Entrevistando a Hayek

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Esta entrevista a Friedrich Hayek fue realizada en 1977, a poco de recibir el Nobel de Economía y cuando comenzaba el resurgir de las ideas que patrocinó durante toda su vida y que le valieron perder la batalla académica por décadas. Algo que me resulta interesante es que Hayek es poco querido tanto por marxistas así como por libertarios radicales del ala más dura de la Escuela Austriaca de Economía, por anarcocapitalistas y por algunos neoclásicos de la Escuela de Chicago. En lo personal, a mi me fascina, y considero que aún está pendiente recoger un verdadero análisis de su obra donde, por ejemplo, quedaría claro que no sólo está en la línea del liberalismo clásico, sino que su liberalismo era absolutamente inconsistente con el llamado “capitalismo salvaje” o cualquier otro “cuco” creado por el socialismo internacional. Su claridad de ideas, así como su distintivo rasgo de respetar a sus adversarios intelectuales y no atribuirles más allá del “error intelectual” sin caer en el agravio, se muestra una vez más en esta fantàstica pieza periodística. Pero mejor, que hable Hayek. La entrevista, a continuación.

Entrevista a Friedrich August Von Hayek
Por Thomas W. Hazlett
Reason Magazine

Entrevista realizada en 1977, poco antes de comenzar Hayek su posgrado en economía en la Universidad de California, Los Angeles.

Friedrich A. Hayek debe haber sentido algo en el viento al momento de entrevistarme con él en Los Angeles en mayo de 1977. En los años 30 y 40, Hayek fue el segundo economista más famoso del planeta, más conocido como el contrincante intelectual de John Maynard Keynes. En las cuestiones fundamentales de política económica, el debate del profesor Hayek de la London School of Economics con el profesor Keynes de la Universidad de Cambridge dio lugar a una confrontación memorable entre la economía clásica y la nueva “macroeconomía” de la Teoría General de Lord Keynes de 1936.

Los Keynesianos pusieron a los argumentos académicos dentro de un virtual cerco. Con la muerte de Keynes en 1945, de hecho, Hayek (y la teoría clásica del ciclo económico) se desvanecieron rápidamente de la opinión pública. La política económica ingresa en la edad de oro de la “administración de la demanda” en la cual el ciclo de los negocios se volvió obsoleto, y Hayek se alejó del todo de la teoría económica. En 1950, fue a la Universidad de Chicago, donde presidió el Comité sobre Pensamiento Social, finalizando su carrera en la Universidad de Freiburg (1962 – 68) y en la Universidad de Salzburg (1968 – 77). Emprendió contribuciones importantes en nuevos campos tales como la psicología (The sensory Order, 1952), la teoría política (The Constitution of Liberty, 1960), y el derecho (Law, Legislation & Liberty, Volumenes l -lll, 1973 – 79).

Sus controversias con Keynes no fueron la única humillación que sufrió en el enrarecido discurso teórico. La famosa controversia Socialista del Cálculo Económico fue incitada por la crítica austríaca a la planificación central. A partir de los años 20 y hasta los años 40, Hayek y su compatriota Ludwig von Mises señalaron que el socialismo estaba destinado a fracasar como sistema económico, porque solamente los mercados libres — accionados por individuos conduciéndose y negociando en su propio interés — podrían generar la información necesaria para coordinar inteligentemente el comportamiento social. En otros términos, la libertad es un ingreso de información necesaria en una economía próspera. Pero así como el elegante ensayo de Hayek enalteciendo a los precios del mercado como las señales de una economía racional fue aclamado como una contribución seminal al publicarse en la American Economic Review en 1945, los teóricos socialistas sagaces probaron, para la satisfacción de sus pares, que la planificación centralizada podría ser revitalizada para resolver, con el empleo de computadoras realmente grandes, el problema de la información que F. A. Hayek tan cortésmente había expuesto.

Perder una discusión académica o dos no es lo peor que le puede acontecer a un ser humano de talento, y Hayek no fue destruido. Continuó publicando su brillante trabajo en los años subsiguientes.

Pero dentro de la profesión de economista no es ningún secreto que Hayek era un paria académico, un carácter marginal cuyas ideas habían estado cuidadosamente desaprobadas para todos los hombres razonables en las publicaciones científicas de su época.

Pero entonces algo extraño sucedió. El final del siglo veinte decidió brindar una revisión de la realidad sobre los garabatos académicos.

Los años 60 y 70 vieron a la prosperidad de la posguerra encenderse en una espiral inflacionaria en los mismos países que habían abrazado el Keynesianismo (principalmente los Estados Unidos y el Reino Unido). El pleno empleo no se podía ya mantener mediante las recetas Keynesianas.

