Magrebíes, Genoveses y la selección de Instituciones para el Crecimiento.

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¿Por qué ciertas naciones son tan ricas y otras tan pobres? Y ¿por qué, unas y otras, lo son desde hace tanto tiempo? ¿En qué circunstancias, Europa inició su enriquecimiento desde el siglo XIII mientras otras civilizaciones se estancaban?   Para un economista moderno lo que está en juego no es explicar las causas de la pobreza, pues la pobreza es la condición natural del hombre desde el origen de los tiempos, y fue la característica común hasta hace tan solo  200 años. Conviene mejor preguntarse por las causas del progreso y el gran enriquecimiento de occidente. Por algo Adam Smith tituló su obra más conocida como “Una Investigación sobre la naturaleza y causa de la RIQUEZA de las Naciones” lo que se tiene que explicar es como surge la riqueza, el crecimiento económico, no la pobreza.

Muchas hipótesis se han presentado al respecto: el clima, la geografía, el feudalismo, la cultura, la religión, la política. Todos buscaron la clave que explicara el milagro del crecimiento para desarrollarse, ¿Hacía falta contar con un puerto como lo hicieron los italianos y los holandeses? ¿Destruir el feudalismo como ocurrió en el Japón? ¿Ser protestante como los alemanes? ¿O confuciano como los coreanos? Sin embargo, Suiza no es marítima; Italia no es protestante; Singapur es tropical. A cada hipótesis se oponen otros tantos ejemplos que la contradicen.

En los últimos años la respuesta popular que los investigadores dieron a este enigma fueron las Instituciones definidas como el conjunto de reglas “formales” que rigen una sociedad, sobre todo con la obra seminal de Acemoğlu y Robinson, la herencia colonial y las instituciones extractivas básicamente resumen su hipótesis; personalmente me parece un buen enfoque pero no es muy suficiente pues habria que preguntarse   ¿Qué hace que ciertas sociedades desarrollen buenas instituciones y otras no?  ¿Por qué ciertas sociedades eligen las instituciones del crecimiento y otras sociedades no las eligen? .

Quiero presentarles al profesor Avner Greif y su libro “Instituciones y el camino hacia la economía Moderna” personalmente creo que en el futuro el profesor Greif podría ganar un premio nobel, pues sus ideas respecto a este enigma ¿Por qué hay naciones ricas y otras pobres? son innovadoras y profundas, su método de investigación es creativo, pues utiliza hábilmente la aplicación de la teoría de los juegos a la historia, y es un enfoque totalmente distinto al de Acemoğlu y Robinson.

Para el profesor Greif la definición de Instituciones como reglas es incompleta, pues identifica un gran problema con la idea de “Instituciones como reglas”; sin una meta -regla (o ética) que permita que estas reglas sean respetadas y seguidas, las instituciones serian un conjunto de instrucciones que pueden ser ignoradas por la gente. En efecto las instituciones en alguna medida contienen creencias, valores y preferencias sobre las cuales son construidas. Ese conjunto de valores, creencias y preferencias podemos englobarla en un solo concepto CULTURA.

El profesor Avner Greif, a diferencia de Acemoğlu y Robinson sitúa el origen histórico del crecimiento en el siglo xii en el Mediterráneo. Entre las grandes ciudades italianas, Génova y Venecia y el Asia central,  donde se gestó una revolución económica medieval por el comercio internacional; ésta fue la matriz de la futura prosperidad europea, constituida seis siglos antes que la revolución industrial tomara la posta.  Al término de esta revolución comercial, ¿Cómo se explica que las ciudades italianas surgieran y lideraran la supremacía y la conservaran mientras sus socios orientales de la época, el Medio Oriente que eran mucho más avanzados en ciencia tecnología y medicina ¿se hundían en la pobreza?

El profesor Greif revisa los archivos de los dos actores principales de ese comercio mediterráneo, los genoveses y aquellos a quienes se llamaba los magrebíes, Greif muestra en el libro la fuerza de los genoveses, así como su perennidad se asentó en la capacidad de crear la mayor parte de las instituciones modernas, tales como existen hoy: banco, letra de cambio, letra de crédito, sociedad por acciones. Por otra parte, el libro muestra las prácticas de los magrebíes como también las de los genoveses gracias a sus archivos conservados en la genizah de la sinagoga de El Cairo. ¿Quiénes eran estos magrebíes? “Venidos del oeste”, estos comerciantes de religión judía y cultura árabe habían partido de Bagdad y, antes de elegir El Cairo como base, se habían instalado en el norte de África, en el Magreb.

Tanto genoveses como magrebíes eran negociantes hábiles; ambos pueblos fueron emprendedores y prósperos, pero sobre bases diferentes: las redes magrebíes se fundaban en la familia, la solidaridad comunitaria, los compromisos personales. Estos vínculos son frágiles por naturaleza: se rompen y no hay medios legales de restaurarlos. En Génova, en cambio, los tratos se hacían entre individuos y no entre comunidades. Cada individuo se comprometía mediante contratos escritos y pedía préstamos, no alegando su linaje, sino produciendo garantías reales. Las grandes aventuras genovesas no fueron familiares sino corporativas; la sociedad por acciones tomaba a su cargo los riesgos. Entre los magrebíes, los riesgos económicos quedaban confinados a la familia, lo cual limitaba la ambición. Para que reinara el estado de derecho, los genoveses crearon un poder político, débil y elegido por ellos: la ciudad estada, que llegará a ser el modelo italiano, se extenderá luego por Europa, antes de la aparición de los grandes Estados modernos. Este modelo genovés resistirá al tiempo; el otro desaparecerá. Los magrebíes se fundieron desde hace tiempo en las comunidades judías del mundo árabe; los genoveses pasaron a ser italianos. ¿Por qué los magrebíes no adoptaron las buenas instituciones genovesas? Sin duda, dice Greif, esas instituciones estaban en contradicción con sus valores, su concepción del mundo, su fe.

El profesor Greif enfatiza que “las creencias culturales influyen en la selección de instituciones y dirigen el proceso de innovaciones institucionales y respuestas a nuevas circunstancias”. La cultura europea del individualismo, frente al colectivismo, desencadenó el desarrollo de formas corporativas autónomas de organización basadas en intereses (es decir, instituciones representativas en el estado, gremios en la economía) que facilitaron la toma de riesgos, el intercambio anónimo y el progreso tecnológico.

Finalmente Greif destaca especialmente que las instituciones no son solo las reglas del juego económico determinadas políticamente en cualquier sociedad; las instituciones reales son la combinación de reglas formales e informales (prácticas sociales reales). Por lo tanto, las instituciones incluyen reglas legales y las respuestas de la gente a esas reglas. Dependiendo de los valores creencias y preferencias de los individuos que conforman una sociedad se obtendrán respuestas positivas o negativas al surgimiento de las instituciones del crecimiento económico y el desarrollo.

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