El lector diferente, todo lector de buena literatura es diferente (sobre la importancia de la lectura en la formación crítica)

estrella
Durante mi curso de Comunicación Social llevado hace ya algún tiempo en Estudios Generales pude derivar a partir de algunos de los muchos temas propuestos -como fueron los relacionados a la injerencia de los medios de comunicación, los aspectos negativos de la publicidad, la propaganda o el papel que la escuela asume hoy frente a la incertidumbre que representan la aparición y acoplamiento de las nuevas tecnologías al campo educativo- algunas reflexiones vinculadas principalmente al bajo nivel de formación crítica y manejo de información apreciadas en muchos de nuestros jóvenes cuando, por ejemplo, al verse ante la necesidad de emitir un juicio personal frente a algún tema de índole diverso, como podrían ser los de opinión sobre política o crítica de cine, sus respuestas dejan en evidencia, primero, un limitado conocimiento sobre los mismos, y segundo, una falta de capacidad valorativa y de discernimiento. En estos tiempos donde el poder de los medios como la televisión, periódicos, emisoras de radio, internet, influye de manera determinante en la opinión de las personas, generando dependencias consumistas e incluso modelando tendencias políticas y religiosas, sabemos que no existe un conocimiento real -lo suficientemente concienzudo- sobre la verdadera magnitud que este fenómeno suscita. La ausencia de conciencia crítica repercute en cada ámbito de la vida de las personas privándolas de un verdadero ejercicio de pensamiento reflexivo e independiente.

Ante esta tendencia propia de una sociedad cultora de imágenes el panorama parece presentarse poco optimista frente a cualquier intento de reforma o cambio que pretenda contrarrestar este tipo de taras en la sociedad. Como sabemos, en los primeros años de formación de una persona encontramos el momento idóneo para crear hábitos que luego puedan desarrollarse en la etapa adulta; así apuntamos a inculcar hábitos de lectura en nuestros niños y jóvenes a través de textos literarios de manera ágil y entretenida con la finalidad de generar una mayor competencia lectora y sin que necesariamente este proceso represente una actividad poco atractiva para el niño o joven en formación. La inclusión de textos literarios en los programas escolares es una constante y aunque esto no parezca tener novedad alguna pues estos habitualmente se encuentran recopilados en la mayoría de textos de comprensión lectora, existe una gran diferencia entre un extracto del texto o la adaptación del mismo y la versión íntegra del original. Los famosos resúmenes parecen haber desplazado en importancia a la misma obra completa. La lectura, para muchos, parece haberse reducido a la mera revisión superficial de solo algunas ideas, que tomadas como principales o suficientes, intentan reemplazar al conjunto global de estas. Esto nos trae una visión parcial de lo tratado, o peor aun, sesgada bajo la óptica de un tercero que creyéndonos hacer un favor limita nuestra capacidad analítica y de síntesis.

libros

Según su definición etimológica “leer” viene del verbo latino “legere” que significa “coger”. Así pues, leer es descifrar un mensaje, comprender lo que está escondido tras unos signos exteriores: leer es desentrañar, descubrir; y más específicamente, descubrir por uno mismo. Gamarra Pierre contribuye con nuestra delimitación del término “leer” preguntándose ¿Qué es entonces la lectura?: La lectura comienza antes que el aprendizaje sistemático de la misma por muchas razones. No pueden leerse los libros si no se ha comenzado a leer el mundo circundante. Más adelante, la lectura ayudará a leer el mundo y hasta crearlo. De esta definición colegimos que la lectura no se constituye como una actividad pasiva, al contrario, la intervención del lector es activa y constante pues le demanda un compromiso personal a todo nivel poniendo en juego conocimientos ya existentes, los cuales al interactuar con nuevos conocimientos proporcionan al lector un nuevo nivel de comprensión. Además, la lectura de un mismo libro por personas diferentes no implica una misma interpretación, de ahí su carácter multi-interpretativo el cual nos enriquece permitiéndonos obtener diferentes puntos de vista.