La tradicional terapia estimulante del consumo y penalizadora de los ahorros, con una sana infusión del gasto deficitario del gobierno, era ahora arbitrada por el mundo real, y los resultados fueron encontrados como “no sólidos.” Los modelos macro de Cambridge, Harvard, Berkeley, y el MIT desaparecieron, y por los años 80 las mismas soluciones que Keynes había apresurado, estaban siendo dolorosamente descubiertas como precisamente la raíz de nuestros problemas. Repentinamente la vieja medicina clásica – ahorros, inversión, presupuestos equilibrados, competencia, y crecimiento de la productividad – fueron reclamadas popularmente como la meta económico – política del buen gobierno. Incluso los políticos, tan predispuestos para recibir la receta de Keynes para el gasto del gobierno como el elixir mágico con el cual tratar a una economía enferma, habían abandonado públicamente al Keynesianismo.

¿Y la posibilidad de una planificación racional de la economía bajo el socialismo? Sí, también ensayamos ese experimento. El Tercer Mundo lo intentó y cayó puntualmente a los niveles de ingresos registrados en la Epoca de Pleistoceno. El Segundo Mundo (Comunista) lo intentó en dosis masivas del estado – policía y… bien… se disolvió.

Las tendencias lejos del Keynesianismo en Occidente y del socialismo por todas partes, eran solo el principio para afirmarse cuando a Hayek – fuera de la profesión de la economía por, esencialmente, 30 años – le fue concedido asombrosamente un Premio Nobel de Economía en 1974. Rápidamente, lo transformaron en gurú. Y no sin justificación. Para fines de los años 70 – con los partidos Laborista, Demócrata y Social Demócrata (oh vamos, usted los recuerda: Piense, ahora piense) aun en el poder en Londres, Washington y Bonn – la visión de Hayek había ya avistado los movimientos políticos globales en el horizonte. Las rotaciones políticas mundiales de los años 80 fueron anticipadas cautelosamente por Hayek en esta (nunca antes publicada) entrevista. Parecía sentir que pronto dejaría de ser un signo de desacato, ser el filósofo más grande del capitalismo desde Adán Smith. A veces, uno tiene que vivir un largo rato para que se lo considere acertado. Cuando Friedrich August von Hayek, nacido en 1899, murió el 23 de marzo en Freiberg, Alemania, había sobrevivido a Keynes y a Marx. Felizmente para la raza humana, que posee sus ideas.

Reason: De su best seller “El Camino de Servidumbre”, John Maynard Keynes escribió: “En mi opinión es un libro magnífico… Moral y filosóficamente me encuentro a mí mismo en coincidencia con virtualmente la totalidad de él: y no solamente en acuerdo con él, sino en un acuerdo profundamente motivado.” ¿Por qué Keynes diría esto acerca de un trabajo que era profundamente crítico del punto de vista Keynesiano?

Hayek: Porque él creyó que seguía siendo fundamentalmente un liberal inglés clásico y no estaba enterado en absoluto de cuan lejos estaba de esas ideas. Sus ideas básicas seguían siendo las de la libertad individual. No pensó sistemáticamente lo suficiente como para ver los conflictos. Estaba en cierto sentido, corrompido por la necesidad política. Su famosa frase sobre que, “en el largo plazo estamos todos muertos,” es una muy buena ilustración de alguien que esta obligado a ver qué es lo que hoy resulta políticamente posible. Dejó de pensar acerca de qué, en el largo plazo, es deseable. Por esa razón, pienso que él no será un hacedor de opinión en el largo plazo, y que sus ideas eran una moda que, afortunadamente, esta hoy día siendo abandonada.

Reason: ¿Cambió Keynes en sus últimos años, como se ha rumoreado con frecuencia?

Hayek: Nada tan drástico como eso. El fluctuaba todo el tiempo. Estaba en una especie de línea media y preocupado por el momento. En la ultima conversación que mantuve con él (cerca de tres semanas antes de su muerte en 1945), le pregunté si no estaba alarmado respecto de lo que algunos de sus alumnos estaban haciendo con sus ideas. Y él dijo, “Oh, son solo tontos. Estas ideas eran espantosamente importantes en los años 30, pero si estas ideas llegan a tornarse peligrosas usted pueden confiar en mi — voy a dar vuelta a la opinión pública respecto de esto.” Y él lo habría hecho. Estoy seguro que en el período de la posguerra Keynes se habría convertido en uno de los grandes combatientes contra la inflación.

Reason: ¿Fue la tesis de Keynes, de que el gasto del gobierno es necesario para alentar la demanda agregada en épocas de desempleo, correcto alguna vez?

Hayek: No. Ciertamente no. Pero, por supuesto. Voy mucho más lejos que esto. Creo que si no fuera por la interferencia del gobierno con el sistema monetario, no tendríamos ninguna fluctuación industrial y ningún período de depresión.

Reason: ¿Por lo tanto, los ciclos económicos son causados exclusivamente por las autoridades monetarias gubernamentales?

