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Por: Rubén Villasante

* Ponencia presentada en

XIX Congreso Nacional de Filosofía – CONAFIL

Universidad de Lima, Perú

 

Dedicatoria

A Rodolfo Cárdenas –“Granito”–, mi Maestro de Ayahuasca, a quien le debo muchas prudentes decisiones, que aún desde el Iruaka, la ciudad más grande de las almas kukama, me sigue enviando mensajes de sabiduría.

A Ysabel Monteagudo, auténtica mensajera de nuestra Madre Ayahuasca, quien con generosidad nos guía en saber qué hacer y cómo hacer con lo inmanente y trascendente del cotidiano vivir.

 

 

Entre los yagua de la Amazonía el saber (ndatará) es aprehendido primero por la visión, para conocer las cosas hay que “verlas” en sueños o durante un trance, a través del cual el chamán ingresa al mundo de los espíritus para consultarles sobre los enigmas del caso que atiende.

Carlos Iván Degregori

 

Sumilla

El Ayahuasca es una planta de uso ancestral de la Amazonía. Mezclado con hojas de chacruna se elabora un brebaje al que denominamos elixir de Ayahuasca, cuya ingesta en una ceremonia chamánica, induce un estado de conciencia profundamente inmersivo y radicalmente alterado, pero sin disminución de la vigilia, generando procesos en que todos los sentidos están en un estado de plácida hiperestesia y de sinestesia sensorial, que proporciona conocimientos válidos para sus participantes, donde todo está cargado de significado, donde el significado no es contingente. Investigaciones realizadas desde la antropología, la bioquímica, la neurociencia, la farmacología etnobotánica y la filosofía, dan cuenta de su práctica, de sus componentes bioquímicos, de sus efectos en el conocimiento y la comunicación con otros niveles de realidad que se dan a través de “visiones”. Se señala que el conocimiento del brebaje no es fruto del azar, dejando la interrogante sobre los procedimientos sistemáticos de los especialistas indígenas para su obtención. La mayoría de los estudios se realizan sobre algunos tópicos específicos del elixir de Ayahuasca: su composición bioquímica, el efecto de los alcaloides en el cerebro humano, perdiendo mucho de los efectos sinérgicos de una visión integral o consideraciones mereológicas del conjunto. El conocimiento se obtiene como un proceso relacional entre entidades de la naturaleza, según las declaraciones de los especialistas del elixir de Ayahuasca.

Palabras clave: conocimiento, Ayahuasca, pueblos originarios de la Amazonía.

 

Plantas de Ayahuasca y chacruna

 

  1. Presentación

A través de la ingesta del elixir de Ayahuasca se desarrollan una serie de procesos mentales, uno de los cuales es que dota de conocimiento a los participantes. Todos los testimonios así lo confirman. Pero ¿de qué tipo de conocimiento se trata? ¿qué elementos participan en el proceso? ¿Qué relación tiene con las teorías del conocimiento que se analizan desde la filosofía? ¿Plantean problemas de índole epistemológico?

El Ayahuasca es una planta de uso ancestral en diferentes pueblos originarios de la Amazonía. Es una pócima que preparan directamente los maestros ayahuasqueros en base a dos plantas: ayahuasca (Banisteriopsis caapi) combinada con otra planta denominada chacruna (Psychotria viridis) que son los ingredientes principales del elixir. A ello le pueden agregar algunas otras plantas como tabaco, toe, chiricsanango, etc. Su ingesta se realiza normalmente en horas de la noche y de preferencia en una maloca, en medio del bosque. Produce experiencias inmersivas en las “visiones” con un alto sentido noético.

¿Qué se conoce con el Ayahuasca? Shanon (2010) hace una tipología con nueve categorías de conocimientos que se obtiene con el Ayahuasca. Dice que el tipo que más destaca es el conocimiento para la curación de los males. Pero también identifica el conocimiento psicológico, el conocimiento de la naturaleza y de la vida y también “el conocimiento de filosofía y metafísica”, que -dice Shanon- ocurre aún en personas sin educación, sin ningún conocimiento ni interés previo en filosofía. Igualmente, señala Shanon que “es un hallazgo empírico de suma importancia para la cognición y el estudio de la mente humana.”

