Lo que Ribeyro olvidó antologar (las arañas)
“Antes de llegar a su primer libro, Ribeyro empezó a publicar sus textos en diarios y revistas, o a leerlos en las reuniones literarias que entonces se acostumbraban en San Marcos, en la Anea, en Ínsula o en alguna casa acogedora. Algunos los recogió, después, en sus libros Los gallinazos sin plumas o Cuentos de