Hayek: No tan directamente. Como usted lo puso, parecería que son el fruto de equivocaciones deliberadas hechas por las políticas del gobierno. El error es la creación de un semi – monopolio donde la base monetaria es controlada por el gobierno. Dado que todos los bancos generan dinero secundario, que es redimible en la base monetaria, usted tienen un sistema que nadie pueda realmente controlar. Es realmente el monopolio del gobierno sobre la emisión de dinero el que es en última instancia responsable. Nadie a cargo de tal monopolio podría actuar razonablemente.

Reason: Usted ha escrito que el período que va desde cerca de 1950 a 1975 entrará en la historia como el de la Gran Prosperidad. Si la tesis de Keynes es incorrecta, ¿por qué el enorme éxito económico? ¿Por qué, por ejemplo, no hemos experimentado una hiperinflación del orden de la de Alemania en 1922?

Hayek: Porque la inflación en Alemania no era con el fin de mantener la prosperidad, sino que les era impuesta debido a las dificultades financieras. Si usted “infla” con el fin de mantener la prosperidad, puede hacerlo a una tasa mucho más moderada. La prosperidad duró más de lo que yo lo anticipé. Siempre esperé su ruptura, pero pensé que llegaría mucho más pronto. Estaba pensando en términos del colapso de los auges inflacionistas durante los últimos ciclos económicos. Pero dichos colapsos se debieron al patrón oro, que puso un freno en esas expansiones después de unos pocos años. Nunca tuvimos una época donde una política de expansión deliberada estuviese limitada por algún marco del orden monetario. Hemos llegado al fin, solamente cuando se ha visto que no podemos acelerar la inflación tan rápidamente que podamos continuar manteniendo la prosperidad.

Reason: Los Estados Unidos han cortado la inflación del 12 por ciento al 4,8 por ciento, Gran Bretaña del 30 por ciento al 13 por ciento — ambos sin reveses del tipo de la Depresión. ¿Esto no ofrece una esperanza de que los ajustes económicos se pueden hacer sin desempleo masivo?

Hayek: No sé por qué sugiere esto. Se ha logrado mucho a través del extenso desempleo. Pienso que es realmente verdad que terminar una inflación no necesita conducir a un período duradero de desempleo como en los años 30, porque en aquel entonces la política monetaria no estaba equivocada solamente durante el auge, sino que fue igualmente errónea durante la depresión.

Primero, prolongaron el auge y causaron una depresión peor, y luego permitieron que una deflación continuara y prolongara la depresión.

Después de un período de inflación como el de los últimos 25 años, nosotros no podemos salir de ella sin un desempleo substancial.

Reason: ¿Cómo la inflación genera desempleo?

Hayek: Asignando a la gente en trabajos que existen solamente porque la demanda relativa para determinadas cosas se incrementa temporalmente, y estos empleos deben desaparecer tan pronto como el aumento en la cantidad de dinero cesa.

Reason: Aun, si los Estados Unidos, por ejemplo, pasaron por un período de temporalmente alto desempleo – digamos que hemos duplicado la tasa actual de desempleo por uno a dos años – ¿no podrían todos los programas automáticos de mantenimiento de los ingresos, tales como el subsidio por desempleo, el bienestar, etc., incrementar una cuenta tan enorme como para quebrar al gobierno federal, el cual posee ya un déficit de $50 o $60 mil millones en un período de supuesta recuperación?

Hayek: Sí, probablemente. Habría una lucha política enorme sobre la cuestión de sí los beneficios de la seguridad social deben adaptarse a la inflación o ser reducidos. No pienso que usted puede efectuar una curación permanente sin una alteración substancial del sistema de la seguridad social.

Reason: ¿El horror de financiar esta burocracia colosal del bienestar proporcionará el estímulo para “shockearnos” y así procurar un gobierno más racional?

Hayek: No. Mi única esperanza es realmente que algún país o países de menor importancia, los cuales por diversas razones tendrán que construir una nueva constitución, lo hagan sobre la base de líneas sensibles y sean tan exitosos que otros consideren de interés imitarlos. No creo que los países que están orgullosos de sus constituciones realmente necesiten experimentar con cambios en ellas. La reforma puede venir, por ejemplo, de España, que debe redactar una nueva constitución. No creo que sea realmente probable en España, pero es un ejemplo. Pueden probar ser tan exitosos que sería una forma de demostrar que hay mejores maneras de organizar al gobierno que la que tenemos.

Reason: Para evitar la inflación, su receta ha sido abogar que la política monetaria sea llevada a cabo con la meta de mantener la estabilidad en el valor del dinero. ¿Es necesario confiar en los políticos para regular la oferta de dinero? ¿No pueden las fuerzas del mercado ajustarse para lograr una deflación gradual?

