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Rostros de la diversidad

Por: Rubén Villasante

En el Perú se han reconocido 55 pueblos originarios, de los cuales 12 son pueblos aislados o en contacto inicial (PIACI) y se estima que habría seis pueblos más en dicha situación. Además, de acuerdo con el III Censo de Comunidades Campesinas y Nativas (INEI, 2017), existen 9,385 comunidades, de las cuales 2,703 son comunidades nativas y 6,682 son comunidades campesinas. Comunidades que se hallan dispersas en todo el territorio nacional. Asimismo, la autoidentificación étnica poblacional en el Perú, según los resultados del XII Censo de población (INEI, 2017), son los siguientes: 25% se reconoce como quechua o aimara; 1.1% amazónico; 3.6% afrodescendiente, 5.9% de blancos, 60% de mestizos y 4.3% en otro o no sabe. Si consideramos que vivimos en un contexto muy agresivo de discriminación étnica, donde la discriminación no solo se ha normalizado, sino que se ha naturalizado, y donde además existe una situación de alienación muy extendida, las cifras de quienes asumen su identidad étnica son bastante altas.

Mapa etnolingüístico del Perú

En el entorno de las comunidades andinas es donde se desarrollan mayoritariamente los proyectos de inversión minera y de energía eléctrica; en los territorios de las poblaciones nativas de la amazonía están primordialmente la inversión extractiva de petróleo y gas, incluyendo las reservas indígenas territoriales de los PIACI. Sin embargo, la diversidad étnica no está sólo en las comunidades, como compartimentos estancos, es también una realidad de todas nuestras ciudades y en la mismísima ciudad de Lima, donde se realizan grandes proyectos de inversión vial.

Pueblo Kugapakori en contacto inicial

Comunidad Kandozi en Musa Karusha

 

Asamblea comunal en Allhuacchuyo – Chumbivilcas

Así, en el Perú, la interculturalidad se presenta como una estrategia muy potente para el relacionamiento entre las personas y las comunidades locales, particularmente en el entorno de pueblos indígenas u originarios donde se exige la realización de eventos de consulta previa, establecido por la Ley 2975, emitida al amparo del Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales. Pero también es muy útil para los grandes proyectos de inversión que requieren realizar acciones continuadas de relacionamiento comunitario, para proyectos que quieren evitar conflictos y buscan establecer relaciones armoniosas y de largo plazo con las comunidades de su área de influencia directa, para inversiones extractivas de envergadura que promueven la mejora de la calidad de vida a través de beneficios compartidos.

La interculturalidad asume el reconocimiento de una diversidad étnica y de culturas, como la descrita en el primer párrafo. Esta realidad intercultural y multiétnica tiene reconocimiento constitucional, como parte de los derechos fundamentales. El Artículo 2, numeral 19 de la Constitución Política del Perú, establece:

Toda persona tiene derecho: A su identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación. Todo peruano tiene derecho a usar su propio idioma ante cualquier autoridad mediante un intérprete (Constitución Política del Perú, 1993).

Además, en el Artículo 48, se reconoce que: “Son idiomas oficiales el castellano y, en las zonas donde predominen, también lo son el quechua, el aimara y las demás lenguas aborígenes, según la ley.”

Doctora Roxana Quispe primera tesis doctoral íntegramente en quechua

Estos artículos reconocen como característico del Perú su pluralidad étnica y cultural, por lo tanto, se supone que brinda protección de derechos de identidad étnica y cultural a todos los ciudadanos de los pueblos originarios, en todos los ámbitos de la vida. Por lo menos en la letra lo reconoce, aunque en la práctica no se cumpla y aún dista mucho de que ello sea una realidad. Hay razones jurídicas, sociales y políticas que impiden su cumplimiento. El artículo 2, de reconocimiento de la identidad étnica no cuenta con una ley que la implemente ni mucho menos con un reglamento que establezcan el alcance, las directrices, los procedimientos y las sanciones de su incumplimiento. Una norma sin reglamento es meramente declarativa, un mero saludo a la bandera. En el caso del reconocimiento del “quechua, aimara y demás lenguas aborígenes”, sí existe la Ley N° 29735, que regula el uso, preservación, desarrollo, recuperación, fomento y difusión de las lenguas originarias del Perú; y su reglamento: el Decreto Supremo N° 004-2016-MC; pero que tampoco se aplica por desidia de los operadores jurídicos, porque atribuyen que no hay intérpretes de las lenguas originarias y porque no hay sanciones al incumplimiento.

