La relación de la Policía, como representante del Estado, con la sociedad es de: Mando – Obediencia.
Ésta situación-límite, permite que en algunas ocasiones la persona que trabaja como Policía, tenga que hacer uso de la fuerza física, para restablecer el orden público alterado, realizar un arresto, impedir se lesione a una persona, evitar daños a la propiedad o permitir el goce de derechos y disfrute de libertades de las personas que integramos la comunidad.
La característica fundamental de esta exclusiva prerrogativa del Policía de Estado, es la RESPONSABILIDAD que éste funcionario tendrá que asumir luego de tomar la decisión personal de emplear este recurso. La personalidad y el carácter de la persona que ejerce la función pública de Policía, debe estar sólidamente cimentada para que la determinación adoptada para el uso de la fuerza física, sea consecuencia de: una rápida y asertiva apreciación, análisis integral y absoluto dominio de su voluntad, a fin de conseguir el objetivo lícito y proporcional del acto de autoridad realizado. Comunicando de inmediato a los escalones jerárquicos superiores la acción, quienes tendrán la obligación de efectuar una evaluación crítica de la actuación y proceder de acuerdo a ley, incriminando al que originó la reacción de Policía, atendiendo física y sicológicamente al Policía o denunciando al Policía que se excedió en sus atribuciones.
El Uso de la Fuerza por un Policía, va desde su sola presencia, uniformado o con sus insignias representativas, hasta el empleo letal de medios lícitos, esto último siempre en salvaguarda de la vida de alguien o de sí mismo.
La correcta participación de un Policía, haciendo uso asertivo de la fuerza, se puede lograr manteniendo y fortaleciendo una institución de Policía profesional, que represente adecuadamente al Estado y genere la obediencia de la comunidad en determinadas situaciones en que prescindimos de algunos de nuestros derechos y libertades en favor del colectivo y otorgamos la responsabilidad de mando a un ser humano que ejerce la función pública de Policía…
La relación policía y comunidad siempre estará de la mano con el buen trato y correcto ejercicio de sus funciones como representante del estado y para ello, debe estar bien capacitado y actualizado con las normas vigentes que de hecho, facilitará resolver conflictos del día a día.
Así demostrará su vocación y la protección de los bienes jurídicos de su institución: disciplina, buen servicio sin pedir nada a cambio, ética y fortalecimiento de valores y la imagen como representación ante la sociedad.