Hayek: Sí, lo hacen ocasionalmente. La cuestión radica en que el sistema mecánico que obliga a los políticos es el patrón oro. El patrón oro, aun si fuese ahora adoptado nominalmente, nunca funcionaría porque la gente no está dispuesta a jugar con las reglas del juego. Las reglas del juego del patrón oro requieren [digamos] que si usted tiene una balanza comercial desfavorable, usted contrae su moneda. Eso es lo que ningún gobierno puede hacer – se saldría del patrón oro. De hecho, estoy convencido de que si ahora restableciésemos el patrón oro, en el plazo de seis meses el primer país saldría de él y, en el plazo de tres años desaparecería por completo.

El patrón oro se basó en lo que era esencialmente una superstición irracional. Mientras la gente creía que no existía otra salvación que el patrón oro, la cosa podía funcionar. Se ha perdido esa ilusión o superstición. Hoy día nunca podríamos implementar con éxito un patrón oro. Ojalá pudiésemos. En gran medida, como resultado de esto, es que he estado pensando en alternativas.

Reason: Usted en numerosas ocasiones ha defendido un sistema monetario de commodity-reserve y la competencia en la oferta de dinero. ¿Son estas alternativas prácticas para un sistema de banca central controlado por el gobierno?

Hayek: Sí. Me he convencido de que si bien la idea del sistema de “commodity-reserve” es buena, es prácticamente inmanejable. La idea de acumular los stocks existentes de commodities como reservas es tan compleja como impracticable, por lo que sencillamente no pueda realizarse.

Entonces llegué a la conclusión de que la necesidad de redimir los commodities reales es solamente necesaria si usted tiene que poner disciplina en una autoridad, que de otra manera no tiene ningún interés en mantener su moneda estable.

Si usted pone la emisión de dinero en manos de firmas cuyo negocio depende de su éxito en mantener estable al dinero que emiten, la situación cambia totalmente. En ese caso, no hay necesidad de depender de su obligación de redimir en commodities: depende del hecho de que deben regular la oferta de su dinero para que el público lo acepte en virtud de su estabilidad. Esto es mejor que cualquier otra cosa.

Reason: La fórmula económica Keynesiana procura una relación simbiótica, casi perfecta, con las fuerzas políticas del estado de bienestar moderno. ¿En qué punto puede romperse esta unión? ¿Cómo puede el Keynesianismo ser derrotado políticamente?

Hayek: Realmente debo comenzar con el propio Keynes. Keynes se desesperó en los años 20 por la posibilidad otra vez de hacer flexibles a los salarios Arribó a la conclusión de que debemos aceptar a los salarios como son y ajustar la política monetaria a la estructura salarial existente. Eso, por supuesto, lo obligó a decir “No deseo ninguna restricción en la política monetaria porque tengo que ajustar la política monetaria a una situación dada.”

Pero él pasó por alto que, en ese mismo momento, los sindicatos sabían que el gobierno estaba bajo la obligación de corregir el efecto de la política sindical, y es así que obtuvimos una espiral desesperada. Los sindicatos presionan hacia arriba los salarios, y el gobierno tiene que proporcionar el dinero suficiente para mantener el nivel de empleo a ese nivel de salarios, y esto conduce a una espiral inflacionaria.

Esto surge de las consideraciones prácticas de Keynes en el corto plazo — que no podemos hacer nada respecto de la rigidez de salarios. De hecho, los Británicos en los años 20 estaban muy cerca del éxito. El muy doloroso, y tonto, proceso de la deflación era casi exitoso por completo en el final de la década del 2O.

Entonces, se asustaron por el largo período de desempleo. Creo que si hubieran durado un año o dos más, probablemente habrían triunfado.

Reason: Gunnar Myrdal, su co-ganador del Premio Nobel en 1974, recientemente publicó un artículo que aboga por la abolición del premio Nobel de Economía, aparentemente como una reacción por el otorgamiento del premio a Milton Friedman y a usted mismo. Su declaración más notable es la referencia a usted respecto de su falta de preocupación. Específicamente, que usted “nunca se ha preocupado mucho de las cuestiones epistemológicas.” La declaración no sólo ignoró la base de vuestros numerosos escritos sobre la misma cuestión de la epistemología (en la economía así como en otros campos), sino a su discurso en la entrega del Nobel, ofrecido en los propios oídos de Myrdal, centrado en el tema de la metodología de la economía. ¿La errónea declaración de Myrdal está motivada por la ignorancia o por la maldad? ¿Y es esto solo una muestra del ambiente académico general en Europa?

Havek: No, ciertamente es un caso algo extremo, combinado con una arrogancia intelectual que, aun entre los economistas, es rara.

Myrdal ha estado en la oposición en estas cuestiones incluso antes de que Keynes apareciera. Su libro sobre doctrinas y valores monetarios y otros aspectos, data de fines de los años 20. Tiene su propia opinión peculiar sobre este tema, respecto del cual considera que yo estoy equivocado. Su libro no podría incluso ser reproducido en la actualidad. No creo que haya sido alguna vez un buen economista.

