General

Items that do not fit in other categories

‘Al Gran Chaparral’

Eran los días en que el cometa Halley nos visitaba. Una soleada mañana de mis vacaciones escolares del lejano 1986 en algún lugar de la urbanización Santa Catalina en La Victoria acompañaba a un puñado de hombres y mujeres tocando puertas por todo el vecindario. Era casi el mediodía y el sol de verano quemaba más fuerte sobre nuestras cabezas. Yo solo esperaba a que transcurrieran los últimos quince minutos del servicio. Habíamos casi completado las manzanas asignadas y solo esperábamos la orden del conductor para dar por terminada la jornada y volvernos a nuestras casas. Nos agrupamos en una esquina y nadie se atrevió siquiera a sugerir que faltaba ocuparnos de un callejón de fachada ruinosa, el cual tenía flanqueada la entrada por dos tipos semidesnudos de apariencia intimidante que mostraban, al parecer con orgullo, las marcas de su azarosa vida en el cuerpo.

El siempre correcto hermano Olivares, ducho en estos menesteres, esperó con paciencia a que los predicadores rezagados se unan al grupo. La espera se volvió tensa, al menos para mi, quién siendo apenas un niño me iniciaba en la poco comprendida pero encomiable labor de salir a la calle a predicarle a la gente acerca de Dios.

Al cabo de un momento estábamos todos. No faltaba nadie. De repente pensé, al observar con detenimiento a nuestro numeroso grupo, que nosotros para los demás lucíamos intimidantes también. El hermano Olivares, se dirigió al grupo de publicadores con su típico estilo flemático: “Hermanos, todavía nos quedan algunos minutos de servicio. Falta cubrir ese callejón. Recuerden que tenemos que dar a conocer la palabra de Dios a todos sin distinciones. Así es que entramos todos de dos en dos. Cada uno protege a su pareja”.

“¡Al Gran Chaparral!” arengó la extrovertida hermana Ercilia, nomás terminadas de dar las instrucciones, para sorpresa nuestra, dejando relucir sus blanquísima dentadura que contrastaba con la tez oscura de su piel morena.

Animados y armados de nuestras biblias y algunas revistas ingresamos al callejón, predicando con denuedo a todos con quiénes nos encontramos en ese lugar.

Fueron muchos sus años de servicio a Dios y yo fui testigo de ello.

Descanse en paz, hermanita Ercilia Joya,

Billy Colonia
Martes 17 de diciembre del 2013

(más…)

A la Hermana Carmela

Habíamos terminado de cantar y de orar también.
La reunión había concluido.
Mientras recogía mis libros preparándome para irme a casa.
Alguien sorpresivamente me tomó del hombro.
Nada mas voltear recibí un abrazo cálido y efusivo
de mi hermanita Carmela,
quien con sus 79 años a cuestas y bastón en mano
me expresó con emotividad su alegría por verme.
“Y pensar que yo te daba estudio de la Biblia
cuando eras así de chiquitito”
mientras hace una seña con la mano que tenía libre.
“Tú no sabes la alegría que siente mi corazón
cuando te veo llegar a las reuniones.
Pienso en todo el esfuerzo que hice para animar a tu mamá
para que los traiga siempre
cuando ustedes eran todavía muy pequeños”.
“Cómo ha pasado el tiempo.
Ahora mírate, ya eres todo un hombre, hecho y derecho”.
Apabullado por la ternura de sus sentidas palabras
enjugué mis ojos para esconder las lágrimas y
Solo atiné a decirle con voz quebrada
“Gracias por todo hermanita Carmela, la quiero mucho”.
Compadeciéndose de mi por mi súbito cambio de ánimo, me dijo:
“No te pongas así. Mira, te voy a contar un chiste”.
En serio, ¿usted cuenta chistes?.
“Claro, me sé este que es muy bueno.
¿Tú sabes por qué los elefantes no usan computadoras?”.
No tengo la menor idea.
Casi sin aguantar la risa me respondió.
“Porque los elefantes le tienen miedo a los ratones”.
No pude dejar de sonreír por la inusitada gracia de su buen humor.
Empezó contándome uno pero después vinieron otros más.
Sorprendido por su amplio repertorio,
le pregunté como así se los había aprendido.
“Los leo en el periódico y luego los recorto” me respondió
sacando de su bolsillo un fajo de tiras de periódico
amarradas con una liga.
 “Toma, te los obsequio. Léelos que te van hacer reír mucho”.
Han pasado algunos meses desde aquella conversación.
Mientras recuerdo los detalles de la tertulia de aquella noche,
me dirijo al velatorio de la Av.Petit Thouars para despedirla
y reiterarle con mi presencia
que la sigo queriendo mucho.
Que Dios la guarde en su memoria.
Billy Colonia
Lunes 11 de noviembre del 2013