El Ayahuasca es considerada una droga psicodélica que genera una serie de procesos mentales. La más notable es definitivamente la sinestesia de los sentidos. En la experiencia con el elixir de Ayahuasca hay una superposición de los sentidos del oído, vista, olfato, gusto y tacto, que, por ejemplo, da la sensación de que “se está viendo y saboreando los sonidos” o “sintiendo en la piel una serie de olores y sabores”. Es “música visual”, según cita Narby (2021) a Angélica Gebhart-Sayer; “hablan un lenguaje hecho de imágenes tridimensionales y sonoras” dice el propio Narby (2021, p. 111). Esta sinestesia supera largamente la que se produce en los sueños creativos o paradójicos que ocurren en la fase REM del sueño (Lafrance, 2022). Además, “el ver” puede ser con los ojos abiertos o cerrados o como dice Deltgen (citado por Shanon, 2010): “estaba viendo con mi cerebro no con mis ojos, o más adecuadamente: estaba viendo con mi mente”. En la investigación de Castro et Al. (2016) señalan que “en investigación realizada de esta especie [binomio Ayahuasca] en humanos se ha demostrado que induce a profundas modificaciones en la percepción, emoción y procesos cognitivos.” De otro lado, De la Fuente (2017) señala que gracias al uso de fármacos psicoactivos la distinción entre trastornos orgánicos y funcionales se va haciendo cada vez más difusa y que su uso son un gran impulso para las investigaciones de las bases neuronales y moleculares de la mente y la conducta (p. 502). Es importante señalar que el elixir de Ayahuasca “produce intensos efectos sobre la mente, que se adaptan bien a la fisiología humana, y no son consideradas drogas de adicción, pues no promueven su consumo compulsivo ni inducen un síndrome de abstinencia” (Escobar, 2015).

Los maestros ayahuasqueros dicen que acceden al conocimiento, comunicándose con “los espíritus” de la naturaleza, para el caso de las curaciones se comunican con “la madre” de las plantas. La Ayahuasca misma es una planta, con quien se comunican los especialistas y afirman que “bebiendo Ayahuasca uno aprende estas cosas” (Narby, 2021). Es la Ayahuasca la que brinda el saber. Los icaros o cantos que realiza el maestro en la sesión son “enseñados” por la Ayahuasca. Comunicarse con las plantas es un acto inadmisible desde la ciencia occidental. Sin embargo, la investigadora canadiense Suzanne Simard (2018), del Departamento de Ciencias Forestales y de la Conservación, de la Universidad Columbia Británica de Vancouver, realizó una investigación donde encuentra que a través de una red fúngica los árboles se comunican, aprenden y memorizan una serie de datos y hechos de los seres de su entorno, encontrando con ello un tipo de comunicación con las plantas. ¿Es la única forma? ¿Cuál es la vía de comunicación que establecen los maestros ayahuasqueros con las plantas? En términos de la ciencia occidental, ¿qué puede ser aquello que los especialistas amazónicos llaman “la madre” de las plantas? ¿Estás “madres de las plantas” que se presentan en las “visiones” como serpientes entrelazadas, son la doble hélice del ADN, como sostiene Narby?

 

   Don Pablo Amaringo y “la soga del muerto”

 

  1. Las prácticas tradicionales con el elixir de Ayahuasca en la Amazonía

Hace más de cinco mil años que numerosos pueblos originarios de la Amazonía preparan y utilizan el elixir de Ayahuasca (referencia de Narby, 2021, p. 225). En los momentos de la invasión europea, “ya el padre Vicente Valverde, capellán de las fuerzas de Pizarro, se refiere a ella en una de sus informativas cartas al Santo Oficio de la Inquisición, y habla de sus poderosos efectos diabólicos.” (Cabieses, 2015, p. 238)

La ingesta del elixir de Ayahuasca forma parte sustancial de la cultura de los pueblos amazónicos. Así lo señalan los especialistas del Programa de Formación de Maestros Bilingües de la Amazonía Peruana – FORMABIAP, cuyos testimonios se hallan compilados en el libro El ojo verde. Cosmovisiones Amazónicas (2004), donde puede apreciarse la fuerte relación entre el elixir de Ayahuasca y los componentes fundamentales de su cultura.

