Siempre es para mí un placer conversar con mi amigo Alberto Mansueti. Reputadísimo intelectual venezolano y maestro bíblico erudito de amplio reconocimiento internacional Basta una leve búsqueda en Google con su nombre, para saber quién es y la talla de este gran pensador y difusor de las ideas. En las últimas semanas, venimos sosteniendo una larga plática por vía Facebook, segmentada en capítulos. Larga charla, cuyos elementos principales, como los he percibido yo, he querido sintetizar y compartir en este, a su vez, extenso post.
Le tengo un gran respeto, no sólo por su erudición, pues ha leído y ha escrito muchísimo más que yo, sino por su calidad de persona. Curiosamente, es uno de los reales amigos liberales en mi vida, la mayoría de ellos, fuera del Perú, ya que en mi país, casi no los tengo. Lo que tengo es el privilegio de ser su amigo. Él tiene la generosidad de permitírmelo.
Puede parecer extraño el hecho de nuestra profunda amistad. Porque Alberto y yo, en algunas cosas, no estamos de acuerdo, aunque sí en aquéllas que, para ambos, resultan fundamentales, como la necesidad de construir un orden social sobre bases de libertad y responsabilidad individual y de una economía anti-mercantilista. Pero siempre, para mí, es un placer platicar con él. Sea en Lima, en Ciudad de Guatemala o como recientemente lo hemos hecho, por las redes sociales. Porque estamos de acuerdo en otra cosa realmente importante: nos guardamos un profundo aprecio y cariño.
¿Cómo han ido nuestras últimas pláticas? Veamos. Él se autodenomina “liberal clásico”. Yo también me autodefino así. Pero Alberto piensa, en el fondo, que soy un socialdemócrata moderno, a lo sumo. ¿Por que? Porque no detesto al estado, como sí lo aborrece él. Pero se apresura a decirme que no es anarquista. ¡No, yo los combato! Hace poco, hasta yo me confundí, quizás por su adhesión tan entusiasta a Murray Rothbard que dice que toda intervención estatal es inmoral y es una agresión; o a Hans Hermann- Hoppe que plantea que las monarquías son preferibles a las repúblicas democráticas para salvaguardar regimenes liberales. ¡¡Es que los cita tanto….!!
Le respondo a Alberto que en países donde imperan regímenes liberales exitosos, como Inglaterra o Canadá e incluso otros con careta socialdemócrata (pero bien liberales en el fondo) como Alemania o hasta hace poco, el propio Chile, hay al mismo tiempo estados fuertes, musculosos, esbeltos, mas no raquíticos, ni obesos ni paquidérmicos, como en Venezuela, Bolivia e incluso, Perú, donde el gobierno se preocupa más de que la gente encienda un cigarrillo antes de resolver los grandes focos de contaminación urbana, por citar un ejemplo de inaceptable intervencionismo. Le insisto incluso en que el estado que es grande en Perú, podría ser pequeño en Alemania o Inglaterra, porque eso del tamaño del estado es un concepto relativo. Pero Alberto, que detesta esta palabra, bebe un sorbo de café, y no me escucha. No le gusta Francis Fukuyama ni Hernando De Soto, pues muy probablemente, ni los considera liberales, así como seguro piensa que Adam Smith era socialista por su teoría del valor-trabajo (“¿no le dio así el “pié” a Marx? … debe razonar). Y siente que plantear estados que sirvan a la gente es siempre defender estados que se sirvan de la gente, como los aparatos estatales que defienden los socialistas de todos los colores. Purito Rothbard nomás, algo rebajado en nicotina. Nueva confusión para mí.
