Sin título( De poemas defenestrados )

a través de_2000

El y yo casi siempre coincidimos en la puerta de mi casa, cualquiera que fuese ésta, tal vez en una caja de zapatos o quizás en algún castillo del imperio de los bienaventurados. Vestimos con el afán de complacer nuestras miradas pero todo no es más que un vano intento. Y es que estar juntos nos merece el abucheo total. Nos detestamos en un saludo de compasión mutua y confraternizamos agonizando en un suspiro redentor y seco. La mañana se muestra repetida y el protagonista crónico, también. Me volé un dedo ayer, ahora me quedan solo dos, ya ni si quiera me crecen. La mañana acoge mis primeros pasos, se adelantan y me abandonan presurosos mientras la vereda les muestra el camino de ayer, el que tomo ahora y el que seguramente tomaré mañana; pero ellos no aprenden y lloran resignados tratando de actuar en felicidad esperando que rostros de casitas al color guíen su destino incierto. Caminan y caminan y se vuelven a topar con aquellas inolvidables fachadas acústicas que parecen sonreír siempre como mujeres en boga, líquidas, hermosas. Luego estoy ahí , recién llegado de algún lugar, en el vagón de siempre, prisionero de no estar muerto, recorriendo al milímetro kilómetros de calco ceñido, desconociéndome constantemente por culpa de un tal …
Ficción, solo quisiera ser un personaje de ficción y en un pensamiento de amor correcto materializo balas en estallidos gloriosos dentro de cráneos seudo humanos, pechos llorando sangre, ojos salpicados en defunción, regados contra el cemento aún laten con algo de emoción buscándose unos a otros para no quedar solos. Y los hombres que saben del bien y del mal se miran entre sí pero yo los observo a través de un cristal blando, a todos, y ellos no me ven, se encogen y desaparecen.

2001

Puntuación: 5.00 / Votos: 1

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