Tsomiri es el que domina a todos los seres vivientes del agua… Este animal es invisible, no lo podemos mirar, sólo los ayahuasqueros, los tabaqueros pueden conversarle para que les dé más peces o para que les cure. (Oshipiyo Ararooshi Iriooshi, ashaninka, p. 61)

En el aguajal existen todo tipo de plantas medicinales y plantas hechiceras. Todas ellas tienen sus “madres” y con todas se relaciona el médico ayahuasquero, tsumi… El cuarto sol: iruaka, es la ciudad más grande de las almas. Ellas se relacionan con el médico ayahuasquero que vive aquí, en el tercer espacio.” (Caritimari, kukama kukamiria, p. 160)

El penutun o chaman, cuando toma su ayahuasca se contacta con el alma de todos los seres de la naturaleza. Conversa con ellos a través de la ayahuasca y escucha lo que ellos conversan. Ellos le van enseñando qué comidas debe dietar para adquirir el poder, cómo debe tomar su tabaco cómo debe cantar sus icaros para llamar al espíritu. El hombre shawi qué quiere ser poderoso tiene que tener relaciones con todos estos seres de la naturaleza (del agua, aire, subterráneo, lluvia, luna, sol, estrellas, trueno, relámpago) y con las almas de las personas muertas. Sobre todo, el alma de la familia (abuelo, padre, abuela, madre) le pone en contacto con otros espíritus y le enseña los icaros para controlar y manejar el poder a través de la toma. Así aprende a curar y encontrar visión.” (Chanchari, shawi, p. 187)

Puede apreciarse la fuerte vinculación de la Ayahuasca con su “visión del mundo”, con sus referentes éticos fundamentales, que “es la que ofrece el sentido de realidad y el sentido (deber/felicidad) de la acción humana”, según la definición de cultura que nos presenta Ricoeur (citado por Etxevarría, 2001).

Sin embargo, la ingesta del elixir de Ayahuasca también está muy relacionada con hechos de la vida cotidiana, como bien lo describen Macera y Dávila (2004) en la Introducción del libro El Ojo verde:

El chamán es sobre todo un agente de las crisis. Lo buscan quienes tropiezan con un problema, con una situación difícil, inmanejable con sus propios recursos de gentes comunes, por esa razón uno de los principales escenarios de la acción chamánica es el campo de la salud y la enfermedad. En primer término, porque además de los conocimientos colectivos sobre las plantas medicinales, posee información más específica. Pero también porque muy probablemente las enfermedades sólo expresan una conducta social que puede ser la del propio enfermo cuando no ha cumplido con todas las normas a que está obligado en su trato no sólo con los hombres sino con todos los seres. Aunque también podríamos encontrarnos ante otro tipo de inconducta: cuando el enemigo del enfermo, por envidia o maldad, le ha hecho un daño quizá con el auxilio de algún otro chamán. (Pp. 22 y 23)

La enfermedad y la envidia son campos donde actúa el especialista ayahuasquero, pero no se agota en esos temas. Para los comuneros de los pueblos originarios también son motivo de consulta al elixir de Ayahuasca los hechos del pasado -olvidados o reprimidos-o ¿qué les depara el futuro? Asimismo, consultan sobre amores y negocios; también sobre objetos, animales y/o personas perdidas (en la selva amazónica es fácil perderse). Un caso especial de consulta al elixir de Ayahuasca se recogió en el pueblo kandozi, cuando se hallaban muy incómodos con la presencia de un personaje foráneo, un nativo kichua desarraigado, solitario y montaraz, quien se hace pasar por curandero, pero los kandozi en vez de curarse se enferman y hasta mueren. Los kandozi lo invitan a retirarse de su territorio, pero él se niega y los amenaza con “comerles como piraña”.

Entre seis u ocho apus kandozi se reúnen para determinar qué hacer con el intruso. La reunión es una sesión de ayahuasca. En las visiones que genera el brebaje determinan realizar el tistama machiritamanda o “cancelación de daños a tu familia”. La visión también les indica que “el que tiene más poder” es quién debe ejecutar la acción, aquel Apu que tiene la mayor cantidad de hijos vivos, el que tiene capacidad de conseguir el adecuado y suficiente alimento diario para mantener una familia numerosa, el que conoce y domina bien “los poderes del monte”. Witia tiene ocho hijos y cría otros ocho hijos huérfanos de su hermana muerta. (Villasante, 2020, pp. 86, 87).

