Pasada la elección presidencial, ya asimilados los resultados y presentados los primeros gestos del electo presidente, considero conveniente, desde las formas democráticas que aprendí en La Católica, reiterar por este medio, mi deseo de suerte al nuevo gobierno, así como las felicitaciones a mis amigos y colegas de mi Alma Mater involucrados de manera protagónica en lo que fue la campaña de Gana Perú que lideró el comandante Ollanta Humala. No recuerdo otra elección en la que tanta gente de la PUCP se haya involucrado de manera tan clara y abierta. En particular, en mi querido Departamento de Economía, ha habido destacados profesores que han sido – y serán en el ejercicio del gobierno – piezas fundamentales de la primera línea de los nuevos gobernantes. Van a ser el núcleo duro del equipo económico de gobierno y ojalá orienten al nuevo presidente por el camino de lo sensato, de lo inclusivo pero también por la senda del imprescindible crecimiento económico.

Felicito especialmente a mis colegas más cercanos, que han sido consecuentes con su manera de pensar y han ejercido con valor y decisión, su ejercicio democrático de participar y someterse a la exposición pública.

Claramente, yo no estoy en esa línea de pensamiento que se condice con la propuesta de Ollanta Humala. Mis razones las expuse en la campaña que acaba de terminar. Como en toda contienda democrática, hay que saber ganar como saber perder.

Sin embargo, siempre de mi parte ha habido discrepancia cordial, sustentada desde mi óptica personal y alejada de las calificaciones personales o de las manipulaciones subterráneas, en particular, cuando me ha tocado disentir de mis colegas de la PUCP. Lo contrario, es parte del estilo de otras personas, pero no del mío. Y mis amigos y colegas del Departamento de Economía, me parece que lo saben.

Ellos también me han retribuido con similares modos. Por eso, me siento muy orgulloso de pertenecer al Departamento de Economía. Aunque no pueda decir lo mismo de otros comportamientos y actitudes que he recibido de otras personas e instancias de la PUCP, no ahora sino desde hace un tiempo atrás. Pero eso es otro tema.

Como corresponde a las formas democráticas, considero que es momento de dejar trabajar a los nuevos gobernantes, sin entrar en obstruccionismos decimonónicos. Si alguna oposición tuviera que haber, debe circunscribirse a la evolución de las actitudes concretas que, a partir del ejercicio del gobierno – no de lo expresado en la campaña – plantee el flamante presidente electo. No puede haber “cheques en blanco” respecto de los encargados del manejo del gobierno, aunque uno haya votado por ellos.

En lo personal, soy conciente dónde estoy y de que lado estaré si las señales desde el nuevo gobierno, cambian hacia una dirección que, por ahora, no quiero siquiera imaginar. Pero mientras lo concreto sea una praxis encuadrada dentro de una idea de continuar lo avanzado desde la década del noventa, estaré para apoyar lo que coadyuve a este propósito, más allá de los nombres propios de los ejecutores de política.

Es mi deseo que gane el Perú con la decisión democrática que Nuestro Pueblo ha tomado. Nuevamente, suerte a los que ahora tienen la responsabilidad.