Para Alberto, el liberalismo es definido únicamente por la apertura del mercado. Cuando yo le digo que la libertad económica, por sí sola, no define al liberalismo, sino que requiere de libertades políticas y sociales, mi amigo se pone a la defensiva. ¡¡Chile es el ejemplo!!, me dice. Le replico: Chile es el ejemplo de un país con apertura económica que en su tiempo, fue absolutamente antiliberal. No nos vamos a poner de acuerdo, y entonces, vamos al Perú. Le digo que cualquier gobierno liberal no podría desactivar, de plano, los muchos programas sociales que buscan aliviar, muchas veces torpe e ineficientemente, la pobreza de la inmensa mayoría de peruanos. Ni tampoco desactivar el aparato estatal para minimizarlo. Alberto me replica al instante: “si se desactivaran las leyes malas y se dejara solo al mercado, la pobreza en el Perú acabaría en seis meses, o al menos, mejoraría esa situación”. Le respondo que tiene razón, que efectivamente hay promiscuidad de leyes malas que hay que derogar, pero que eso no quita el hecho fundamental: que no es lo mismo mejorar que acabar con la pobreza y que para un pobre de un cerro de un cono de Lima que acarrea todos los días de su vida agua desde un hediondo camión cisterna, la sola presencia de un inodoro hace la diferencia y le produce una mejora, pero que no podríamos llamar a eso, precisamente, “sacarlo de la pobreza”. Y es aquí donde mi ilustre amigo, me vuelve a llamar “relativista”. Es decir, “no-liberal”.
Porque con Alberto, toda postura no radical, es simplemente, una claudicación imperdonable. Para él, la política es como una “coboyada”, una película de vaqueros del viejo oeste o vaqueros futuristas como la saga de “Star Wars”, donde los personajes son fáciles de distinguir en su dimensión de “bondad” o “maldad”. Me quiere obligar a ponerme en la “derecha”, porque si el socialismo es su antípoda y está a la “izquierda”, el liberalismo es de “derecha”. Mientras pedimos unos capuccinos, me quiere obligar, como a los caballos de carrera, a mirar de una sola manera: la política lineal, es decir, de la misma forma en que perciben la política los que tienen la estrecha mirada de los que combate en su Venezuela querida. Yo le digo que se anime a mirar la política desde la óptica triangular de Friedrich Hayek, con un liberalismo en un extremo, alejado y equidistante del socialismo y del conservadurismo. No lo acepta, pues en todo caso, me dice Alberto, el liberalismo tiene que estar cerca de lo conservador. Y yo, sencillamente, no acepto eso.
Esta manera disímil de ver las cosas, también queda en evidencia cuando hablamos de democracia. Me dice que no soy liberal porque me gusta la democracia y los liberales privilegian la libertad antes que la democracia. Pero no se detiene a escucharme: es la democracia liberal, Alberto, la que privilegio, prefiero y acepto; no la totalitaria, al estilo del Orinoco o del Titicaca. Cuando le vuelvo a mencionar a Hayek y le digo que él no detestaba la democracia, sino únicamente le ponía salvaguardas, con las que estoy de acuerdo, ya no aguanta más. Pide otro café para recargarse y me responde llanamente que, por último Hayek no es su referente, aunque sea de la Escuela Austriaca. Bueno, no lo culpo. Hablar de escuelas es siempre confuso. Y él se confunde. No visualiza que dentro de la Escuela Austriaca como de la Escuela Neoclásica, hay matices. Que Rothbard y Hoppe no son Hayek, o que Marshall no es Coase, ni es Becker ni mucho menos, Friedman, en términos de pensamiento político. Al no decodificar estos matices, entonces estar “del lado oscuro de la fuerza”, en el “pensamiento Alberto” es bastante fácil. Y por eso, construye una visión del liberalismo en el cual, quien no piensa como él, no solamente no es liberal clásico. Sino que no es ni siquiera, liberal en ninguna de las formas. Porque está “relativizado”, en su buen decir.