Solón, Maestro ayahuasquero

Preparación y resultados

 

 

 

  1. El elixir de Ayahuasca

El elixir de Ayahuasca es preparado en base a dos plantas: Ayahuasca (Banisteriopsis caapi) y chacruna (Psychotria viridis). De acuerdo con los conocimientos de los maestros ayahuasqueros y con los propósitos de la ceremonia a realizar pueden agregar otras plantas, entre ellas el tabaco (Nicotiana tabacum), toe (Brugmansia suaveoles), chiricsanango (Brunfelsia grandiflora), piri piri (Justicia pectoralis), etc.

Dos testimonios del libro El Ojo verde, del pueblo Kukama Kukamiria y Shipibo, así lo indican:

“Debe tener una planta de chacruna la mezcla con la Ayahuasca, porque sin esa mezcla no hace efecto, no hace ver visiones. También debe tener un tronco de tabaco (cigarro mapacho) que se utiliza en el mismo momento para que se acerque la “madre” de la Ayahuasca. (Caritimari, kukama kukamiria, p. 160)

Se puede acompañar con otras plantas maestras, como el nomaurau, aypana, piñón colorado o negro, dependiendo de lo que el maestro ha aprendido de esas plantas. (Senen Pani, shipibo, p. 200).

La Ayahuasca es una planta de tipo enredadera. Lo que se utiliza para el elixir son trozos de su tallo. La chacruna es un arbusto y lo que se utiliza son sus hojas. Su elaboración parece bastante simple: se hace hervir por horas en una olla muy grande (de 30 a 40 litros) el tronco machacado de Ayahuasca y las hojas de chacruna. En determinado momento, se retiran el bagazo de ambas plantas, y se continúa haciendo hervir. El volumen de la decocción se va consumiendo casi al fondo de la olla. La cocción está lista cuando “perlea” -con el hervor se forman como perlas en el fondo de la olla- y queda una sustancia coloidal, de color perla. Se retira del fuego para que enfríe y luego se envasa en una botella. El resultado es algo más de medio litro del hervido realizado.

A esta decocción el maestro ayahuasquero lo tiene que icarar, le tiene que cantar, con cantos aprendidos a través de la Ayahuasca; le tiene que soplar con humo de mapacho (tabaco nativo). Recién ahí se convierte en el elixir de Ayahuasca. Dicen los maestros ayahuasqueros que para icarar “se tienen que concentrar” para “transmitirles el espíritu, para avivar el espíritu de la Ayahuasca”. En opinión de la doctora Rosa Giove, past directora de Takiwasi: “el icaro, el canto shamánico es el arma curativa, la sabiduría y el vehículo de la energía personal del curandero, el símbolo de su poder” (1993, p. 7).

De acuerdo con investigación científica bioquímica y farmacológica realizada al elixir de Ayahuasca, la decocción del tallo de Ayahuasca con hojas de chacruna contiene una serie de alcaloides que en conjunto conforman el elixir. La Ayahuasca contiene betacarbolinas: harmina, harmalina y tetrahidroarmina y la chacruna es la fuente de dimetiltriptanima (DMT).

En efecto, esta mixtura alucinógena, conocida sin duda desde hace milenios, es una combinación de dos plantas. La primera contiene una hormona que el cerebro humano produce naturalmente, la dimetiltriptamina, que, sin embargo, es inactiva por vía oral, puesto que está inhibida por una enzima del aparato digestivo, la monoamino oxidasa. Ahora bien, la segunda planta de la mixtura contiene precisamente varias substancias que protegen la hormona del asalto de esa enzima. (Narby, 2021).

La Banisteriopsis caapi contiene betacarbolinas (harmina, harmalina y tetrahidroharmina) y la Psicotria viridis y la Diploterys cabrerana son fuentes de dimetiltriptamina (DMT). La combinación de estos alcaloides permite que la DMT tenga efecto por vía oral, ya que en ausencia de betacarbolinas sería degradada por la monoaminooxidasa (MAO) presente en el cuerpo humano. (ICEERS, 2017)

La harmina y su familia de alcaloides son inhibidores de la mono-amino-oxidasa (MAO) cerebral y, como tales, permiten acumular norepinefrina y son antidepresivos… (Cabieses, 2015).

A estos alcaloides se le atribuye los efectos en el cerebro, y como veremos más adelante también en la conciencia, la mente y los procesos cognitivos.