Libro de filosofía quechua en quechua y libro de poesía en quechua del joven poeta Edwin Lucero, de la comunidad de Cañaris.

Una buena muestra de cómo en la práctica se vulnera el derecho a la identidad étnica y cultural es que la máxima autoridad nacional, un presidente de la república, afirmó que las poblaciones indígenas de la amazonía “no son ciudadanos de primera clase”, agravando con su declaración la inveterada y sistemática discriminación que padecen. Otro ejemplo, en otro ámbito, y de impacto social, la Comisión de la Verdad y Reconciliación – CVR, luego de señalar que durante los años del terror: “el 79% de las víctimas totales vivía en zonas rurales y 75% tenía el quechua u otras lenguas originarias como idioma materno”, concluyó que: “la tragedia que sufrieron las poblaciones del Perú rural, andino y selvático, quechua y asháninca, campesino, pobre y poco educado, no fue sentida ni asumida como propia por el resto del país; ello delata, a juicio de la CVR, el velado racismo y las actitudes de desprecio subsistentes en la sociedad peruana”. (Conclusión 9, Informe Final).

La absoluta mayoría de muertos de la época del terror fueron indígenas

En la misma línea, la Constitución Política del Perú tampoco recoge en su articulado nada del ethos de los pueblos originarios, de sus tradiciones y costumbres, de las formas cómo organizan su existencia social, de sus relaciones interpersonales y sus vínculos con la naturaleza, ni mucho menos aluden a sus referentes éticos fundamentales: solidaridad, reciprocidad, el buen vivir, vida en comunidad, sostenibilidad ambiental, etc. La actual Constitución solo recoge el ethos del grupo considerado blanco, criollo, occidental.

Más grave aún. En el Perú se reconoce las diferencias étnicas, pero de manera perversa: se alude a las diferencias étnicas y culturales para inferiorizar. No con poca frecuencia ni a sottovoce se escucha decir: “son poblaciones tribales, salvajes, incivilizadas”. Cuando se apela a la igualdad es para descaracterizar: “aquí ya no existen indios puros, todos somos mestizos”. Así, en la primera aseveración aún se pretende imponer la visión decimonónica imperial europea de salvajismo – barbarie – civilización. En cuanto al mestizaje, es un concepto vacío, que apela a lo racial en su versión más espuria. El mestizaje se define principalmente por negación, el que no es blanco y no es indio, el que no es ni chicha ni limonada. El mestizaje no constituye una síntesis de las culturas originarias con las culturas foráneas. En términos culturales el mestizaje es la ideología que promueve la occidentalización, negando las identidades culturales originarias.

Garcilaso, ícono del mestizaje, es un pseudo español y pseudo indio

Esta realidad diversa, múltiple, intercultural, cuya convivencia está en tensión constante, en la expresión poética de José María Arguedas, dice:

No, no hay país más diverso, más múltiple en variedad terrena y humana; todos los grados de calor y color, de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos utilizados e inspiradores. No por gusto, como diría la gente llamada común, se formaron aquí Pachacamac y Pachacútec, Huamán Poma, Cieza y el Inca Garcilaso, Túpac Amaru y Vallejo, Mariátegui y Eguren; la fiesta de Qoyllur Riti y la del Señor de los Milagros; los yungas de la costa y de la sierra; la agricultura a 4,000 metros; patos que hablan en lagos de altura donde todos los insectos de Europa se ahogarían; picaflores que llegan hasta el sol para beberle su fuego y llamear sobre las flores del mundo… (No soy un aculturado. Palabras de José María Arguedas en el acto de entrega del premio “Inca Garcilaso de la Vega”. Lima, octubre de 1968).

