Con todo respeto

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Estando ad portas de lo inevitable, su rostro dejó atrás la sonrisa amable, la palabra maternal, la facha de regia y hasta la naricita roja. Ese rostro es hoy, apenas un retrato burdo y falso del verdadero. Se convirtió en nuestra Dorian Gray.

 

Nos habló de la inclusión, pero hizo de su gestión, la más excluyente: excluyó a millones de limeños que no pensábamos como usted, llamándonos corruptos e inmorales y hasta brutos y “achorados”, alentados por sus amigos y amigas que le hicieron vivir un universo paralelo. No pudo desprenderse de su agotado y rancio espíritu de “chica de buena familia” que tiene como “virtud” compadecerse de “la indiada”, y al final, esa misma masa cobriza urbana de los conos de Lima le dio la espalda.

Pienso que no le apena tanto perder, sino la forma estrepitosa en que lo hará y ante quién. Pues un resultado ajustado le daba todavía capital político para encabezar a la izquierda en las presidenciales de 2016. Y con sus socios políticos petardeando la gobernabilidad de las regiones en Cajamarca, Puno, Junín, entre otros, podía ser nuevamente la “cara amable” que les urge a los “santos”, “aduviris” y “cerrones” y al resto de la izquierda, para tomar el poder y abocarse al objetivo que unifica a nuestros socialistas: destruir el modelo económico exitoso pro mercado que instituyó las reformas de los noventa plasmadas en la Constitución de 1993.

Por eso no dudó usted en mandar al trasto a ese fantoche llamado “Fuerza Social” para buscarse un refrescado vientre de alquiler con el cual escalar políticamente. Porque a usted, contrariamente a su prédica, no le interesa ni fortalecer su partido, ni la institucionalidad del sistema político, ni la unidad de la izquierda, ni la construcción de un socialismo moderno, ni los mismos pobres, a los que nunca representó a pesar de sus disfuerzos.

Ahora debe confrontar una elección con sabor a revocatoria y el verdadero rostro de la realidad. Ni liderazgo de la izquierda ni trabajo exitoso que mostrar. Pues cual paradoja de la vida, aunque quiso emular a Michelle Bachelet, terminó convirtiéndose en prácticamente otra Lourdes Flores. Con todo respeto.

 

Artículo publicado el 4 de octubre de 2o14 en el diario Correo.

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