 

Abre oportunidades de estudio de la conciencia, el cerebro y la mente

 

  1. La ingesta del elixir de Ayahuasca

Una aclaración importante frente a la proliferación de servicios de Ayahuasca en muchos lugares, de los cuales es difícil saber su seriedad y eficacia. Si desean tener una buena experiencia es necesario participar de una de las ceremonias que realizan los auténticos maestros ayahuasqueros. Para reconocer a un auténtico maestro ayahuasquero, hay dos aspectos claves a considerar. Primero, en el primer contacto, el maestro va a negar serlo, inclusive lo negará hasta de mala manera, pero si se le da referencias precisas de quién nos ha recomendado, recién va a aceptar que es un maestro ayahuasquero. Es decir, un verdadero maestro no alardea de sus conocimientos y prácticas. Lo segundo, un verdadero maestro ayahuasquero no cobra por lo que hace, “te convida el Ayahuasca”. Si insistes por el pago, te va a pedir tu voluntad, si le das un sol se va a quedar contento y si le das cien soles, igual se va a quedar contento. El elixir de ayahuasca no pertenece al mundo de los negocios. Si no se cumplen ambas condiciones es muy alta la probabilidad de estar frente a una estafa o frente a un maestro “malero”.

Antes de beber el elixir de Ayahuasca los maestros dan recomendaciones a los participantes para “dietar”. A los que van a tomar por primera vez les recomienda que una semana antes deben de “dietar” sal, azúcar, picante, grasa, licor y sexo. El “convido” del elixir de Ayahuasca es normalmente por las noches, de preferencia en una maloca en medio del bosque. Todos los participantes se sientan en círculo, el maestro ocupa la posición Sur. Uno a uno los participantes se van acercando donde el maestro, quien con la mirada a la persona sopesa la cantidad que le va a dar del elixir, por lo general va en un rango de veinte a cincuenta mililitros, un vaso pequeño. Su sabor es muy amargo, como la coca, pero diez veces más intenso. Luego que todos han tomado se apaga las luces y el maestro canta los icaros. Estos icaros se cantan en castellano, quechua, shipibo o cualquier otro idioma, pero en la mayoría de los casos son frases sin sentido. Dicen los maestros ayahuasqueros que la letra no interesa en absoluto, lo importante es la melodía. Ellos aseguran que el Ayahuasca funciona con los icaros, “son los que te hacen viajar”, dicen.

Es ilustrativo el testimonio de Senen Pani, maestro ayahuasquero shipibo sobre la ceremonia de la Ayahuasca.

Nuestro pueblo viene tomando ayahuasca desde hace cientos de años. La madre ayahuasca es una planta sagrada que debemos respetar. Si no seguimos sus ordenanzas, nos puede cutipar. La toma tiene lugar tarde en la noche, cuando todo está tranquilo. Los que van a la ceremonia deben haber dietado, siquiera desde la noche anterior. La dieta consiste en no comer carnes rojas, grasas, sal, azúcar ni condimentos; y tampoco tomar licor ni tener relación sexual.

El maestro debe concentrarse para icarear el ayahuasca que va a repartir y dar a cada uno su medida. Mi pulso es lo que me indica cuál es la medida exacta que la persona necesita. Para atraer a los espíritus, uno se acompaña con el humo del tabaco. Para “limpiar”, antes se pasaba un ramito con hojas de yerbaluisa, pero ahora soplamos con agua florida. También, a veces se raya la canela de monte (con lengua de paiche que usamos como rallador). Y ese polvo se lo frota en las manos para aromatizar, para que nosotros podamos entrar al mundo de la medicina.

La ayahuasca produce la “mareación” a la media hora de haberlo tomado y el efecto dura unas cuatro horas. Debe estarse a oscuras. Durante la ceremonia, el maestro a través de los icaros, cantos que los espíritus le han revelado, va a pedir a la madre Ayahuasca para que purifique a los que participan. La planta le hace ver qué mal tiene la persona y cómo es su espíritu. La ayahuasca nos da energía y conocimiento, cura los males del cuerpo y del alma, por eso debemos siempre terminar la ceremonia agradeciéndole por sus poderes curativos que hasta hoy en día nos sirven a los hijos de la tierra para curar nuestros males. Para mí, la ayahuasca me ha dado el conocimiento para entender la vida de una manera más amplia. Para el pueblo shipibo la ayahuasca representa el centro de vida. (Senen Pani, shipibo, pp. 200 y 201).