De esta manera consideramos que al proponer la lectura de textos literarios como un medio de acercamiento al mundo de la lectura en general –no hablamos solo de leer otro tipo de textos sino de cómo leer el mundo- se contribuye con un importante aporte en la iniciación del universo reflexivo y crítico de la persona desde sus primeros años de instrucción forjando así un saludable pensamiento autónomo en el futuro. La literatura, gracias a su temática diversa, logra -además de un sustancial aumento del bagaje cultural- la fácil exposición del propio pensamiento de manera coherente, así como el desarrollo de una sensibilidad estética que permite percibir el mundo de forma más rica y conciente. De una buena selección de textos (novelas, cuentos, poemas, ensayos), así como de una adecuada guía para su comprensión global por parte tanto de los padres como de profesores dependerá, al menos en un principio, el buen desarrollo de un proceso que creemos largo pero no por eso imposible de llevar a cabo.

biblioteca

En sociedades como la nuestra en donde además de poseer altos índices de analfabetismo se practica un rechazo sistemático por la lectura, al parecer por considerarla poco productiva a corto plazo, aburrida o simplemente por no disponer de tiempo para ella. Las consecuencias que esto trae repercuten directamente, dado el contexto actual, en la autonomía de pensamiento, pues en una sociedad dependiente de la poderosa influencia de los medios esta pierde en algún momento su independencia crítica al verse influenciado, por ejemplo, por la línea editorial de un periódico o algún programa televisivo, o al momento de ser bombardeados por innumerables secuencias publicitarias ofertando infinitos productos y servicios. La libertad de elección parece haberse reducido a una obediencia sin cuestionamientos impuesta por los medios de comunicación. Es aquí cuando debemos darnos cuenta que el mundo en términos de comunicación ha cambiando radicalmente, la manera en cómo se transmite y recepciona la información marca ahora la pauta en la constitución del nuevo imaginario social. Lo “visual”, lo “explícito”, lo “efímero” de los medios marcan su predominio sobre otras formas tradicionales de ver, de sentir, de pensar, y es a partir de esta reconfiguración que debemos, en lugar de ignorar o criticar por incomprensión el establecimiento de códigos diferentes, integrar estas nuevas formas de “leer”o percibir el mundo –la que nos brinda la televisión o internet y en la cual nos reflejamos- con las que el libro ofrece desde su tradicionales mecanismos en la transmisión de información.
Si pusiéramos en práctica desde edad temprana el hábito de la lectura, por ejemplo, de géneros literarios como fábulas, cuentos o novelas traeríamos junto con esto el descubrimiento de un universo altamente rico en temas tan diversos como psicología, historia, geografía, política, arte, etc, por mencionar solo algunas de las muchas disciplinas contenidas en sus páginas, no en forma explicita, tal vez, ni con el propósito instructivo de un texto académico, pero sí presentes y provechosas para quienes con una lectura integral logren captar los amplios contenidos que guardan. Además, la lectura de estas historias, construidas bajo elaboradas técnicas narrativas, potencian, al desentrañarlas, el ejercicio deductivo y crítico de la persona, dotándola de una mayor capacidad de análisis, así como proporcionando un importante bagaje cultural, conocimiento que a la larga, en un contexto social altamente persuasivo, contribuirá en la elaboración de conclusiones propias; así pues, una postura autónoma nos dará por ende un mayor protagonismo en la toma de nuestras propias decisiones.

