Deliberación, polarización y participación política en redes sociales

Redes sociales y política

Los teóricos de la democracia sostienen que una democracia saludable requiere de deliberación y participación política. Por un lado, la deliberación política supone la exposición a puntos de vista que difieran del propio, así como a los argumentos o razones que los sustenten; de otro lado, la participación política supone el intento de los ciudadanos por influenciar en las acciones del gobierno u obtener algún resultado político. En contraste con lo que propone la teoría, la evidencia empírica que han presentado algunos estudios muestra cómo la deliberación y participación política entrarían en contradicción en la práctica (véase por ejemplo, Mutz, 2009).
 
En un proceso de deliberación política la exposición ante argumentos que verdaderamente difieran del punto de vista propio, estaría asociada a la tolerancia y al conocimiento político, pero reduciría la probabilidad de participación política. Por el contrario, cuando una postura se torna polarizada se derogan los puntos que discuerdan del propio, la gente se expone sólo a información (diarios, programas de tv, blogs de políticos y conversaciones) que es congruente con la postura propia, la información se procesa de manera sesgada y se proyecta la opinión propia en el resto de la gente, generando un efecto de “falso consenso”. Todo ello, reafirmaría la postura propia y sería un buen predictor de la participación política.
 
Considérese, por ejemplo, la participación política que tienen algunas personas en el contexto de redes sociales tipo Facebook, a propósito del proceso de revocatoria de la alcaldesa de Lima. Aquellos que con mayor frecuencia envían mensajes o postean comentarios con contenido político a favor o en contra de la revocatoria, tienden a conversar frecuentemente con gente que defiende la misma postura y a derogar con argumentos ad hominen o con “pelea verbal” a cualquiera que presente una perspectiva distinta. En corto, llega un punto en el que a esta gente “no le entran balas”.
 
Para evaluar si existe deliberación como se ha definido previamente, se debe indagar no sólo por la frecuencia con la que se conversa de temas políticos dentro de las redes sociales, sino por la frecuencia con la que se conversa con gente que sostiene su punto vista con argumentos razonables, más aún por la recurrencia con que se discute con gente que presenta argumentos que entren en contradicción con los propios, y luego buscar cómo esto se relaciona con la participación política. Si sólo se evalúa la primera y segunda condición uno se corre el riesgo de suponer que existe deliberación política cuando, en el mejor de los casos, sólo se intercambian puntos de vista y argumentos que sobre el final sólo sirven para fortalecer una única postura (como la red social que le hizo campaña a Kuczynski para la elección pasada), luego, la relación puede ser positiva con la participación política, sin embargo, no se trataría de una deliberación política en sentido estricto.
 
Sólo en la tercera condición se puede hablar de una deliberación política como se ha definido previamente. Lo paradójico del asunto es que esta última condición guardaría una relación negativa con la participación política, mientras que la frecuencia con la que se conversa con gente que piensa igual que nosotros, que repite nuestras ideas y valida nuestros argumentos sin cuestionarlos, es decir, todo aquello que genera polarización, también sería predictor de participación política. Referencia: Mutz, D. (2009). Promoting participatory and deliberative democracy: The Roles of television and newspapers. International Comunication Association. Annual Meeting, pp. 1-30.
 
César Córdova Cáceres
Miembro del Grupo de Psicología Política de la PUCP
23 de diciembre de 2012.

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