Reason: ¿Por lo tanto Myrdal no es un caso típico? ¿El ambiente intelectual y académico es, en su conjunto, mucho más hospitalario a vuestras ideas?

Hayek: Oh, mucho más que Myrdal, sí. Y, por supuesto, la generación más joven se está arrimando a mi punto de vista. En un sentido, diría que el gran problema sigue siendo de tipo metodológico pero no el que Myrdal tiene en mente. Creo que la economía y las ciencias de los fenómenos complejos en general, que incluyen a la biología, la psicología, etcétera, no pueden ser modeladas del mismo modo que las ciencias que se ocupan de fenómenos esencialmente simples como la física.

No se sorprenda cuando llamo a la física una ciencia de esencialmente fenómenos simples. Lo que quiero significar es que las teorías que usted precisa para explicar la física necesitan contener muy pocas variables. Usted puede verificar fácilmente esto si observa en el apéndice de fórmulas de cualquier libro de textos sobre física, donde usted encontrará que ningunos de las fórmulas que afirman las leyes generales de la física contienen más de dos o tres variables. Usted no puede explicar cualquier cosa de la vida social con una teoría que haga referencia a solamente dos o tres variables.

El resultado es que nunca podemos alcanzar teorías que podamos utilizar para una predicción eficaz de determinados fenómenos, porque usted tendría que insertar en los espacios en blanco de la fórmula muchos datos puntuales, que usted nunca conocería del todo. En ese sentido, nuestra posibilidad tanto de explicar y de predecir fenómenos sociales, se encuentra mucho más limitada que en la física.

Ahora, esto descontenta a los jóvenes más ambiciosos. Ellos desean alcanzar una ciencia que brinde la misma exactitud de predicción y el mismo poder de control que usted alcanza en las ciencias físicas. Incluso si saben que no lo lograrán, afirman, “Debemos intentar. Lo descubriremos en última instancia.” Cuando emprendemos este proceso, deseamos alcanzar un comando de los acontecimientos sociales que sea análogo a nuestro comando de los asuntos físicos. Si realmente crearon una sociedad que fuera dirigida por la voluntad colectiva del grupo, eso acabaría por detener el proceso de progreso intelectual. Porque detendría esta utilización de la opinión extensamente dispersa, bajo la cual nuestra sociedad descansa y la cual puede existir solamente en este muy complejo proceso al que no podemos dirigir intelectualmente.

Reason: En 1947 usted funda la Sociedad Mont Pelerin, un grupo internacional de académicos partidarios del mercado libre. ¿Lo ha complacido su progreso?

Hayek: Oh sí. Quiero decir que su propósito principal se ha alcanzado enteramente. Me di cuenta de que cada uno de nosotros estaba descubriendo el funcionamiento de la verdadera libertad solamente en un campo muy pequeño y aceptando las doctrinas convencionales casi en todas partes. Entonces, junté a gente de diversos intereses. Cada vez que uno de nosotros decía, “Oh sí — pero en el campo de los cárteles usted precisa de la regulación del gobierno,” algún otro diría, “Oh no, yo he estudiado eso.” Así fue como desarrollamos una doctrina constante y algunos círculos internacionales de comunicación.

Reason: La revista U.S. News & World Report realizó una historia de tapa especial el año pasado, en la cuál entrevistaron a ocho científicos sociales sobresalientes alrededor del mundo, incluido usted mismo, sobre la pregunta: “¿Está muriendo la Democracia?” Lo que encontré más interesante, fue que varios de los otros pensadores parecían estar recitando pasajes de Camino de Servidumbre al identificar la crisis actual como el resultado de la intromisión del estado de bienestar en áreas extensas de nuestras vidas, antiguamente privadas. ¿Usted ve que esta tesis esté ganando adherentes académicos? ¿Hay más intelectuales que comienzan a comprender el conflicto fundamental entre la libertad y la burocracia?

Hayek:. Sin duda alguna, sí. De que las ideas se están difundiendo, no hay ninguna duda. Lo qué no puedo juzgar aun es qué parte de la “inteligenzia” ha sido alcanzada. Comparada con la situación que teníamos 25 años atrás, en vez de una sola persona en unos pocos centros académicos del mundo, ahora hay docenas dondequiera que vaya. Pero eso sigue siendo una fracción muy pequeña de la gente que genera la opinión, y tengo a veces experiencias muy deprimentes. Estuve bastante deprimido hace dos semanas cuando pasé una tarde en la librería de Brentano en Nueva York y miraba la clase de libros que la mayoría de la gente leía. Eso parece ser estar desesperanzado; una vez que usted ve que pierde toda esperanza.

Reason: Actualmente, usted porta la antorcha de la Escuela Austriaca de Economía, representando una vasta tradición que va desde Carl Menger, Bohm-Bawerk y Ludwig von Mises hasta usted mismo. ¿Cuál es la principal diferencia entre los Austríacos y la Escuela de Chicago de Milton Friedman?

