Hada terráquea
En momentos de desesperación, de irreprimible emoción contenida, pienso en ella; en sus heliogábalas acciones de niña rigurosa paseando su gracia sobre un vuelo ligero que son sus pasitos de pensamientos dorados elevándose hasta el mas noble sentimiento puro y llano. Despierto en la noche perdida pensando en que su voz ha olvidado ya sus mentiras, y la reconozco ajena, inexpugnable; tocándose las ideas de un bermellón intenso saliéndose de sus labios hacia el oropel sedoso de sus príncipes forjados en gloria mezquina. Le disputo a mis sueños la victoria de mis derrotas, me conduzco entre hálitos de piedra, solo, cabizbajo; entre una maraña de silencios sin su nombre, sin sus cabellos, sin la gracia de su alma. Elijo entre mis demonios que ella sea de mis perdiciones, la preferida, por ser ágata, objeto flamígero de condición halada; hada terráquea, por poseer el genio de su belleza; única, por ser de entre todas, la que convierte a sus fieles sin decir una sola palabra; gélida…
2005