(más…)

Recordando al tío Víctor

Diecisiete años tenía la primera vez que acudí donde el dentista para que me extraigan una muela irremediablemente dañada. Papá me llevó. Fuimos al consultorio de Victor Roca, mi tío, esposo de mi tía Magnolia, la prima de mi mamá. Ambos, papás de mis primos Víctor Manuel y Luis. Su consultorio se ubicaba en un segundo piso de un pequeño edificio de la Av. Venezuela en Breña, muy cerca de una peculiar iglesia de limpios trazos verticales. Papá para ubicarse tomaba como referencia un bar conocido como “El Gato Negro” que se encontraba muy cerca de allí. (más…)

Mi abuelito Teodoro

Aquel domingo del 28 de marzo de 1993 era especial. Me levanté temprano y de buen ánimo, me duché y con lo justo y necesario me fui rumbo a la universidad San Marcos a dar mi examen de admisión. Con la moral al tope tomé un microbús en la Av. Javier Prado.

Por contraste, a diferencia de aquel día, ese verano no la pasé bien. Tenía delante de mi una misión difícil, puesto que no era fácil ingresar a la universidad como lo es ahora. No podía dormir con la apabullante responsabilidad que significaba tener la expectativa de toda la familia a cuestas. Tenía a mis padres a mi lado, pero también a mi abuelito. Ellos me protegían y hacían que mi carga fuera más llevadera. Pero todo lo que hice en aquellos días, especialmente lo hice por mi abuelito y narro por qué.

Desde que tuve uso de razón no hubo domingo que no fuéramos a visitar a los papás de mi mamá, mis abuelitos Teodoro y Efigenia. Pasábamos interminables tardes domingueras conversando en familia sentados en el comedor que daba a la cocina de su pequeño departamento en San Luis. Largas y divertidas conversaciones entre papá y el abuelito Teodoro amenizaban mis tardes junto a las noticias del fútbol y las carreras de caballos.

En una de aquellas tertulias el abuelito Teodoro, apelando a su experiencia y a su sabiduría práctica me aconsejó de lo importante que resultaba aprovechar mi juventud estudiando y aprendiendo otros idiomas. Se ponía como ejemplo y contaba de sus experiencias en los Estados Unidos, de las veces que estuvo allí siendo ya mayor y nos narraba de lo mucho que pudo haber conseguido con tan solo conocer el idioma. “No es muy difícil”, me decía, “Para los que sabemos quechua es más fácil aprender inglés de aquellos que sólo saben español”. Concluía con su característico buen humor.

Absorto y envuelto en las historias de mi abuelo, me proyectaba al futuro convencido en la receta del éxito que él me mostraba. Aquella tarde, emocionado y absolutamente convencido de cuál era el camino a recorrer y teniendo como testigo a papá le aseguré a mi abuelo que en el próximo verano ingresaría a la universidad. “Es una promesa”, le dije.

Un domingo previo al examen de admisión el abuelito Teodoro estando de visita en la casa de Lince enfermó. Algo que comió le cayó mal, afectando ya su delicado estado de salud. Lo internaron en el hospital Almenara de la Av. Grau y pasaron los días sin que se recuperara.

El domingo de mi examen llegué a la Ciudad universitaria de San Marcos y me dirigí al último piso de la Facultad de Administración. Me ubicaron en una carpeta al final del salón seleccionado. Mientras esperaba a que iniciara el examen marqué la carpeta, con el lápiz que me acababan de entregar, el nombre de mi abuelo que se encontraba enfermo. El examen estaría dedicado a él. Mi promesa estaba a horas de poder ser cumplida.