Hayek: La Escuela de Chicago piensa esencialmente en términos “macroeconómicos”. Intentan analizar en términos de agregados y promedios, la cantidad total de dinero, el nivel de precios total, el empleo total — todas estas magnitudes estadísticas que, yo creo, son un acercamiento muy útil y aun bastante impresionante.

Tome a la “Teoría Cuantitativa” de Friedman. Yo escribí hace 40 años, que tengo fuertes objeciones contra la teoría cuantitativa, porque es un acercamiento muy crudo que deja fuera a muchas cosas, pero ruego a Dios que el público en general nunca deje de creer en ella. Porque es una fórmula simple a la cual entiende.

Lamento que un hombre de la sofisticación de Milton Friedman no la utilice como un primer acercamiento, en lugar de creer que lo es todo. Por lo tanto, es realmente en las cuestiones metodológicas, en última instancia, en lo que nos diferenciamos.

Friedman es un arco-positivista que cree que nada debe ingresar a la discusión científica, excepto aquello que esté empíricamente probado. Mi argumento es que conocemos tantos detalles sobre la economía, que nuestra tarea es poner nuestro conocimiento en orden. Casi no precisamos de cualquier nueva información.

Nuestra gran dificultad está en digerir lo que ya sabemos. No nos volvemos mucho más sabios por la información estadística, excepto ganar la información sobre una situación específica en ese momento. Pero teóricamente, no creo que los estudios estadísticos nos lleven a alguna parte.

Reason: Usted ha escrito que la razón principal por la cual la explicación Keynesiana del desempleo fue aceptada por sobre la explicación clásica, era que la primera podía ser probada estadísticamente, mientras que la ultima no.

Hayek: Desde ese punto de vista, el monetarismo de Milton Friedman y el Keynesianismo tienen más en común entre sí, que lo que yo tengo con cualquiera.

Reason: Usted conoció a Alexander Solzhenitsyn en las ceremonias del Nobel en Estocolmo. ¿Qué le pareció?

Hayek: Se confirmó fuertemente mi muy alta opinión del hombre. Es una figura muy impresionante, además de sus trabajos. Pero no tuve ocasión alguna de discutir con él, porque acababa de salir de Rusia y su capacidad para comunicarse oralmente era muy limitada.

Reason: ¿Qué hay de cierto en su tesis acerca del colapso de Occidente?

Havek: Creo que él está indebidamente impresionado por ciertas características superficiales de las políticas occidentales. Si él cree, como lo hace, que lo que nuestros políticos hacen es una consecuencia necesaria de las opiniones generalmente sostenidas en occidente, él realmente debe arribar a esa conclusión.

Afortunadamente, creo, que lo que hacen los políticos no es una expresión de la creencia profunda de la gente más inteligente en occidente, y espero que Solzhenitsyn pronto descubra que hay gente que puede ver más allá de lo que parecen mostrar las políticas occidentales.

Reason: Su profesor, Ludwig von Mises, escribió Socialismo en 1920. Se convirtió en el comienzo de una controversia que todavía está viva acerca de sí una economía socialista era lógicamente posible. Los economistas socialistas, particularmente en Europa Oriental, han agradecido a Mises por sus críticas y se han enganchado generalmente en un discurso provocativo con Mises, Lord Robbins, y usted mismo, durante la pasada mitad del siglo. ¿Cuál es el estado actual del debate?

Hayek: He dudado siempre de que los socialistas tuviesen una pierna sobre la cual pararse intelectualmente. Han mejorado su argumento de alguna manera, pero una vez que usted comienza a entender que los precios son un instrumento de comunicación y guía que incorporan más información que la que poseemos directamente, la idea entera de que usted puede lograr un orden casi igual al basado en la división del trabajo, por una simple dirección, se derrumba.

Semejantemente, la idea [de] que usted puede disponer distribuciones de los ingresos que se correspondan con un cierto concepto del mérito o de la necesidad. Si usted necesita precios, incluyendo los precios del trabajo, para guiar a la gente para que vaya a donde sea necesario, usted no puede tener otra distribución excepto la que se hace sobre la base del principio del mercado. Pienso que intelectualmente no quedo nada del socialismo.

Reason: ¿Podrían existir las economías socialistas sin la tecnología, las innovaciones, y la información de los precios que pueden obtener prestadas del capitalismo Occidental y de los mercados negros internos?

Hayek: Creo que podrían existir como cierta clase de sistema medieval. Podrían existir de esa manera, con hambrunas quitándoles el exceso de población. Todo es una cuestión de por qué no debería una economía continuar existiendo. Pero cualquier progreso económico que Rusia ha alcanzado, fue por supuesto, obtenido usando la tecnología desarrollada por el oeste. Sé que los rusos serían los últimos en negarlo.