alas

Otro aspecto importante y fundamental en la utilización de estos textos literarios es su selección adecuada. La mayoría de las veces siendo niños en el colegio se nos impuso lecturas o demasiado simples o demasiado complicadas, posiblemente ni siquiera pensadas en si estas correspondían a un nivel o situación adecuadas, contribuyendo así a generar un rechazo temprano al mundo de los libros. La elección correcta de un libro, en el caso de los primeros años de formación, marca la predisposición que un niño o un adolescente tenga en el futuro y en ese sentido el papel de los padres y maestros resulta determinante en esta empresa. Sobre este aspecto Gamarra Pierre en su “El libro y el niño” nos expone lo siguiente: “Conocemos hoy –y cada vez mejor- la importancia de las primeras adquisiciones. Los pedagogos, los psicopedagogos y los médicos nos lo dicen. Lo que el niño adquiere en los primeros años de su vida cuenta tanto como lo que adquirirá en el resto de su existencia. Esas palabras, ideas y sueños que el pequeño descubre en los primeros cuentos que oye, en los primeros poemas que cantan en sus oídos, y en sus primeras lecturas, lo acompañarán siempre”. Una buena historia puede influenciar para bien, en la formación de ideales o valores por ejemplo, el camino de un adolescente; en tanto que siendo más adulto podrá elegir, con la experiencia que le ha dado la lectura, libros de temática más amplia aprendiendo a discernir, según su parecer, los buenos libros de los malos. Esta experiencia practicada desde temprano producirá un gusto natural por la lectura, permitiendo que esta se disfrute en toda su dimensión.

maquina_volar

A esta selección adecuada de textos se le debe sumar un aspecto muchas veces dejado de lado por quienes pretenden elaborar un plan lector formativo: la lectura íntegra del texto. La gran mayoría de libros escolares de comprensión lectora nos presentan compendios de pequeños resúmenes o extractos de obras literarias, en algunos casos adaptados para su mejor y más rápida comprensión (muchas veces hallándose estos fuera de contexto) fomentando así la búsqueda siempre de la vía que demande menor trabajo, en este caso trabajo lector. Los resúmenes parecen haber desplazado a las versiones originales. A pesar de que los resúmenes aparenten ayudar al alumno a identificar con mayor facilidad las ideas principales de un cuento, por ejemplo, esto no hace más que limitar su capacidad de síntesis a la vez que nos da una visión tan solo parcial de lo leído perdiendo así el contexto real y completo en el que se desarrolla la trama. Por lo contrario, la lectura de una obra completa demanda nos solo la identificación de las ideas centrales (que por demás constituyen la esencia del contenido) sino también la de las ideas subyacentes implícitas en los pequeños detalles de la obra pues estas también contribuyen en su conjunto a la comprensión global del tema. Desarrollar esta capacidad permite a las personas el manejo de una perspectiva más amplia, y no únicamente parcial, de su entorno y de lo que sucede en él.

Las razones expuestas líneas arriba solo intentan dar muestra de lo trascendente que resulta la literatura al ser tomada en cuenta como herramienta pedagógica en la formación, no solo intelectual, sino también integral, de las personas. Hemos hablado de los múltiples beneficios que se conseguirían de poner en práctica algunos de los puntos ya antes mencionados, sin embargo, la propuesta planteada aquí parte evidentemente desde una perspectiva en la que no se han tomado en cuenta elementos externos y casos particulares como la situación sociocultural de las personas, el grado de instrucción de los padres, la ubicación geográfica o el entorno lingüístico (existencia de lenguas ágrafas). A pesar de ello consideramos pertinentes y provechosas las directrices de un plan formativo integral el cual tiene como principal propulsor la lectura de textos literarios. Esperemos que el tiempo se encargue de asentar este modelo tentativo basado en el descubrimiento y aprendizaje a través de la literatura en pro de una sociedad más reflexiva, libre y conciente.

Bibliografía
-Huamán, Miguel Ángel. Educación y Literatura. Lima: Mantaro, 2003.
-Gamarra, Pierre. El libro y el niño. Buenos Aires: Editorial Kapelusz, 1976.
-Casas Navarro, Raymundo. La inferencia en la comprensión lectora en “Escritura y pensamiento”. p. 9-24 Año 7. N° 15 (2004).

