En la actualidad, existen en el mercado diversas soluciones de asistentes virtuales que trabajan en la nube, reconocen muy bien nuestra voz y pueden ayudar en algunas tareas simples, además la AI de los asistentes personales está evolucionando aceleradamente. Es especial el caso de Jill Watson, una asistente de docencia virtual que respondió durante todo un semestre las consultas en foros de los alumnos de un curso en línea dictado por el profesor Ashok Goel, del Instituto Tecnológico de Georgia. Sorprendentemente los alumnos no se dieran cuenta de que era un asistente virtual. El futuro de los asistentes de docencia virtuales y su impacto en la educación se ve prometedor.
Figura 1. Dr. Ashok Goel
(Fuente: https://www.chronicle.com)
En la actualidad, existen en el mercado apps para móviles y parlantes interactivos que permiten interactuar mediante el uso de la voz. El equipo recibe las consultas o instrucciones y da respuestas o realiza tareas sencillas, apoyándose también en la conexión a la nube.
Una clasificación menor de VA la tendríamos con los llamados chatbots, sistemas informáticos con los que se puede interactuar mediante teclado, pero que también poseen IA y conexión a la nube; sin embargo, una ventaja que tienen los VA es que pueden analizar la voz y llegar a detectar incluso emociones, lo cual ofrece información importante.
Las personas desean interactuar con estos sistemas igual como lo hacemos con personas, deseamos que la experiencia de uso sea muy natural. Estos sistemas usan sofisticados algoritmos de machine learning y procesamiento de lenguaje natural (NLP), que les permiten aprender con el tiempo e ir mejorando en la conversación que sostienen con los usuarios. Técnicamente no son sistemas inteligentes sino sistemas expertos, capaces de realizar tareas muy especializadas, pero gracias al arduo entrenamiento y gran cantidad de datos que se le suministren manualmente. Un cambio pequeño en la tarea que deben realizar implica volver a entrenarlo, es decir, hay una fuerte dependencia con el ser humano. (MIT Technology Review, 2018)
Figura 2. Natural Language Processing (NLP)
(Fuente: https://www.wordstream.com)
Entre los usos que se le dan a los VA, se tiene la programación de agendas, alarmas, activar aplicaciones, hacer cálculos matemáticos, enviar mensajes, brindar las últimas noticias y hasta contar chistes (Business News Daily, 2017). Algunos VA (como el Amazon, Alexa) otorgan un ecosistema de conexión con equipos del hogar que permiten realizar la activación o apagado de los mismos.
Figura 3. Amazon Alexa.
(Fuente: https://www.amazon.in)
Muchas empresas están incorporando chatbots en sus páginas web para atender de forma automatizada las consultas de sus usuarios; no obstante, la mayoría de estas todavía considera que es una tecnología en evolución.
Como ejemplos de VA tenemos Google Assistant, Amazon Alexa, Siri y MS Cortana como líderes del mercado, siendo Google Assistant el servicio más preciso de todos con 95% de efectividad (Computer World, 2018); sin embargo, a nivel de parlantes interactivos el líder es Amazon Alexa Echo con 70% de la cuota de mercado (Zenithmedia, 2018).
Figura 4. Asistente Virtuales: Alexa, Cortana, Siri, Google
(Fuente: https://finance.yahoo.com)
Por otro lado, Microsoft tiene la ventaja de tener desplegado su asistente Cortana en Windows 10 que viene integrado con MS Office, lo que significa una gran base de usuarios.
Se estima que, para el año 2020, el 50% de las consultas a Google se hagan a través de su asistente virtual. Otro punto importante es que este tipo de interfaces de voz permiten que niños y ancianos interactúen más rápido con la tecnología (Ticbeat, 2018).
Figura 5. Google Assitant
(Fuente: https://www.cnet.com)
Según un estudio de Digital Consumer Survey de Accenture, los adolescentes de entre 14 y 17 años usan regularmente los asistentes virtuales en un 31% de los casos, pero a medida que aumenta la edad el rechazo aumenta con más de un 50% en los mayores de 55 años (Nobbot, 2018)
Actualmente, Amazon, Siri y Google han abierto sus tecnologías para que pueda instalarse en hardware de terceros, de esta forma se podría interactuar mediante voz y enviar órdenes a lavadoras, televisores, sistemas de aire acondicionado, autos, entre otros, reforzando el despliegue del llamado Internet de las Cosas (IoT) (El País, 2016).
Estamos viendo que cada diez años cambia la forma de interacción con la tecnología digital. A mediados de los 80 llegó el PC, luego a mediados de los 90 empezó el Internet, a mediados del nuevo milenio ingresan los Smartphone y sus apps. Estamos ingresando ahora a la era de los VA y en unos años más serán la norma. (El País, 2017)
La tecnología de VA irá de la mano de los smartphones, que serán cada vez más valorados por sus capacidades de AI. Se estima que para el 2022 el 80% de los smartphones tengan capacidades de AI. Un ejemplo actual son los smartphones Huawei, equipados con el chip Kirin, cuya función es acelerar la ejecución de algoritmos de AI.