Debo, no obstante, ser justo con él: yo también echo leña al fuego. Le he dicho a Alberto, en nuestras pláticas, que yo lo desconozco tajantemente como “liberal clásico”. ¿Por qué? Porque a mi entender, parte de un error intelectual básico. Él quiere hacer la competencia a los teólogos de la liberación, pero “desde el otro lado”. Piensa Alberto que el liberalismo tiene sus raíces, no en Locke ni Smith, sino en Jesucristo y los profetas del Antiguo Testamento. No comprende la diferencia entre antecedentes culturales de una doctrina política y los constituyentes fundacionales de dicha doctrina, como en el caso del liberalismo, es su oposición a todo tipo de vinculación de la religión con los asuntos de la política. Le digo que si fuera como él lo ve, la existencia de los mercados persas, en la Antigüedad, los haría liberales. Alberto me recomienda que me sumerja en más libros de fundamentalistas cristianos. Incluso me desliza la condición de adorador de ídolos: “¡¡estatólatra!!” me grita desde su púlpito del Facebook. Curioso, porque otra persona, desde su postura veladamente socialista, me grita también desde su propio púlpito “facebookeano”, que mi “dios” es el “dios-mercado”. Aunque sin ningún fundamento, más allá de la apelación a lugares comunes y al insulto personal, en ese otro caso. Entonces, siento que estoy justo donde quiero estar: equidistante, mas nunca en el insípido “centro”.
He querido encontrarle el término linguistico al liberalismo auto-contenido y heterodoxo de Alberto, mismo que ningún referente liberal clásico, desde Smith a Hayek, o desde Tocqueville a Mises o a Popper, han planteado jamás. Yo le llamaría algo como “libertiano”, es decir, un liberal cristiano, pero de esos cristianos así como “hard”. Así podríamos tener, se me ocurrió, a un “libermano” (liberal musulmán) o a un “liberdista” (liberal budista). En esto, Alberto es un fundador, y se lo reconozco, aunque su peculiar postura, me produzca a veces ternura por el mundo propio que se ha construido y que lo coloca tan lejos de la realidad como sus pares de la teología de la liberación que nos dicen que Jesús fue socialista y que hoy tienen en “el apóstol” Hugo, a su brazo ortopédico desde el más rancio poder político.
Pero siendo justo, admito que Alberto puede tener razón si lo que plantea de la vinculación cristianismo-liberalismo fuera a nivel de estrategia política. Las mentes débiles son atraídas a las vivencias religiosas fundamentalistas y si se les hace el link con la política, como hacen muchos socialistas, ¡bingo! Admito que como estratagema, puede funcionar crear una ficción similar desde el liberalismo, para captar adeptos y eventualmente, votos. Después de todo, la religión siempre ha tenido que ver con la política en el sentido de la acción política, con todas sus miserias, engaños e hipocresías. Pero no puedo llevar este hecho, al plano de la doctrina política, que es en el que estoy platicando con Alberto. De hecho, no suscribo la manipulación de la gente y en eso, me parece, debe radicar parte de la superioridad, no sólo intelectual, sino moral, del liberalismo frente a posturas socialistas y conservadoras, que apelan a lo religioso para digitar a la gente poco avisada.
Tanto en el campo de su adscripción a la religión como fuente de la política, así como en el de su traumático rechazo al estado o su desdén por la democracia y apego a regímenes más verticales, inclusive hasta de corte monárquico, la postura de Alberto, a mi modo de ver, mina el alma del liberalismo clásico. Liquida su centro de gravedad. Por otra parte, su visceral oposición a toda intervención estatal más allá de su papel de gendarme y guardián del orden establecido, lo coloca muy cerca del vecindario anarquista, que poco tiene que ver con el liberalismo clásico. En adición, su abierta posición conservadora, reconocida por él, lo aleja aún más del liberalismo clásico (y aquí, vuelvo a seguir a Hayek). Y por cierto, su intolerancia a abrirse a otras ideas, también lo pone, ya en lo existencial, bastante más cerca de los totalitarismos que él se siente combatir y que, desde luego, no tiene nada que ver con el talante liberal, valga la redundancia, de un “liberal clásico”.