Sinestesia

Puede apreciarse el involucramiento pleno de los cinco sentidos en la ceremonia de Ayahuasca, pero cada sentido, conforme avanza la mareación, van afinando su sensibilidad, incrementando su intensidad y superponiéndose y combinándose unos con otros, creando una situación singular y vívida de sinestesia.

Por su parte, las investigaciones científicas antropológicas, médicas, biológicas, farmacológicas, analizan cómo se conoce con la ingesta del elixir de Ayahuasca. Veamos algunas opiniones.

Lo que sucede bajo la intoxicación [con el elixir de Ayahuasca] puede compararse con un pas de deux entre el bebedor y la bebida, no con un mero efecto fisiológico mecánico de sustancias químicas. (Shanon, 2010).

La infusión induce cambios dependientes de la dosis en las esferas perceptiva, afectiva, cognitiva y somática, con una combinación de efectos estimulantes y psicodélicos. La experiencia global es de mayor duración e intensidad más leve que la reportada previamente para la DMT administrada por vía intravenosa (Riba, 2003).

En la práctica ritual, el Ayahuasca nunca se utiliza en forma pura. Siempre se acompaña de otros vegetales que contienen una buena concentración de N-N-dimetil-triptamina u otros alcaloides triptamínicos. La suma de éstas dos familias de alcaloides es fuertemente alucinógena, lo que nos hace admirar, una vez más, los resultados de la investigación psicofarmacológica de los herbolarios indígenas que, aunque usted quiera hablar de brujería, querido lector, nadie llega a conclusiones similares por pura casualidad (Cabieses, 2015).

“Uno se pregunta: cómo pueblos de sociedades primitivas, sin conocimiento ni de química ni de psicología, han logrado encontrar una solución a la activación de un alcaloide vía un inhibidor de monoamino oxidasa. ¿Por pura experimentación? Tal vez no. Los ejemplos son demasiado numerosos y podrían aún ser más con investigaciones suplementarias” (Schultes, ‘el etnobotánico más renombrado del siglo XX’, citado por Narby, 2021).

En la opinión de Shanon el conocimiento se da como un baile de ballet de a dos personas, pas de deux, que se entienden y articulan en la danza, no es sólo el efecto de un estimulante que recibe pasivamente el participante. Riba señala la influencia sistémica del elixir de Ayahuasca y destaca el hecho que, a través de su ingesta, la experiencia es de más larga duración, aunque de intensidad más leve que la administración de DMT por vía endovenosa. Las opiniones de Cabieses y Schultes descartan que hayan encontrado de casualidad la combinación adecuada de alcaloides para los efectos en el cerebro. Descartada la casualidad hay que preguntarse ¿qué proceso sistemático realizan los herbolarios indígenas para tener ese conocimiento? Aún queda mucha investigación y reflexión por realizar.

Recientemente Timmerman, et al. (2023) han realizado un estudio científico de la “acción cerebral aguda” de la dimetiltriptamina (DMT), utilizando tecnología de neuroimagen: resonancia magnética funcional – electroencefalografía (fMRI-EEG). El estudio ha sido realizado con veinte voluntarios sanos y controlado con placebo, para comparar la acción cerebral con y sin DMT y determinar de manera específica los efectos de la DMT. A continuación, se presenta una selección de los resultados descriptivos:

la DMT, un agonista del receptor de serotonina 2A (5-HT2AR), induce un estado de conciencia profundamente inmersivo y radicalmente alterado. La DMT es, por tanto, una herramienta de investigación útil para sondear los correlatos neurales de la experiencia consciente.

La DMT puede inducir un estado alterado de conciencia intenso y envolvente, caracterizado por imágenes vívidas y complejas, y una sensación de ser transportado a una realidad o dimensión alternativa, sin disminución de la vigilia. Con dosis suficientemente altas, son frecuentes las descripciones de encuentros con “seres” o “entidades” sensibles. Se ha encontrado que tales experiencias ontológicamente impactantes se correlacionan con cambios subsecuentes en las creencias metafísicas.

Los ensayos clínicos de la terapia psicodélica para el tratamiento de una variedad de condiciones de salud mental han arrojado resultados de seguridad y eficacia consistentemente prometedores.

