Me puse a pensar y en verdad, a estas alturas de mi vida, hay muchas cosas que me molestan. Pero quise hacer el ejercicio de elegir diez actitudes, más o menos con las que tengo que lidiar a diario, que me molestan, no siendo, desde luego, las más importantes.
Porque no son ni la pobreza de la gente ni el calentamiento global ni las satrapías de varios dictadores. Que también me molestan. Como a muchisima gente.
Incluso, tampoco incluyo a mi molestia porque el Perú no está en el Mundial. Ni lo ha estado en los últimos 28 años. Y esto también molesta a muchísima gente.
Pero esta es mi listita de lo cotidiano, de mi pequeñísimo mundo, actitudes con las que me veo a diario y que las señalo materializadas en personas. En personas hipotéticas, desde luego, sin alusiones directas.
Aquí va la lista de las diez cosas que me molestan, con “jota” de “molestar”:
1. Los pseudos intelectuales “machitos” de internet, que sólo hablan y hablan sobre pseudociencia social, pero arrugan en persona. Son bipolares o tripolares, vendedores de humo, encantadores de serpientes. Chihuahuas, les digo yo.
2. Los conductores que van por el carril izquierdo a menos de 50 km por hora. Y en una vía rápida, a menos de 70. ¿No los pueden arrestar por idiotas y desconsiderados?
3. Las personas que me contactan en Facebook y luego se contactan con mis amigos de manera masiva. Nadie los invitó ni los dejó pasar para eso.
4. Los que me dicen “profesor Eugenio” cuando lo correcto es colocar el apellido junto al título o cargo. O me dicen profesor D´Medina o Eugenio a secas.
5. Los imbéciles que rayan un auto solamente porque es bonito o de marca noble y encima creen con eso que equilibran la “lucha de clases”. Re-imbéciles: imbéciles por partida doble.
6. Las mujeres locas obsesivas-compulsivas y los hombres que no saben entender el punto en que una mujer los dejó de querer. Ni lo aceptan y encima, lo divulgan (estos se lo recontra-merecen, de manera súper-especial).
7. Los que ponen “cara de penita” para sacarte “alguito” (un punto en la prueba, unas monedas, una beca). Como decía mi madre, mientras más cara de tristeza te ponen, más cara de idiota te ven (bueno, ella usaba un sinónimo bien peruano de la palabra “idiota”).
8. Los profesores que sólo “chambean la docencia”, por el cheque de su salario pero sin mística ni compromiso y sin asumir riesgos. Para enquistarse en las universidades y usarlas como entidades de beneficencia laboral en su beneficio y el de sus “amigos”. Que sólo califican bien si el alumno está de acuerdo con ellos, y si no, te jalan o te ponen el mínimo.
9. Los inseguros en el ámbito profesional, que privilegian las destrezas para “lamer botas” antes que las capacidades profesionales y la personalidad de los que tienen a su cargo. Y que ni siquiera tienen las agallas de despedirte, sino que te “aburren” a través de terceros.
10. Los que se rasgan las vestiduras hablando por los pobres pero viven en los mejores barrios de Lima y les apesta pasar un rato por una barriada marginal. Y los que claman por el libre mercado pero que siempre quieren que alguien les subsidie algo “de gratis”.
Y faltó la número 11: Los que me prohiben fumar cigarrillos, incluso en espacios abiertos, mientras que al mismo tiempo, toleran los otros tipos de contaminación (auditiva, visual, polución, etc. ) y promueven entusiastamente el consumo de otro tipo de estimulantes (como el alcohol, entre otros). Si me pasé por uno, poco importa. Al fin y al cabo, los tres mosqueteros eran en realidad, cuatro. ¿Por qué no pueden ser once, las diez cosas que me molestan ahora?
Me parece muy bien expresar lo que a uno le molesta sin incluir ni que nadie se sienta ofendido por eso, cada uno es libre de expresar lo que le gusta y lo que no le gusta, lo que siente y lo que no siente pues para eso se hizo la libre expresion, guste a quien le guste. Muy bueno tu articulo.
Completamente de acuerdo contigo, mi estimado Eugenio. LLegué a tu blog a través del face de la Sociedad Amantes del País cuyo blog administro. Un gusto saber que estas escribiendo y sobre todo cosas que no son tonteras sino asuntos por los que hay que darse tiempo para pensar y actuar.