Me gusta conversar con Alberto. Entre otras cosas, porque considero que el verdadero “talón de Aquiles” del liberalismo latinoamericano no es que el socialismo lo venza. Sino que es que sus propios autoproclamados defensores, lo liquidan como opción política realista, proporcionando así munición intelectual al socialismo. A las utopías socialistas se les quiere contraponer utopías libertarias, en vez de sostenerse en la superioridad intelectual de las bases racionales que inspiraron el liberalismo clásico y que, cuando se aplican en cualquier parte del mundo (sea o no que lo hagan con el membrete de “liberal”), en el terreno real de la política pública demuestran su eficacia para generar progreso y sacar a las masas de la pobreza. Políticas que son el terreno real en que el liberalismo clásico puede mostrar su impacto, cuando se le desmarca de todo fundamentalismo, por cierto.
Aún cuando me agrada charlar con mi grande y entrañable amigo, cada cierto tiempo, tengo que parar la conversación con él y “darle la razón”. Es cuando noto que su ansiedad por tener la última palabra va en un “in crecendo”, incontenible e incontinente, que ya hace imposible el diálogo, sino sólo la expectación a su brillantez intelectual. Ahí descanso, hasta la próxima vez, dejando el tiempo para aquietar las aguas. Como dije, hasta la próxima vez.
Me gusto muchísimo el tono de la charla. Fue una clase de liberalismo en tono profundo y al mismo tiempo muy amigable y explicativo. Con todo el conocimiento que Eugenio y Alberto aportan, está claro que los conceptos de libertad generan el "pensamiento crítico", sin rótulos o esteriotipos. Felicitaciones…
Eugenio te felicito por el blog. Creoq ue debe ser un espcio de discusion abierto. Elmercado indudeblemente esta aqui para quedarse , despues del al ciada dela union sovietica en 1989 y la mercadizacion de China. Pero tmabien hay fallas de mercado comola crisis mundial reciente o la del 29. Lo sabio es reconocer esasa fallas y corregirlas, con intervenciones que respenten los incentivos delas personas a actuar es decri que simulen el actuar del mercado en la medida de lo posible,
Ivan
Comentarios al Artículo de Eugenio.
Estimados amigos;
Yo creo que no se puede acabar con el subsidio estatal a ciertos programas, lo que hay que hacer es transferir su manejo administrativo, su evaluación y mejoras a los propios beneficiados, llámese consumidores, usuarios o como quiera que se les llame (Educación y salud) y mientras sea necesario.
Para acabar con la pobreza, primero hay que reducirla, no se puede acabar con esta de un plumazo, las causas que la ocasionan si, estas se pueden eliminar con una sola decisión política, pero para ello hay que operar políticamente y mientras los liberales solo nos dediquemos a este tipo de elucubraciones informativas, o comunicacionales, esto será imposible, hay que entrar a la acción.
Ser conservador ahora, hoy, es simplemente mantener el actual estado de cosas, pues se es conservador o revolucionario con respecto a algo y en este caso con respecto a que se define el termino conservador?????
El liberalismo no tiene sus raíces ni en Jesucristo, ni en los antiguos profetas, ni en Hayek, ni En Misses, Ni en Adam Smith, tiene su origen en la propia naturaleza del hombre que desde que apareció el primer homínido hace 40,000 años, supo que era lo que quería y como lo defendería, es por eso que se produce el proceso evolutivo del hombre de las cavernas al hombre que va al espacio, clona otros seres, etc, etc, etc.
A mí no me interesa ser autodefinido, ni como liberal, ni como libertario, ni clásico, ni social liberal, ni ninguna de las categorías que existen, tampoco me interesa ser identificado con una u otra de las escuelas liberales, ME AUTODEFINO COMO UN MONTAÑES,HERMITAÑO, ACTIVISTA Y SIN MIEDO A LA ACCIÓN POLÍTICA, POR SENTIDO COMÚN, POR PROPIA EXPERIMENTACION , POR MIS FRACASOS Y ÉXITOS, MAS QUE POR INFLUENCIA DE TAL O CUAL AUTOR, no soy liberal por que leí a Fulano, sutano o mengano, lo soy por experiencia personal, que tiene muchísimo más valor.