Figura 6. El procesador Kirin 970 de los smartphones Huawei, especial para tareas de AI
(Fuente: https://andro4all.com)
El terminal será lo suficientemente inteligente para saber si es usado por su dueño, quien deberá crear un “yo” digital gracias al cual el terminal podrá adelantarse a sus requerimientos, saber si estamos cansados, con frío o incluso si hemos sufrido un accidente y tomar las acciones respectivas, desde pedir un delivery hasta llamar a la policía automáticamente. (Andro4all, 2018)
Perspectiva educativa
En el Instituto Tecnológico de Georgia, el Dr. Ashok Goel, profesor del curso de IA, tenía un gran problema. Dictaba el curso a través de un MOOC con miles de participantes y no tenía tiempo para responder todas sus consultas, el curso estaba en peligro.
Debido a ello y gracias a sus conocimientos de IA y machine learning, se propuso crear un chatbot que atendiera las consultas de sus alumnos. Este recibiría el nombre de Jill Watson y, luego de un arduo entrenamiento (era como entrenar a una niña según Goel) donde ayudó mucho la larga experiencia en el dictado del curso que tenía el docente, pudo poner en servicio del chatbot durante un semestre para atender las consultas de los alumnos en los foros del MOOC.
Figura 7. Dr. Ashok Goel, durante sus clases en el Georgia Tech.
(Fuente: http://www.news.gatech.edu)
Sin embargo, hubo un detalle importante: Goel nunca avisó a sus alumnos que su asistente era un chatbot, sus alumnos siempre pensaron que era una mujer. Al terminar el curso, el profesor Goel indicó a sus alumnos que habían interactuado todo el semestre con un chatbot, lo cual fue una gran sorpresa para sus alumnos porque nunca se dieron cuenta de algo extraño. A pesar del éxito obtenido, el profesor Goel afirma que la AI difícilmente puede reemplazar a un profesor en una clase real, pues le faltaría toda la capacidad de interacción social, creatividad e improvisación que tiene un ser humano. Sin embargo, a un nivel de asistencia como lo hacía Jill Watson ha demostrado ser posible. Goel afirma que no busca que la AI reemplace a los profesores, pero si puede ayudar en aquellos sectores donde falten profesores (Wired, 2016).
Figura 8. Interacción con el chatbot Jill Watson dentro del MOOC del Dr. Goel
(Fuente: https://www.washingtonpost.com)
Los chatbots están empezando a usarse también en el campo de la psicología, generando un nuevo campo de la ciencia llamada psicología computacional, donde psicólogos y científicos de IA se unen para crear chatbots con capacidades para ofrecer terapia y apoyo cognitivo-conductual interactivas a pacientes con síntomas de depresión. Tal vez, el ejemplo más destacado sea el del chatbot Woebot, cuyo desarrollo es liderado por la investigadora y psicóloga clínica Alison Darcy, de la Universidad de Stanford, el cual demostró poder reducir los síntomas de la depresión en un grupo de estudiantes universitarios en tan solo dos semanas. Woebot solo habla inglés y está disponible como app para iPhone, Android o como chat en el Facebook. Sin embargo hay que tener claro que la tecnología no puede reemplazar la psicoterapia tradicional, se requiere el contacto humano, sobre todo para trastornos graves. (MIT Technology Review, 2017) (BBC Mundo, 2017)
Figura 9. Chatbot Woebot
(Fuente: https://woebot.io)
Si algo tienen en común la mayoría de los VA actuales es que se basan solamente en voz, y si bien podrían llegar a detectar emociones al analizar la voz, no tienen la capacidad de examinar el rostro de las personas pues no usan cámaras. Un VA con capacidad de ver a los usuarios podría ofrecer una mejor experiencia educativa.