Puntuación: 3.60 / Votos: 5

3 thoughts on “El lector diferente, todo lector de buena literatura es diferente (sobre la importancia de la lectura en la formación crítica)

  1. Concuerdo con gran parte de las ideas vertidas en el texto y sobretodo con la necesidad de un proyecto de educación que vaya de la mano con la literatura. Rescato la importancia que le das al cuento y la fabula pues estos se inician con la oralidad y en gran parte con una visión cosmogónica. Sobre este tema el psicoterapeuta Rollo May en su libro “La necesidad del mito” hace referencia a la necesidad de estas fabulas para la formación del hombre y que hoy ya casi han desaparecido por el simple hecho de asociar mito con falsedad. Por otro lado, creo que la importancia de la literatura a la que haces referencia es la escrita y, en mi opinión, solo se puede estandarizar dentro de un circuito donde esta ya exista. Los planes del ministerio de educación en el país pueden tener la mejor intención del mundo al llevar literatura y educación hasta el pueblo más profundo donde la oralidad es el único medio de literatura y, por ende se ve a ese poblado como un hermano menor “nosotros vamos a enseñarles lo que ellos no saben.” Desde mi posición pregunto ¿Es necesario trastocar los conocimientos de un pueblo con manuales de educación occidental por el simple hecho de creer que es necesario que ellos sean alfabetos para que estén insertos en “la cultura y la sociedad”? ¿La persona que está en el circuito de la oralidad se encuentra en desventaja frente al letrado y por qué? ¿Quién dicta esa desventaja?

  2. Carlos:

    Tu objeción, bien fundamentada desde todo punto de vista, saca a la luz toda una serie de prejuicios inconscientes, asumidos colectivamente por una sociedad construida (o más bien sometida) bajo el influjo de un modelo occidental al cual parece no poder cuestionársele nada. Este parece haber calado hasta lo más profundo de los sistemas sociales tradicionales –finalmente qué no ha sido cubierto por el halo expansivo de lo occidental-, generando posiblemente en muchos –y lo digo por tus palabras- un sentido de culpa propio de alguien que se siente superior y cree haber cometido algún tipo de abuso contra alguien más débil. De alguna forma tengo que admitir cierto reproche, a pesar de haber dejado constancia sobre la insuficiencia del alcance en mis apreciaciones (lo hago muy brevemente en las últimas líneas), sin embargo, tal vez sea necesaria una explicación un tanto más esmerada.

    Cuando hablo sobre los beneficios intelectuales que puede traer la lectura de textos literarios –novelas, cuentos, todos géneros escritos importados- y no menciono, por ejemplo, la riqueza del universo mítico contenido en la tradición oral de los pueblos amazónicos, en ningún momento hago una omisión deliberada con la intención de menospreciar una forma de expresión cultural válida; más bien lo que pretendo es –sobre el supuesto de conocer al público lector y el contexto al cual me dirijo- invitar al lector a que inicie o refuerce ciertos hábitos en un contexto ya alfabetizado. Sin lugar a dudas el universo de posibles lectores al cual me dirijo a través de este medio marca la pauta en cuanto a mis apreciaciones y sugerencias –me refiero al común de la gente que ha llevado en la escuela una instrucción básica estándar-; por otro lado, el simple hecho de manejar un sistema de valoración cultural tradicional –el occidental-, el cual asumo como propio, necesariamente hace parciales mis juicios en cualquier ámbito. Como consecuencia las opiniones que vierta sobre cualquier tema estarán siempre sujetos a un enfoque determinado, y por tanto, sean los casos, inevitablemente generarán desacuerdos propios de un medio plural como, por ejemplo, lo pretende ser este blog. De la misma forma me corresponde además advertir mi condición de estudiante al elaborar cada uno de estos trabajos, no justificando con esto una falta de precisión o dominio de los temas, sino mas bien, con la intención de someter a discusión cualquiera de las reflexiones presentadas en este espacio.

    Soy conciente de no haber abordado como debería las múltiples observaciones expuestas en tu comentario –espero poder hablar de ellas en otra oportunidad- pero a pesar de la brevedad espero haber dado alguna idea de mi posición con respecto al tema tratado.

    Saludos.

Deja un comentario