No he leído ni tres líneas de los autores que ustedes mencionan con frecuencia, pavoneándose de una erudición que ni tengo ni me interesa tener. Yo sí creo en la división del trabajo y yo sé cual es el mío en el liberalismo.
Un abrazo.
Humberto Pérez Fry
Estimado amigo Ivan,
Lo recientemente sucedido con la crísis que chavez denominó como el fin del capitalismo, no fue una falla de mercado, fue ocasionada por la imposición de tasas sub prime en los créditos hipotecarios en los EE.UU por imposición de Clinton en su gobierno y que hoy se pasea como un inocente por el mundo, y por la presión de su gobierno por reducir los requisitos para obtener un crédito hipotecario en los EE.UU.
Cuando los bancos establecen requisitos y tasas mínimas, es porque ya han estudiado que quien alcanza a cubrir estos, esta en condiciones de poder asumir el crédito, cuando el estado a través de Clinton y en una muestra de demagogia reduzco estos, preparó el camino a esa crisis que se produce por incapacidad de cumplir sus obligaciones ante una evaluación no objetiva.
Si o no mi estimado Eugenio???
Nada mas perfecto que el mercado, cuando la mano del hombre o del estado interviene siempre se le hecha la culpa al mercado sin tenerla.
Que elegante, magnífico, contundente. Comparto todo lo que dices sin la necesidad de haber leído todos esos libros, lo que salta a la vista no es necesario estudiarlo.
En un momento me vino a la mente lo extremadamente parecido a la posición de Chávez: el narcisismo, la imperiosa necesidad de tener la razón y esa hambre desmedida por alimentar el Ego y la utilización de mentiras y descalificaciones para imponer sus ideas.
He llegado a pensar que el verdadero problema de Venezuela no es Chávez, ni el Socialismo, ni El Estado Petrolero Todopoderoso, el problema es el “Chavito” que todo Venezolano lleva por dentro y el cual quiere negar, pero está ansioso porque le den una oportunidad de actuar libremente y sin disimulo.
Posiciones así ahuyentan a los que estamos desesperadamente buscando caminos.
Eres unos de los pocos caballeros pensantes que quedan. Un beso amigo
Hola Eugenio.
Bueno texto!
abrazos
Manoel
ps.: Me quedei curioso. Nuestro amigo panamenho seria que tipo de liberal?
El post me parece pesimo, en cuanto a, la mal interpretacion que le da su autor a las Ideas de Mansueti. Pareciera que un Comunista es el que esta charlando con Alberto. Y las pone asi por que su grandisima ignorancia en el Liberalismo no le permite ver mas alla de los prejuicios que tiene. Verguenza le deberia de dar al Autor prejuicioso de este post.
Hey el Autor Eugenio es comunista?
Sr.
Entienda: No es lo mismo GRANDE que FUERTE.
Si no ha entendido eso, todo lo que escribio despues de dar el ejemplo de los gobiernos "fuertes y musculosos" y "raquiticos como en Venezuela", esta muy mal, por lo tanto ni me tome la delicadeza de leerlo.
Los estados FUERTES en: Seguridad, Justicia y Obras publicas, no lo son en: Seguridad social, vivienda, salud y educación (de hecho creo que ninguno lo es). Tienes los ejemplos que cito: EU, Canada, Alemania, Chile, etc…
Los estados FUERTES en: Seguridad social, vivienda, salud y educación, no lo son en: Seguridad, Justicia y Obras Publicas, pero como tambien deben atender esas 3 funciones ya que son basicas, entonces terminan siendo debiles en TODO (ejemplo: Venezuela).
