Soy viejísimo. Realmente lo soy. Mi madre hablaba en quechua con mi tía Raquel a la hora del lonche. Me encantaba verlas alegres en un lenguaje que no entendía, que jamás entendí. Con mi tío Epifanio mi madre también hablaba en quechua, y aunque él andaba lejos –inmerso en el trajín de su prole numerosa– … Sigue leyendo Notas al Inca Garcilaso
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