Reason: Una parte muy interesante de su filosofía social es que el valor y el mérito son y deben ser dos cualidades distintas. Es decir que los individuos no deberían ser remunerados de acuerdo con algún concepto de justicia, ya sea el de la ética Puritana o el del igualitarismo. ¿Encuentra usted a muchos defensores del libre mercado caer en este pensamiento, que el valor y el mérito deberían igualarse en una “sociedad verdaderamente moral?

Hayek: Creo que hay algo ha cambiado recientemente como resultado de mi ataque absoluto contra el concepto de justicia social. Ahora está dando vuelta el problema de sí la justicia social tiene algún significado y, por supuesto, la justicia social esencialmente está basada en un cierto concepto del mérito. Me temo que he conmovido a mis amigos más cercanos al negar que el concepto de justicia social tenga algún significado, cualquiera sea el mismo. Pero no he sido persuadido de que estaba equivocado.

Reason: Bien, entonces, ¿por qué no hay tal cosa como la justicia social?

Hayek: Porque la justicia se refiere a reglas de conducta individual. Y ninguna regla de la conducta de los individuos puede tener el efecto de que las buenas cosas de la vida sean distribuidas de una manera determinada. Ningún estado de cosas como ese es justo o injusto: es solamente cuando asumimos que alguien es responsable de haberlo provocado. Hoy día, nos quejamos de que Dios ha sido injusto cuando una familia ha sufrido muchas muertes y otra familia tiene a todos sus niños creciendo seguros.

Pero sabemos que no podemos tomar eso seriamente. No queremos decir que alguien ha sido injusto. En el mismo sentido, un mercado laboral espontáneo, donde los precios actúan como guías para la acción, no puede tomar en cuenta qué es lo que la gente en cualquier sentido necesita o merece, porque genera una distribución que nadie ha diseñado, y algo que no ha sido diseñado, una situación como tal, no puede ser justa o injusta.

Y la idea que las cosas deben ser diseñadas en una forma ‘justa’ significa, en efecto, que debemos abandonar el mercado y virar hacia una economía planificada en la que alguien decida cuánto debe tener cada uno, y eso significa, por supuesto, que podemos solamente tenerlo al precio de la abolición completa de la libertad personal.

Reason: ¿Se encuentra Gran Bretaña irrevocablemente en el camino de servidumbre?

Hayek: No, no irrevocablemente. Ese es uno de los malentendidos. El camino de servidumbre pretendió ser una alerta: “A menos que usted repare sus caminos, se ira al diablo.” Y usted puede reparar siempre sus caminos.

Reason: ¿Qué medidas políticas son posibles actualmente para revertir la tendencia en Gran Bretaña?

Hayek: Siempre y cuando usted de a un cuerpo de intereses organizados, a saber los sindicatos, poderes específicos para utilizar la fuerza para conseguir una participación mayor del mercado, entonces el mercado no funcionará. Y esto es apoyado por el público debido a la creencia histórica de que en el pasado, los sindicatos han hecho mucho para incrementar el estándar de vida de los pobres, razón por la cual usted debe ser atento con ellos.

Siempre y cuando esta visión prevalezca, no creo que exista alguna esperanza.

Pero usted puede inducir al cambio. Debemos ahora poner nuestra esperanza en un cambio de actitud. Me temo que muchos de mis amigos Británicos todavía crean, como Keynes creyó, que las convicciones morales existentes del Inglés lo protegerían de tal destino. Esto carece de sentido. El carácter de un pueblo esta conformado en gran medida por las instituciones así como las instituciones están hechas por el carácter del pueblo.

Las actuales instituciones Británicas contribuyen en todo para cambiar el carácter Británico. Usted no puede confiar en un inherente “Carácter Británico” que salve al pueblo Británico de su destino. Pero usted debe crear instituciones en las que las viejas clases de actitudes sean restablecidas, las cuales están desapareciendo rápidamente bajo el actual sistema.

Reason: ¿Entonces no hay realmente nada que el gobierno pueda hacer antes de un cambio en la opinión pública?

Hayek: Usted puede distinguir entre movimientos positivos y negativos. El gobierno debe dejar ciertamente de hacer muchas cosas que ahora realiza. En ese sentido depende de que el gobierno deje de hacer cosas, y entonces se abriría la posibilidad de otros progresos que usted no puede guiar y dirigir. Tome el reclamo generalizado acerca de que los empresarios británicos son ineficientes, perezosos, etcétera. Todo esto es un resultado de las instituciones. Usted pronto dejaría de lado al empresario ineficiente si hubiese más competencia. Y usted pronto encontraría que trabajarían duro si fuese de su interés hacerlo. Es el conjunto de instituciones que prevalece actualmente, el que crea las nuevas actitudes que resultan tan inimitables para la prosperidad.

Reason: Si el gobierno grande es realmente el culpable, ¿por qué Suecia y muchos estados de bienestar escandinavos parecen prosperar?