¿Cómo entender la interculturalidad y sobre todo cómo se operacionaliza? “Cultura” es un concepto elusivo, con una polisemia superlativa. Un antropólogo ha encontrado más de cuatrocientas definiciones de cultura, lo que lo hace muy complicado su manejo. Sin embargo, una definición que es muy útil para estos propósitos es la que brinda el filósofo francés Paul Ricouer, la cual hemos parafraseado de la siguiente manera:

“Cultura es la articulación compleja de tres conjuntos de elementos: i) el conjunto de instrumentos u objetos tangibles (una canoa, una computadora, etc.) como productos de las creaciones humanas, transferibles y acumulables; ii) las formas y normas de organización social: relaciones interpersonales, formas de resolución de conflictos, jerarquías del poder, que no es tan fácilmente transferibles sin afectar a otros; y, iii) los conceptos ético-filosóficos fundamentales, costumbres, tradiciones, valores y visión del mundo que dan sentido a la vida. La lengua y la historia constituyen la trama que las soportan, configuran y visibilizan.”

Es una definición amplia y abarcante, que permite desagregar una serie de elementos para una aproximación mayor a la cultura del otro y tener mayor eficacia en la interacción y en el relacionamiento comunitario con los actores y comunidades locales. Entonces, las instituciones públicas, los organismos internacionales, las corporaciones empresariales que desean prevenir conflictos en la implementación de sus proyectos, que buscan mantener la paz social y promover el desarrollo, tienen en la definición presentada una poderosa herramienta conceptual y metodológica para un adecuado diálogo intercultural.

Mujer contempla el tajo

Lote petrolero en medio de la selva baja

Así, si en cada ámbito de los proyectos de inversión, vamos avanzando y mejorando nuestras relaciones interculturales, tal vez podamos pasar de ser “un país de todas las sangres” a ser “una nación de todas las sangres”. Es decir, donde no solo haya aglomeración de individuos y culturas con potencial conflictivo permanente, sino una comunión de ciudadanos libres e iguales en valor y dignidad humanas, e involucrados en verdaderos diálogos interculturales.

Llanavilla, 13 de junio de 2023

 

Fuentes de imágenes

  1. Rostros de la diversidad: https://i0.wp.com/tuamawta.com/wp-content/uploads/2021/08/D%C3%ADa-Internacional-de-los-Pueblos-Ind%C3%ADgenas-en-el-Per%C3%BA.jpg?resize=800%2C445&ssl=1
  2. Mapa etnolingüístico del Perú: http://www.scielo.org.pe/pdf/rins/v27n2/a19v27n2.pdf
  3. Pueblo Kugapakori en contacto inicial: https://www.actualidadambiental.pe/piaci/recursos/img/01.jpg
  4. Comunidad Kandozi en Musa Karusha: foto propia
  5. Asamblea comunal en Allhuacchuyo – Chumbivilcas: foto propia
  6. Doctora Roxana Quispe primera tesis doctoral íntegramente en quechua: foto propia
  7. Edwin Lucero, joven poeta de la comunidad de Cañaris: https://www.usillife.pe/orgullo-usil/poemario-quechua-runapa-nawin/
  8. Libro de filosofía quechua en quechua: foto propia
  9. Los muertos del terror fueron quechuas y ashanincas: elaboración propia
  10. Garcilaso, ícono del mestizaje, es un pseudo español y pseudo indio: elaboración propia
  11. Mujer contempla el tajo: https://wayka.pe/candidato-desafiara-barones-de-mineria/
  12. Lote petrolero en medio de la selva baja: https://portal.andina.pe/EDPfotografia3/Thumbnail/2021/12/21/000833582W.jpg
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