberiinto de sentimientos porque estar ahi no es sólo saludar a los amigos o poner comentarios en el muro, para muchas personas se convierte en una actividad diaria de contacto con los demás y para otros en una forma de conocer gente o incluso conseguir pareja. Todo depende cómo lo utilicemos pero no soy la única que ha sabido de "broncas" ocasionadas por el facebook, desde un matrimonio disuelto por una infidelidad descubierta en la red hasta las fotos confusas que alguien más etiqueta sin autorización alguna del involucrado que puede generar problemas.
Curiosamente es también un medio generacional porque aquellos que no pertenecen, no lo entienden del todo. Hoy por hoy es el periódico de chismes que existia en las provincias pequeñas cuando se publicaban los bailes, los casamientos y eventos sociales con la diferencia de que la fuente eres tú mismo, eres el reportero de tu propia vida y tu propio fotógrafo y de que puedes elegir lo que quieres compartir o no con tus "amigos".
El realidad después de leer este artículo pienso que efectivamente existe una parte del facebook de la que quiero escapar, no me da confianza del todo…
Para mi el facebook es una herramienta de comunicación, cada quien la usa como puede, como quiere. La vez pasada encontré lo que menciona el artículo, el rollo de los malos entendidos y se pueden armar grandes problemas donde tal vez en el fondo no los hay.
Por momentos siento que el facebook invade mi privacidad, lo que me desagrada mucho; pero el reencontrar a mis amigos, a los que sí importan es un regalo.
Conocer a alguien que no conozco es una experiencia absolutamente nueva e interesante
Con respecto a todo lo leido en este artículo puedo decir que asi como el Facebook seguiran apareciendo (al principo inesperadamente en su potencial real) medios de comunicación via internet que creen la sensación de estar incorporado en un segmento social, con ciertos beneficios de ser "escuchado" (atendido) por otros. Y como todo lo relacionado al autoestima y seguidamente al ego genera negocios altamente lucrativos para los que pueden masificarlo, no sera la primera ni la ultima red social u otro tipo de multienlace virtual. De todo lo anterior mi sugerencia es, si conocemos como se adiestran a los animalitos para que aprendan ciertas tarear no dedicar mucho tiempo en seguir corrientes sociales como titeres inducidos sin valoracion personal, dediquen tiempo a crear beneficios para uds. mismos y no para unas cuantas cabezas que nos tocan la campanita y elos se llevan todos los premios incluyendo las millonarias valoraciones bursatiles que obtienen por sus usuarios. Y en el peor de los casos si no tienen otras actividades fomenten, por medio de esas redes, una sociedad competitiva, con enfoques criticos y radicales, con valores, solidaria, colaborando en mejorar la dura realidad y no solo darse a notar por el comentario numero "n" de la foto de la fiesta del amigo(a) de tu amigo que tambien quieres que sea tu amigo(a), cuando podemos liderar un grupo de aportes de ropa y objetos utiles para las zonas de desastres con un mínimo ejemplo.
Gracias.
Yo opino que el autor tiene mucha razon al haber escrito esto articulo sobre el laberinto del Fb por que si bien es cierto somos muchos y me incluyo, que estamos muy al pendiente de las cosas que se publican en este medio, cosas de las cuales quieres averiguar solapamente sin que la persona se entere. Si bien es cierto reencuentras gente del pasado que da mucha alegria, conoces gente nueva que en cierta manera llegas a confraternizar y calzar muy bien, como tambien te encuentras con cosas desagradables. El Fb te invita de cierta manera a expresar tus sentimientos, manifestar tus cosas personales y es algo que es dificil de manejar, pues no lo haces por el simple hecho que las personas se enteren de tu vida sino que ya es casi una costumbre hacerlo.