Nunca me imaginé lo que vino después. La vida me ha empujado en el mejor momento, y desde que te fuiste, me alejaste y me quedé llorando-te, me ha pasado lo mejor del mundo. He vivido mil cosas que jamás pensé posibles, he experimentado cosas que antes pensaba que no eran para mí, me he divertido más que nunca, he reído más que nunca, he hecho cosas con miedo, me he arriesgado, he sentido intensamente, y he llorado. He llorado un culo, como el de Kim, así grandote. Pero he llorado bien, sin miedo a lo que me digan los demás, he llorado y he abrazado cada lagrimita, porque eran parte de mí y de quien soy, me he querido, me he querido mucho más de lo que me había querido nunca y como nunca. Ahora me miro y sonrío, y si no es un día para sonreír y termino llorando como Magdalena de nuevo, ya no soy la Magdalena avergonzada que sufría de más, ahora soy una Magdalena sufrida, llorona pero bien llorona, orgullosa de quien es y de sus lágrimas. Y eso está bien para mí.
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