A 23 años del 5 de abril de 1992

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LIMA, AUTOGOLPE DEL 5 DE ABRIL DE 1992 TANQUES EN EL CONGRESO DE LA REPUBLICA EL PRESIDENTE ALBERTO FUJIMORI ANUNCIA EN CADENA TELEVISIVA LA DISOLUCION DEL CONGRESO NACIONAL.  PERU_AUTOGOLPE_2001NOV12

No suelo hablar del tema del 5 de abril de 1992 porque es muy complejo para simplemente referirse a esa fecha como un autogolpe. Necesito más perspectiva histórica. Sólo diré esto, sobre lo que sí tengo total claridad, al menos, hacia este momento de mi vida.

1. Nunca voté por la persona de Alberto Fujimori ni de sus alcaldes ni congresistas durante el período 1990-2000.

2. No puse a Fujimori en el poder ni lo hice famoso. Fueron otros, muchos de ellos, hoy sus más férreos opositores.

3. Cuando se produjo el anuncio de Fujimori del 5 de abril de 1992 me tomó de sorpresa. No me gustó, no estuve en el 80% que lo apoyó, pero tampoco salí a sumarme a ninguna marcha de protesta.

4. En esos días, tenía una profunda convicción de que estábamos perdiendo la guerra contra el terrorismo y que la democracia como estaba no podía responder. Me convencía de eso el fracaso de los gobiernos de Belaúnde II y García I en dar esa respuesta. Por eso las medidas extremas y extraordinarias de Fujimori me parecieron que era algo que se podía probar, no porque supiera que iban a dar resultado, sino porque todo lo demás ya había sido ensayado.

5. Se hablaba por entonces de una corrupción generalizada en la clase política, que desligitimaba la defensa del establishment político de entonces. Ante la desesperación de la gente era muy difícil hablarles de democracia con coches bomba en la puerta de sus casas.

6. La captura de Abimael Guzman terminó por legitimar el 5 de abril. Si no lo capturaba, hubiera sido recordado Fujimori como un dictadorzuelo de marca menor. No hubiese bastado la corrección de la economía, pues las reformas en esa línea empezaron en 1990 y se consolidaron en 1991. Pero faltaba la pacificación interna. La captura de Guzmán se celebró como si Perú hubiese ganado un Mundial de Fútbol. Tal fue la trascendencia del hecho. Y por eso, tal hecho dejó para siempre a Fujimori y ese 5 de abril ligado al triunfo del Estado peruano sobre el terrorismo de izquierda.

7. La OEA nunca descalificó al Perú como país no democrático. Tampoco otros organismos internacionales. En el peor de los casos, sólo puede considerarse que no hubo democracia aproximadamente 270 días (del 5 de abril al 30 de diciembre de 1992) pues cuando se instaló el Congreso Constituyente Democrático (CCD), el Perú cumplía con sus compromisos democráticos ante los organismos internacionales.

8. La Constitución de 1993, actualmente vigente, es hija política del 5 de abril porque la hizo el CCD (con referéndum incluido, algo que no se hizo con la de 1979 ni con ninguna otra).

9. El 5 de abril lo fuerza el terrorismo de Sendero Luminoso y del MRTA, apoyado por fuerzas socialistas de la política formal. Que se aprovechó o no Fujimori entra en el terreno de las suspicacias, pero no de la constatación empírica.

10. Lamento muchísimo que el mismo régimen que obtuvo ese triunfo magno sobre el terrorismo, se viera empantanado en una secuela de actos de corrupción generalizada. No tenía que ver una cosa con la otra. No era necesario el robo para vencer a los terroristas. Sin embargo, no puedo afirmar ni negar que esos actos alcanzaran al propio Fujimori (a él personalmente no se le ha encontrado ninguna Ecoteva ni ninguna cuenta fantasma de consultorías bamba).

11. Sea como fuere, el 5 de abril de 1992 se partió el país en dos. Una polarización que va a proseguir por décadas. El 3 de octubre de 1968 estaba ya olvidado para inicios de los 80. El 5 de abril de 1992 se seguirá recordando muchos años más. Tal es la medida de su trascendencia, para la lectura que se le quiera dar, para bien o para mal.

12. Siempre me ha parecido ridículo preguntarse si nos gustó el 5 de abril. Es como si nos dijeran si nos gusta una amputación de pierna de nuestra madre. Pero cuando de esa amputación se cura un cáncer y una buena prótesis permite verla 25 años después plena, sana y viva, uno no puede sino aceptarla como un acto necesario. Escenarios desesperados suelen abrir paso a medidas extremas, que no pueden validarse bajo condiciones normales por lo terribles que son.

13. En lo personal, a mi no me gustan las interrupciones de los regímenes democráticos. Pero como hombre maduro y hombre de la política, acepto el mundo real como es y trato de que mi país obtenga las mejores ventajas en ese mundo. Nunca más debiéramos tener otro 5 de abril, y para ello, no debiéramos jamás dejar que nuestra política se descomponga hasta la podredumbre que reinaba a fines de los 80 e inicios de los 90.

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