Un VA que maneja voz y posee cámaras es el Jibo, que empezó como un proyecto de investigación en el Media Lab del MIT. Jibo es realmente un robot diseñado para construir relaciones con las personas, ser una persona más de la familia con el cual se puede aprender mucho. Jibo puede ser usado en educación, puede ser programado por niños desde la plataforma Scratch para una mayor interacción y desarrollo de su creatividad. (Muy Interesante, 2017) (Cnet, 2017)
Figura 10. Robot social Jibo
(Fuente: https://www.engadget.com)
De Jibo pasamos ahora el robot Pepper, usado para las clases de robótica en el Technical College de la Universidad de Londres. Se trata de un robot con reconocimiento de voz dando clases de robótica, que posee un gran arsenal de sensores. Obviamente el nivel motivacional que produce en los alumnos es muy alto. (Marcvidal, 2016)
Figura 11. Robot Pepper
(Fuente: http://www.cornell.edu)
Por otro lado, los VA y chatbots pueden explotar la Big Data para lograr brindar asesoría personalizada a quien lo necesite en base al análisis de su historial académico. Estas tecnologías ya existen y se conocen como Adaptive Learning. Por ejemplo, en la universidad de Oregon se usa el Adaptive Learning en los cursos que tradicionalmente tiene más alumnos desaprobados, para detectar con anticipación aquellos alumnos que están en problemas. Luego el VA o chatbot puede entrar en comunicación con el alumno para ofrecerle orientación y refuerzo en los temas que requiera. (Edtech Magazine, 2017)
La AI puede ser de gran ayuda para los docentes, ¿pero puede llegar a reemplazarlos?, una pregunta perfectamente factible dado que en los últimos 30 años la automatización ha eliminado casi 700,000 empleos en EEUU (MIT Technology Review, 2017) y para el 2030 se espera que se eliminen 375 millones de puestos de trabajo según un estudio del McKinsey Global Institute (CNN Español, 2017). Lo cierto es que la tecnología hay que entenderla como una herramienta, que refuerza la labor del docente, por ello “los maestros que no usen la tecnología serán finalmente reemplazados por aquellos que sí lo hagan” (Trucano, 2015)
Perspectiva desde la ética
La AI nos rodea de forma acelerada y su potencia va creciendo exponencialmente. Por ejemplo, tenemos el caso del juego Go, cuya cantidad de combinaciones supera a los átomos del universo, no se trata entonces de fuerza bruta computacional para vencer a un ser humano, sino de capacidad de aprendizaje real. Google y su equipo de AI crearon el sistema AlphaGo que pudo vencer al campeón mundial en 4 de 5 juegos, lo cual se considera un logro técnico excepcional. Por otro lado, tenemos el experimento de Microsoft con un chatbot que representaba a una adolescente llamada Taylor que debía aprender de la conversación con los usuarios, pero el experimento se salió de control y Taylor acabó enviando insultos, mensajes racistas, misóginos y alabando a Hitler. Taylor terminó convirtiéndose en un ejemplo de lo que no debe ser la IA (MIT Technology Review, 2016) (MIT Technology Review, 2018). Estas experiencias nos muestran la naturaleza impredecible de la AI y la sociedad se debe preparar para ello, brindando un marco ético para su desarrollo (Singer, P. 2016)
Figura 12. Tay, el fallido chatbot de Microsoft
(Fuente: Twitter.com)
Desde el punto de vista ético, la IA está planteando muchas interrogantes que todavía no están siendo respondidas, es conocida por ejemplo la discusión entre Elon Musk y Mark Zuckerberg acerca de regular o no la AI, donde el primero está de acuerdo y el segundo no. Se requiere del trabajo interdisciplinario entre ingenieros, humanistas, filósofos, ingenieros, etc. para dar respuesta a estas interrogantes. Tenemos por ejemplo las iniciativas del Media Lab del MIT y la Universidad de Harvard que ofrecen a sus alumnos un curso en ética y regulación de la IA; la Universidad de Texas el curso “Fundamentos Éticos de las Ciencias de la Computación”; la Universidad de Stanford y la Universidad de Cornell. El objetivo es concientizar a los alumnos acerca del impacto del IA en nuestra sociedad. (VRAC PUCP, 2017). Se ha creado también el manifiesto como la Declaración de Barcelona para el uso adecuado de la AI en en Europa o la carta abierta a la ONU donde Elon Musk y otros líderes alertan sobre el uso de la AI en armas autónomas. El asunto ha tenido también un espacio en el Foro de Davos del Foro Económico Mundial este 2018. (Xataka, 2018)
Incluso en la PUCP se realizó recientemente un seminario sobre Humanidades Digitales organizado por la Facultad de Letras y Ciencias Humanas, lo cual fue motivo de un gran debate académico.
Figura 13. Humanidades y la AI
(Fuente: http://facultad.pucp.edu.pe)
Conclusiones
Observamos que las personas están usando cada vez más las tecnologías de asistentes virtuales (VA) y chatbot, repotenciados gracias a los avances de la AI, que trata de imitar la interacción humana, aunque todavía está lejos de llegar a percibirse como un ser humano real. Los VA están camino a representar un gran cambio en la cultura digital de las personas, siendo los adolescentes los que están empezando a usarla más, sin necesidad de capacitación especial, simplemente a través del aprendizaje informal y como parte necesaria de su adaptación a un mundo donde la tecnología será omnipresente.
La AI está brindando una nueva oportunidad a los MOOC, pues humanamente es imposible atender a miles de participantes y una de las principales críticas a este modelo era justamente la falta de atención personalizada, la cual podría ser cubierta gracias al uso de los VA y chatbots. Los sistemas inteligentes de gestión del aprendizaje, como caso particular de los sistemas de Adaptive Learning, en particular, se espera que tengan un enorme efecto en tres campos: efectividad del docente, rendimiento de los alumnos y reducir la deserción del alumno. (Redes Abiertas, 2018)
Finalmente, el uso cada vez más intensivo de la AI en las actividades humanas plantea el uso ético de la misma, lo cual requiere de un trabajo multidisciplinario entre científicos, ingenieros, humanistas, educadores y de todo profesional cuya actividad pueda ser afectada por la AI.
Figura 14. Pepper interactuando con un alumno
(Fuente: https://www.digitaltrends.com)
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