Inicié el examen y con el ímpetu de un velocista de cien metros planos no hubo pregunta que se me resistiera. Tuve tiempo hasta para repasar las respuestas. Y con mi corazón latiendo a mil, sintiéndome vencedor, esperé la orden de salida para ir corriendo a la casa de mi abuelito a darle la noticia. Ya no había que esperar resultados, mi ingreso a la Universidad era una realidad.

Salí apresurado por Universitaria, llegué a Bolívar y tomé un microbús que me dejó en Aviación con Canadá. De allí corriendo llegué hasta la Urbanización Túpac Amaru, donde vivían mis abuelos, a darle la noticia a todos mis familiares que seguramente estarían allí reunidos. Mis padres me avisaron también que estarían allí.

Llegué y encontré sólo a mis hermanos y a mis primos menores también en la casa. Entré a cada una de las habitaciones esperando encontrar a alguno de mis tíos. No estaban. Para hacer tiempo, ingresé al cuarto de la abuelita y tomé su antigua radio gris a pilas, como lo solía hacer casi todos los domingos, para enterarme del fútbol. En aquellos días no pasaban los partidos por TV. Tomé la radio, me senté en la sala a esperar mientras seguía la narración del partido que Alianza Lima jugaba en Sullana por el campeonato peruano. El encuentro termina empatado mientras pienso en las buenas noticias que el día me regalaba.

La impaciencia me inquieta. Apago la radio mientras descanso pensando en cómo darles la noticia de mi ingreso a la universidad a mi familia y en especial a mi abuelito Teodoro. Mis primos juegan. No me molestan ni tampoco los molesto. Sólo espero. Tocan el timbre. Mi corazón late con fuerza. Llegó la hora. Uno de mis primos menores abre la puerta. Ingresa mi abuelita junto a mi papá y mi mamá que la sostienen. Lucen lentes oscuros. Lloran desconsoladamente. Detrás de ellos ingresan mis tías con rostros hinchados y palidecidos. Lo sé. No es necesario que me lo digan. Mi abuelito ya no está. Callo con mi noticia conmigo. Ya no se lo podré contar a mi abuelo. Lloro amargamente. Llegué tarde. No tuve el tiempo para abrazarlo y agradecerle por todo lo que había hecho por mí. No le di esa alegría. Esa tristeza me acompaña. No hay 28 de marzo que lo olvide.

Billy Colonia
29 de marzo del 2012

(más…)

¿Qué es DRUPAL?

El administrador de contenidos mas robusto de Internet descrito en este vídeo.

(más…)

QUINO, El Papá de Mafalda, llega al Perú el 22 de Julio a la Feria Internacional del Libro

Quino

Llegara el 22 de julio y al día siguiente participará en la Feria Internacional del Libro, donde dará una conferencia y firmará libros a sus seguidores.

Se hará realidad el sueño de muchos. El dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado, el creador de Mafalda, el famoso y entrañable personaje de miles de sus historietas, vendrá al Perú este 22 de julio.

(más…)

Publicidad del navegador Google Chrome.

Este vídeo fue producido por el equipo de Google en Japón. Resalta su ligereza y velocidad de navegación. Para descargar e instalar Google Chrome ir a http://www.google.com/chrome

(más…)

Sorprendente vídeo de Salida y Puesta de La Tierra vista desde La Luna.

Para capturar la figura del planeta Tierra de forma completa las órbitas de La Tierra, La Luna, el Sol y la sonda japonesa SELENE (o también conocida como KAGUYA) dentro de sus órbitas de traslación deben de formar una linea recta. Este peculiar posicionamiento sólo ocurre dos veces al año.

(más…)

Tuitertón: Contra el frío en la sierra. Apúntate y colabora. Viernes 3 Julio 2009

tuiterton

Tuitertón es un evento de usuarios peruanos de Twitter a beneficio de nuestros compatriotas afectados por el frío en la sierra. Podrás conocer y reencontrarte con otros tuiteros, participar de la fiesta, las presentaciones de los tuiteros conocidos, jugar con tus gadgets y sobretodo colaborar con una gran causa! La donación básica es de S/. 20, los cuales serán depositados en una cuenta de Cáritas del Perú.

Inscríbete
(más…)

Fallece el Rey del Pop Michael Jackson. 25 Junio 2009

Comparto los dos vídeos que disfruté en mi niñez viendo al “Rey del Pop”.

Bille Jean

Thriller

(más…)