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EL ESCAPE DE LA BANDA

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Este cuento ganó mensión honrosa en el concurso de las 2007 palabras el año 2007, concurso nacional hecho por la editorial Mesa Redonda en la que concursaron 1,687 cuentos recibidos de todo el Perú. El jurado estuvo conformado por los escritores: Antonio Gálvez Ronceros, Jorge Eslava y Miguel Ildefonso. Se publicó una edición de 2,000 ejemplares con los cuentos ganadores y las mensiones honrosas. Agotado.

EL ESCAPE DE LA BANDA

Un instante más y habrás olvidado todo;
Otro, y serás tú el olvidado.
Marco Aurelio

John nunca tocó en la banda, pero nosotros lo tenemos siempre presente como líder. Estoy parado en el mismo lugar, segundo piso del pabellón B de mi ex-colegio, donde John me propuso ir al concierto de SANTANA. Era 1971. Ha pasado mucho tiempo. Que pase el Rey. A veces creo que el tiempo juega con nosotros y nos engaña como a simples muchachos. Tiempo, nosotros, humanos, sólo jugamos a atraparte. Hay que saber donde buscarte.
Hoy he venido hasta aquí, solo, para recordar…
Estábamos tirados en el césped del campo de fútbol, eso era un relajo, mientras esperábamos que los demás cantaran el himno nacional y escucharan una charla de algún profesor, nunca entendí de qué hablaban, era un aburrimiento rotundo, era poner la mente en blanco y estar parado escuchando una voz que se esforzaba por ser interesante, pero estoy seguro que ni el alumno más atento entendía algo. No había sentido estar allí, eso sucedía los lunes y los viernes. Preferíamos ir al césped del campo de fútbol y descansar un rato, era nuestro STRAWBERRY FIELDS FOREVER.
-oye, que nos toca a la primera hora
-Dibujo, no voy a esa clase, total no pasa nada
-Son dos horas
Nos disponíamos a vagar, robar dos horas al tiempo, ausentarnos, eludir el deber, no estar, no ser. Buscando, quizás, otros caminos.
-Sí, además alguien nos presta el cuaderno y ya esta
-Sí ese profe hace huevadas, y al final no jala a nadie
-Puta, mira allí viene un auxiliar
Venía corriendo y ya había atrapado a algunos. Que hacer, escapar era inútil. Hicimos un amago de escape, pero tuvimos que entregarnos. Nos dieron una papeleta para que al día siguiente viniéramos con nuestros padres o apoderados de lo contrario seríamos expulsados del plantel, tal era la amenaza. Mi papá no esta, mi hermano mayor, no tiene autoridad sobre mí, mi tío igual o peor. El temor de la expulsión fue menguando con el paso de las horas, al día siguiente, fui sin apoderado. No expulsaron a nadie.
Estaba en segundo año de secundaria, habíamos formado un grupo de cinco muchachos, éramos como un grupo de rock, nos comprendíamos y nos complementábamos muy bien. John era el líder, algo mayor y sabía algo más, nos llevaba hasta dos años, era el más alto y algo subido de peso, de hablar suave, tenía más cancha, Llevaba una radio portátil al colegio, escuchaba a LED ZEPELIN, otros grupos de rock y baladas en inglés. Tenía una rebeldía contenida en sus actos, en su voz temerosa. Nunca supimos algo más sobre él, era muy discreto y ocurrente. Al año siguiente ya no lo volvimos a ver. Sin duda, fue talvez el que más nos enseñó, al menos a mí. Recuerdo su seriedad fingida, tenía miedo de algo, parecía, ahora imagino, sabía talvez, que ese era su último año escolar. Sólo nos dijo que al año siguiente estaría en otro colegio y así fue.
-estoy en el Guadalupe

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