Un estado fuerte en Seguridad, Justicia y Obras Publicas sin que se meta en otros asuntos (estado liberal), es la clave para el desarrollo y se puede ver en muchos paises desarrollados sin llegar a tocar el 100%, pero hay varios ejemplos al 80%, 90%: EU, Hong Kong, etc…
Un estado FUERTE no te deja tirar basura a la calle, pues por que las calles son del gobierno y estan pendientes de su propiedad -mientras que aqui estan pendientes de las de otros (Venezuela)- Un FUERTE esta pendiente del contrato que tiene que cumplir la relacion patron-trabajador -mintras que aqui estan pendiente solo del trabajador-. Estamos, si usted quiere, en contacto.
creo que debe pertenecer al Sendero luminoso! o es Dirigente del partido Nacionalista. Es increible como Eugenio defiende el estatismo y con que arrogancia.
JAJAJAJA pero que chistoso es esto…utopias libertarias no me agas reir pues. Tu amigo Alberto le falta y eso que es mayor que yo. Primero, la escuala austriaca tiene 3 ramas miseanos, hayekianos, y rothbardinos. Ahora como tu lo indicas parece que estas hablando con un miseano…un liberal clasico. Hayek es lamentable por no haber detorrado al IMBECIL de Keynes quien no fue nada mas que malograr como se enseña la economia y ponerle formulas que son inesesarias y aparte TODAS MALAS. Rothbard "se fue" (ir mas haya de lo esperado) con filosofia, politica, sociologia, psicologia, biologia y economia y determino que el estado ESTA entodo lo malo, pero esa idea de un mundo anarcocapitalista esta muy avanzado para nuestra era de gobiernos. Segundo, tu amigo tambien dice que los profetas del antiguo testamento son los originales liberales…lo dudo pero algo tiene razon…yo diria que fueron los griegos. Como dijo Rothbard en su History of Economic Thought: Capitulo 1: Y todo comenso usualmente, con los griegos. Que pena que Rothbard nunca termindo esa gran obra!!!! Tercero: Los Austriacos (los que estan en la escuela Austriaca de Economia) hay llegado mucho mas legos, y ahora que hemos dijimos que la crisis vendria, ahora nos toman en cuenta, somos los mas concretos, coherentes, y seguimos la verdad. Cuarto: Es tiempo que Keynes (un socialista) y Marx (un comunista) sean enterrados definitivamente y guardar sus publicaciones para llamarlas chatarras. Quinto: SIEMPRE VA A VER POBREZA eso nunca va a cambiar lo que se puede hacer es disminuirla los mas que podemos…ojo yo soy peruano y quiero y creo que se pueda. Hazlitt escribio THE CONQUEST OF POVERTY y se puede conquistarla, hay que primero quitar la restriciones de TODOS LOS NEGOCIOS, TERMINAR LA GUERRA CONTRA LAS DROGAS, PRIVATIZAR TODAS LAS EMPRESAS DEL ESTADO, QUITAR EL SUELDO MINIMO ASEGURAR QUE OTROS ESTADOS NO SE METAN EN COSAS DEL PERU, ATRAER A EMPRESAS A EXTRAJERAS y diciendoles a todas las empresas nuevas y viejas Peruanas y extrajenras que habran fabricas en las partes mas pobres y no tendran que pagar impuestos por un tiempo (TAX CREDITS) BAJAR TODAS LA BARRERAS DE COMERCIO EN EL PERU….SEGUNDA FASE….COTAR PROGRAMAS DEL ESTADO POCO A POCO. SOSTENER DERECHOS DE PROPIEDAD!!!! PAGAR LAS DEUDAS!!!! CORTAR EL PRESUPUESTO DEFICITARIO!!!! Y VOLVER DE UNA VEZ A UNA SISTEMA MONETARIO DE ORO PLATA Y OTRO (como Hayek dijo, una canasta de monedas) CORTAR EL BANCO CENTRAL DE LA RESERVA…..Y ULTIMO DEJAR QUE LA GENTE SEA GENTE Y SER LIBRE PARA HACER COMERCIO, Y VIVIR!!!! LEE Concevido en Libertad de Rothbard es IMPRECIONANTE!!! CONCEIVED IN LIBERTY!!! Mises: "No te rindas contra el mal, y sigue contra el mas inteligentemente." y mira en youtube: Hayek vs Keynes rap