En consecuencia, la neuroimagen funcional humana con DMT ofrece una oportunidad científica única para avanzar en nuestra comprensión de la neurobiología de los estados conscientes.

Las regiones con la expresión más densa de receptores de serotonina 2A, determinadas mediante datos independientes de tomografía por emisión de positrones (PET), fueron las más afectadas por la DMT, y se superpusieron con regiones relacionadas con funciones cognitivas evolucionadas como el lenguaje y el procesamiento semántico. Estos resultados apoyan la noción de que los psicodélicos impactan un eje principal de la organización cerebral, y en relación, la calidad de la experiencia consciente humana.

Comprobado, en términos de la ciencia occidental, con imágenes de resonancia magnética y de electroencefalografía, que la DMT permite sondear las correlaciones de la actividad neuronal de experiencias conscientes, que genera experiencias vívidas de ampliación de la conciencia, llevando a las personas a otros planos de la realidad. Y, hay que destacar que la DMT actúa de manera relevante en los receptores de serotonina (hormona encargada de regular las emociones, el deseo sexual, el apetito y en general las sensaciones de bienestar) creando sinestesia con áreas del cerebro que desarrollan las funciones más evolucionadas de la cognición: el lenguaje y el procesamiento semántico. Donde todo está investido de significado, donde el significado no es contingente.

Sin embargo, de acuerdo con lo que los autores señalan, es un estudio realizado en ambientes clínicos, en la que la DMT ha sido aplicado de manera intravenosa. Sería muy valioso que se pueda realizar el mismo estudio con fMRI-EEG pero en una ceremonia de ingesta del elixir de Ayahuasca, donde la “visión” se presenta como la vía clave del conocimiento, pero es mucho más que percepción visual, pues intervienen en la “visión” los sonidos de los icaros y de la shapaja; los olores de la canela huasca, del humo del tabaco, del agua florida; el sabor acre del elixir de Ayahuasca que va cambiando de amargo intenso a un suave dulzor y se mezcla con los sabores ácidos de los vómitos. Todos los sentidos están en un estado de hipersensibilidad. Igualmente, las emociones están en un grado extremo de plácida hiperestesia. En una situación así, es de alta probabilidad que los resultados serían mucho más potentes e ilustrativos del cerebro, la conciencia y la mente humana.

  1. Cognición a través del elixir de Ayahuasca: lenguaje y música

Desde la perspectiva chomskyana, el lenguaje es un instrumento de pensamiento, mucho del lenguaje nunca llega a exteriorizarse y lo poco que se exterioriza a través de la comunicación oral es un acto secundario y limitado. Es decir, el lenguaje no sólo son las palabras, las frases u oraciones que expresamos al hablar sino sobre todo aquellos pensamientos que no se verbalizan. Y en toda persona son mucho más los pensamientos silentes, que la palabra hablada. La semántica es una característica clave de las palabras, pero la semántica es anterior a la palabra y va más allá de ella. Cuando tenemos un concepto, un deseo, una emoción que deseamos transmitir, buscamos en nuestro repertorio de palabras las que mejor expresan lo que deseamos comunicar. Aun así, no siempre lo logramos, porque el lenguaje hablado (y escrito) comporta vaguedad (Russell, 1923; Williamson, 2002).

De otro lado, la música no sólo tiene efectos importantes en las emociones, sino que también es de muy alta recordación, lo cual todos podemos percibirlo fácilmente. Sin embargo, los estudios de neurociencia sobre la música son pródigos en información. El neurocientífico argentino Facundo Manes (2015), PhD in Sciences, Cambridge University; encuentra que “la música activa casi todas las regiones del cerebro… en una amplia franja de regiones cerebrales normalmente involucradas en la emoción, la recompensa, la cognición, la sensación y el movimiento”. Los estudios de Gema Soria Urios (2011), Máster en Neuropsicología de la Universidad Internacional de Valencia – VIU, dice que la práctica de la música involucra “técnicas auditivas, cinestésicas y visuales… además del sentimiento y la intencionalidad”. De su parte, Isabelle Peretz (2001) analizando la función de la música en la evolución humana, señala que:

“La opinión dominante es que el valor a-d-a-p-t-a-t-i-v-o de la música reside en el nivel grupal más que en individual, y la música ayuda a promover la cohesión del grupo. La música está presente en todo tipo de reuniones -bailes, rituales religiosos, ceremonias-, reforzando así los lazos interpersonales y la identificación con el propio grupo (p. 442).