Hayek: Bien, no debemos generalizar. Suecia y Suiza son los dos países que han escapado a los daños de las dos guerras y se han convertido en repositorios de una parte importante del capital de Europa. En Suiza, todavía hay un cierto instinto tradicional contra la interferencia del gobierno. Suiza es un ejemplo maravilloso donde, cuando los políticos se vuelven demasiado progresivos, la gente
celebra un referéndum y prontamente dice, “No!”

Reason: Pero Suecia es razonablemente exitosa…

Hayek: Sí. Pero hay quizás un mayor descontento social en Suecia que en casi cualquier otro país en el que haya estado. La sensación estándar de que la vida realmente no vale ser vivida es muy fuerte en Suecia. Si bien apenas pueden concebir que las cosas son diferentes de lo que solían ser, creo que la duda sobre sus últimas doctrinas es absolutamente fuerte.

Reason: Desde 1948 hasta hace alrededor de una década atrás, la República Federal de Alemania persiguió puntualmente políticas de libre-mercado y experimentó una recuperación económica tan vital como para ser considerada un “Milagro Alemán.” Aun hoy, los Social Demócratas se encuentran firmemente en el poder, y algunos analistas americanos han sugerido que esto indica una falla básica en la filosofía o en la estrategia de la denominada Escuela de Freiburg, el grupo de economistas de libre-mercado que condujo al “Milagro Alemán.” ¿Qué errores cometieron y qué podemos aprender de su ejemplo?

Hayek: Primero, la idea de que los alemanes se encuentran actualmente gobernados por un gobierno socialista es incorrecta. El actual canciller alemán admite – quizás no en público, pero si en conversaciones – que no es un socialista. En segundo lugar, hasta hace poco tiempo, los sindicatos alemanes estaban conducidos por gente que realmente sabía lo que es una inflación importante. Y, hasta hace poco, todo lo que usted necesitaba decirle a los sindicalistas alemanes cuando efectuaban excesivos reclamos salariales es que “esto conducirá a la inflación,” y se derrumbarían.

La prosperidad alemana se debe a un muy elevado grado de racionabilidad de los lideres sindicales alemanes la cual, a su vez, se debía a su experiencia con la inflación.

Reason: Un gran compatriota austríaco, Joseph Schumpeter, escribió Capitalismo, Socialismo y Democracia en 1942. En ese libro, Schumpeter predijo el derrumbamiento del capitalismo debido, no a su debilidad (como Marx había predicho), sino a sus fortalezas. Específicamente, la enorme abundancia económica que florecería de la semilla capitalista produciría una era de burócratas y de administradores, desplazando a los innovadores y a los empresarios que la habían hecho del todo posible.

Esto, a su turno, minaría el tejido social sobre el cual el capitalismo reposó: una aceptación y un respeto amplio de la propiedad privada. ¿Cómo la tesis de Schumpeter referente a la inherente inestabilidad política del capitalismo juega con sus propias teorías en nuestro camino de servidumbre?

Hayek: Bien, hay cierta semejanza en la naturaleza de la predicción. Pero Schumpeter realmente disfrutaba de una paradoja.

Deseó sacudir a la gente diciendo que el capitalismo era ciertamente mucho mejor, pero que no se le permitiría durar, mientras que el socialismo es muy malo pero está obligado a llegar.

Esa era la clase de paradoja que él amaba. Subyacente a esto, se encuentra la idea de que ciertas tendencias de opinión – a las cuales él observó correctamente — eran irreversibles. Aunque sostuvo lo contrario, él no tenía, como ultimo recurso, realmente fe alguna en el poder del argumento. El dio por sentado, que el estado de cosas obliga a la gente a pensar de una manera determinada.

Esto es fundarnentalmente falso.

No existe una simple comprensión de qué es lo que hace que sea necesario para la gente, bajo ciertas condiciones, creer determinadas cosas. La evolución de ideas tiene sus propias leyes y depende mucho de progresos que no podemos predecir. Quiero decir, que estoy intentando mover a la opinión en cierta dirección, pero no me atrevería a predecir en qué dirección realmente se moverá. Espero poder aunque sea desviarla moderadamente. Pero la actitud de Schumpeter era de completa desesperación y de desilusión acerca del poder de la razón

Reason: ¿Es usted optimista respecto del futuro de la libertad?

Hayek: Sí. Un optimismo calificado. Pienso que hay una reversión intelectual en marcha, y hay una buena posibilidad de que llegue a tiempo, antes de que el movimiento en la dirección opuesta se vuelva irreversible. Soy más optimista de lo que era hace 20 años, cuando casi todos los lideres de opinión deseaban moverse en la dirección socialista. Esto ha cambiado sobretodo en la generación más joven. Por lo tanto, si el cambio se da a tiempo, todavía hay esperanza.

Esta entrevista fue originalmente publicada en la revista Reason.

Traducción de Gabriel Gasave

http://independent.typepad.com/elindependent/2008/03/entrevista-a-fr.html

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