Noticiero

Noticiero

Una vez enterada de lo sucedido la reportera salió corriendo desde la redacción, tomó lo que necesitaba y partieron ella y su camarógrafo presurosos hacia el lugar del accidente. Durante las entrevistas de rutina ninguno de los testigos pareció estar demasiado sorprendido con lo ocurrido. El chico estaba muerto, y ni la pasividad de los bomberos sumidos, cual acto mecánico, en una inútil labor de rescate ni la indiferencia de los pocos transeúntes que por ahí pasaban parecían corresponder con la escena de aquel cuerpo sin vida tendido sobre la pista a esas horas de la mañana. Al parecer fue solo mala suerte declaró escuetamente una mujer que había presenciado lo sucedido. Supongo que el conductor nunca esperó que el muchacho cruzara teniéndolo tan cerca, dijo otro, con expresión resuelta, como esperando concluir algo con lo dicho. El frágil cuerpo del escolar, ahora inesperadamente pesado para los médicos legistas, fue introducido en una bolsa negra y llevado hasta una camioneta de la policía en tanto que la poca prensa aún presente empezaba a retirarse del lugar. Es cuestión de recoger, empacar y llevar pensó la reportera nadie preguntó por él; sin curiosos, sin muestras de dolor, al parecer iba solo. La novel periodista, algo extrañada tras los eventos sucedidos y resistiéndose a tan pasivo desenlace, se dispuso ir en busca de algo más, algo que convirtiera aquello en una historia de interés, digna de ser contada y recordada. Es así que, tras conseguir la dirección del muchacho, rápidamente se pusieron en camino, ella y su camarógrafo, en búsqueda de tan ansiada historia.

Ya en casa de la joven víctima, su anciana tía con quien vivía, había recibido la noticia. Lejos de verse afligida o si quiera preocupada no tuvo inconvenientes en acceder a una entrevista, así como tampoco se opuso a que la reportera viera el minúsculo cuarto donde hasta esa mañana había dormido el infortunado muchacho. Tras formularle algunas preguntas sobre su sobrino, la reportera, con el objeto de conseguir algo de material extra para su nota, empezó a hurgar entre las cosas de su cuarto, entre sus discos de música que no tenía, entre la ausencia de sus afiches de futbolistas, entre sus diplomas al mérito que nunca halló. La reportera preguntó si tenía alguna medalla, algún logro académico, algún talento, algo, lo más insignificante. No importaba, lo que fuera. ¿Sabía pintar? ¿Sabía dibujar? ¿Era bueno en matemáticas? Seguro tenía alguna noble aspiración: ¿doctor o ingeniero? ¿Era supersticioso? ¿Creía en las cábalas? ¿Tenía amigos? No había nada de eso. Incluso cuando la reportera les preguntó a un grupo de compañeros de clase sobre su desempeño en la escuela, no tuvieron reparos en decirle que fue un alumno mediocre; siempre estuvo entre los que están a punto de repetir el año, jamás participaba en clase; además de, entre otras cosas, ser acusado de jamás haber sido visto con una chica. Entonces, tras sendas averiguaciones, la frustrada reportera concluyó que con apenas 15 años a cuestas, el chico no había sido más que un tipo aburrido, aplastado por la vida, sin planes ni proyectos, no había tenido ningún talento, no hablaba casi con nadie y sus compañeros lo repudiaban, se alejaban de él, no soportaban verlo por ahí con sus ropas roídas, con sus zapatos viejos y sus costumbres raras, siempre solo. No parecía representar una pérdida para nadie; sus profesores y compañeros recibieron la noticia de forma fría, con típicas muestras de condolencia y pena hechas por compromiso, y de no haber sido por la espontánea muestra de dolor hecha por la anciana mujer fuera de cámaras al romper súbitamente en llanto mientras intentaba enseñarle una fotografía del muchacho la reportera hubiera jurado notar la misma falta de interés por su sobrino que la que sintieron sus propios compañeros de salón y maestros.

La reportera no podía creerlo, ni siquiera su anciana tía pudo brindarle algo con qué armar la nota que tenía que estar lista para las nueve. Se trataba de crear la sensación de una gran pérdida, no importaba si el conductor del vehículo que lo atropelló no había tenido la culpa del accidente porque al parecer Gerson cometió la negligencia de no cruzar la avenida por el lugar señalado. Tal vez solo quiso morir se dijo la reportera, agotada, intentando explicar todo aquel asunto. Ya en el canal, resignada, escribió durante 15 minutos el texto de la nota que saldría esa misma noche durante el primer cuarto de hora del noticiero. Al día siguiente el menor de sus hermanos, quien también deseaba convertirse en un brillante periodista como ella, la felicitó por la conmovedora nota, deseándole pronto mayor oportunidad -pues se la merecía- en la realización de reportajes de mayor relevancia. Notoriamente alagada la periodista siguió escuchando los elogios de su hermano, hasta que uno muy particular la hizo, solo por un instante, detenerse a pensar en los pocos minutos que le tomó escribir las líneas que luego leyó con voz impostada y que acompañaron a la habitual secuencia de imágenes patéticas emitidas cada noche por el noticiero. Es una lástima que siempre tengan que morir personas con tanto por dar, gente con verdadero potencial, con toda una vida por delante le había dicho su joven hermano quien visiblemente conmovido no podía creer peor suerte que la de aquel muchacho atropellado.

2009

Puntuación: 5.00 / Votos: 4

One thought on “Noticiero

  1. Mr Elephant,
    soy enemigo de la franela y el otoronguismo pero su inclasificable relato noticioso es lo mejor que a nivel narrativo he podido leerle hasta la fecha. Creo que debería seguir explotando esta veta, y destapar en toda su crudeza la insensible manera con que se busca enmascarar lo cotidiano y hacernos vivir una vida paralela. La fantasía es lo único que puede devolvernos a la realidad.

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