Además, Peretz añade:

“La música posee dos características de diseño que reflejan un papel intrínseco en la comunión (a diferencia de la comunicación que es la función clave del habla). Los intervalos de tono o las relaciones de frecuencia permiten que la voz se mezcle armoniosamente, y la regularidad favorece la sincronía o gracia motora… para que un sistema pueda calificarse de adaptativo debe tener un “diseño especial” para ofrecer soluciones eficaces a un problema. En el caso de la música, el problema de la unión consiste en anular los genes egoístas en beneficio del grupo (p. 442).

José María Arguedas, el gran etnomusicólogo peruano, decía: “lo más cercano al alma humana es la música”.

Entonces, en una ceremonia de ingesta del elixir de Ayahuasca, en la que el maestro ayahuasquero canta constantemente los icaros, que es la que “te conduce a las visiones”, “la que te permite el viaje” o como lo define Rosa Giove “el canto shamánico es el arma curativa, la sabiduría y el vehículo de la energía personal del curandero”. El icaro es el instrumento mental del Ayahuasca, modula las emociones y “visiones”, que son la percepción de la sinestesia de todos los sentidos externos e internos.

Para los participantes nativos de una ceremonia, las “visiones” percibidas en una ceremonia de Ayahuasca tiene un sentido útil y práctico, porque sienten que resuelven el tema que los ha llevado a consultar al elixir de Ayahuasca, sea en temas de salud “del alma o del cuerpo”, como también llegar a saber dónde hallar lo que está perdido. Igualmente, logran revivir eventos del pasado desde su presente y entender lo que realmente ocurrió, así también pueden vislumbrar el futuro, como en el caso de los kandozi, “ver lo que deben hacer y quién lo debe hacer”.

 

Suzanne Simard encontró una forma de comunicarse con los árboles

  1. Conclusiones
    1. El consumo tradicional del elixir de ayahuasca es una práctica ancestral de pueblos originarios de la Amazonía, que se utiliza para saber qué hacer frente a “males del cuerpo o del alma”, para “recordar” hechos del pasado -olvidados o reprimidos-, para “saber” qué les depara el futuro. Asimismo, se consulta sobre amores y negocios; para encontrar objetos, animales y/o personas perdidas en la selva. También frente a situaciones de incertidumbre es una guía segura.
    2. Uno de los principios activos del elixir de Ayahuasca es la dimetil triptamina – DMT la cual “induce estados alterados de conciencia intenso y envolvente, caracterizado por imágenes vívidas y complejas, y una sensación de ser transportado a una realidad o dimensión alternativa, sin disminución de la vigilia. Con dosis suficientemente altas, son frecuentes las descripciones de encuentros con ‘seres’ o ‘entidades’ sensibles. Se ha encontrado que tales experiencias ontológicamente impactantes se correlacionan con cambios subsecuentes en las creencias metafísicas” (Timmerman, 2023).
    3. La teoría del conocimiento más aceptada en la filosofía es la que sostiene que “el conocimiento es una creencia verdadera y justificada”. El conocimiento a través de la ingesta del elixir de Ayahuasca se da a través de un tipo de “comunicación” con el “espíritu” o las “madres” de las plantas.
    4. De acuerdo con la epistemología occidental la verdad objetiva es aquella que está en el mundo y no depende del sujeto. Para los maestros ayahuasqueros la verdad está en la relación entre las diferentes entidades del mundo, del cual él es uno más de esas entidades.
    5. Es necesario realizar estudios multidisciplinarios e interculturales que consideren los efectos sinérgicos que concurren en una ceremonia como un todo integral y/o que pueda tomarse a la ceremonia de ingesta del elixir de Ayahuasca como un conjunto mereológico, que analice las relaciones entre el todo y las partes.
    6. En la concepción de los maestros ayahuasqueros, ellos son ajenos al pecado original, de alejarse de la naturaleza, ni mucho menos de enseñorearse sobre la naturaleza ni sobre las otras criaturas de la naturaleza. Beben del árbol del conocimiento, pero no han sido arrojados del paraíso.

Exuberancia, belleza y misterio amazónico

  1. Referencias

AIDESEP – FORMABIAP (2004). El ojo verde. Cosmovisiones amazónicas. Fundación Telefónica.

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