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De niña tuve tos convulsiva, el ahogo venía a cualquier hora y en cualquier lugar. En el 2011 cuando enfermé de gastritis, a veces despertaba de madrugada con ahogos por causa del reflujo. El médico-gastro, a parte de la medicina que recetó,  me aconsejó dormir de costado y usar almohada,  ayudó un poco, pero quedaba la sensación de que faltaba algo.  Un día por la mañana, al salir a trabajar,  corrí tras el bus para alcanzarlo, solo fue una cuadra, me sentí tan agotada que me faltaba la respiración. En ninguno de esos casos imaginaba que podía ayudarme con la respiración consciente y es ahora que he aprendido cuan valioso es practicarla.

Hay dos clases de respiración: automática y consciente. La respiración automática es la que te sucede en este momento sin que des la orden de activarse. La respiración consciente se aprende y con este aprendizaje se  contribuye  a un estado óptimo de la salud.

El sistema respiratorio es uno de los sistemas vitales más importante de nuestro organismo y el único que podemos controlar. La ciencia habla de ello, lo repite, lo publica. Culturas ancestrales practicaban la respiración profunda, lo sabían; sin embargo “es algo nuevo”.

¿Por qué es tan importante saber cómo respirar profundo?

La respiración profunda* tiene muchos beneficios (lo aprendí en una  clase de psicología), entre ellos tenemos:

Mejora la calidad del sueño, combate el estrés y la ansiedad, mejora el sistema digestivo, influye en la salud de la piel, permite concentrarse en el estudio, en términos generales es poderoso para fortalecer el sistema inmunológico. La respiración profunda beneficia, también, el éxito en la relajación, meditación y la práctica del mindfulness (estar presente).

Te invito a practicar:

Escoge un lugar tranquilo (de preferencia ventilado y procura no ser interrumpido), sentado, echado o parado; como te sea más cómodo, puedes cerrar los ojos si lo deseas:

1.- ¡Vamos! Suéltate, coloca tu  mano en el abdomen.

2.- Lentamente inhala por la nariz llevando el aire hacia el estómago (tu mano sentirá que el  abdomen se infla; OJO: no el pecho) ……mantén el aire….., lenta y mentalmente cuenta: 1, 2, 3, 4 (si llegas solo a 3 no hay problema, con la práctica puedes  llegar a 4).

3.-  Luego, muy suavemente,  exhala por la boca (suaaave, leeento) como inflando un globo, tu mano sentirá que el abdomen se va desinflando. ¡Listo, eso es todo!

Vuelva a repetir tres, cuatro o cinco veces seguida (paciencia).

Lo puedes hacer por la mañana, tarde y/o noche,  ¿te es difícil?: pues déjame decirte que nadie más lo hará por ti. Es un regalo de ti para ti y sin gastar dinero. Te puede salvar la vida, solo decídete.

Sé que no es fácil implementar una costumbre consciente; sin embargo, no nos damos cuenta que de forma inconsciente implementamos muchas malas costumbres que no son fácil de erradicar; pero de ello me dedicaré en otra nota.

Estemos preparados para los tiempos que vienen y que nos encuentre fortalecidos. Aprovecha la cuarentena y el aislamiento social para renovarte.

No lo hiciste ayer, no es para mañana… siempre puedes empezar hoy.

A continuación comparto un vídeo para que puedas practicar la respiración: Link 

*Es una de las técnicas que utilizo con mis pacientes en sus problemas con ansiedad y/o depresión.

Foto: Silvia Sachún. Ica, Perú.

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