¿Una opción liberal en las próximas elecciones?

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En las elecciones presidenciales de 2006, el liberalismo peruano no estuvo representado. En esa ocasión, hablamos de “el actor faltante”. Cinco años después, pareciera que puede repetirse el mismo escenario. Aunque todavía hay esperanza.

El liberalismo peruano no pudo configurar, una vez más, un partido propio. Desde los tiempos del Movimiento Libertad de finales de los ochenta, no lo logró. El liberalismo en el Perú encontró paradójicamente en el fujimorismo, lo más cercano a su dotación ideológica. Son ya veinte años sin cuajar “el vientre propio”.

Quitándole el membrete de “liberalismo”, un repaso a sus pilares ideológicos sugiere que mucha gente es “liberal” sin saberlo: responsabilidad individual, libertades políticas, económicas y culturales, mercados libres, apertura del país, límites al gobierno y reglas de juego iguales para todos, están muy arraigados en muchos peruanos. Y de hecho, han sido los principios que han ido rigiendo nuestro “contrato social” desde las reformas de los noventa. Sin embargo, sigue siendo nulo el proyecto del partido liberal.

Si bien se hizo siquiera un intento de conformar uno para las elecciones anteriores, para las que vienen simplemente no se levantó un dedo. Por tanto, en mi concepto la mejor opción era que varios liberales se incorporasen a las listas de los partidos existentes. Total, si son “partidos-combi”, que sirven para llegar a destino como fácilmente queda corroborado de las alianzas – muchas de ellas “contra natura” – que se vienen gestando, entonces habría que tomar lo que hay. De esa manera, al menos en el Congreso, podría haber una masa crítica de parlamentarios liberales que desde ahí pudieran impulsar un proyecto para el 2016.

Basado en tal enfoque, no resultaría tan descolocado que varios liberales estén tocando la puerta de todos los partidos para encontrar un cupo en el Congreso. Cada quien tiene su estrategia. Unos apuestan por el perfil bajo y otros por ofrecerse de candidatos presidenciales, pero que no quepa duda que el propósito es asegurarse en las negociaciones su propio escaño, antes que contribuir a adecentar o a profesionalizar la política.

Pero recientemente apareció en el panorama político una opción que estaba expectante. Rafael Belaúnde, líder del Partido Político Adelante, ha sido lanzado a la Presidencia por las bases de su partido. Y revisando sus bases ideológicas, vemos que Adelante se autodefine abiertamente como un partido liberal. Belaúnde lo constituyó como respuesta al giro hacia la socialdemocracia que el partido fundado por su padre – Acción Popular – tomó en la década del 2000.

La presencia de Adelante en el juego electoral puede ser interesante si se decide por copar ese espacio liberal que requiere representación. Lamentablemente, no lo podría hacer si opta por la fórmula que hoy parece estar de moda: las alianzas electorales. Los acercamientos de Adelante con Somos Perú y el propio Acción Popular, simplemente terminarían por “descafeinar” la contundencia de un mensaje liberal de cambio profundo que se requiere para perfeccionar el modelo de desarrollo actual. Lo que es peor, se caería en el mismo error del penoso Frente de Centro que encabezó Valentín Paniagua en las elecciones pasadas y que a pesar de que éste se encontraba en el pináculo de su fama, apenas cosechó una exigua votación y no aportó nada a la discusión de la agenda política.

De otro lado, la presencia de Mercedes Araoz ha terminado por copar el centro político – es decir, ese espacio que es todo y nada a la vez – para junto con el PPC, también con Perú Posible – eventualmente unido a la facción moderada de Fuerza Social – y el propio Solidaridad Nacional, conformar un centro muy extenso. Si se trata de estrategia, es necesario desacoplarse precisamente de ese centro político en esta oportunidad y lanzarse con un mensaje potente desde la vertiente liberal.

Puede ser comprensible la actitud de los que aconsejan ir en alianza a Adelante porque piensen que solo no tiene opciones de llegar a una segunda vuelta. Pero no creo ni por asomo que con socios como Somos Perú o Acción Popular la cosa sería distinta. Menos con gente como Yehude Simon, si se trata de “sumar y sumar”, a lo que cueste. Una cosa es ser convocante y abierto, pero otra es ser “cajón de sastre” donde quepa todo para terminar siendo absolutamente nada.

En una elección se va primero para ganar, pero si no se puede, al menos hay que lograr fijar un mensaje aprovechando la vitrina electoral. Si Adelante se anima a ir solo, sus miembros podrían colocar en la campaña ese mensaje liberal sin los frenos que le pongan sus eventuales socios. Si va solo, Adelante tiene gente de nivel a la que convocar, unida a la que ya está o a la muy cercana. Gente que no necesariamente se comprometería en una campaña para un sitio en el Congreso, sino únicamente, para poder plantear un mensaje de refrescante liberalismo en medio del monotemático discurso políticamente correcto de nuestras campañas habituales. Quizás quede con un 2%, pero puede que llegue al 20%. Nada está dicho en el Perú como acaba de ser demostrado –una vez más – en las municipales de Lima. Y bajo esta estrategia de ir solo, podrá decir en voz alta un mensaje que no se está poniendo en el altavoz

A partir de una performance de ese tipo, Adelante podría re-posicionarse de cara al 2016. Construir sus propios cuadros y trabajar sus bases con tiempo. Y lo que es más importante: convertirse en el partido liberal tan ansiado en el Perú.

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