Archivo del Autor: Patricia Medina Zuta

Acerca de Patricia Medina Zuta

En mi trayectoria profesional, he podido desempeñarme en distintos campos y niveles de formación.  Hitos de experiencia que me han permitido fluir en dos de mis grandes pasiones: la investigación y la docencia.  Pretendo que este espacio pueda contribuir al conocimiento y a la reflexión de la práctica docente y seguir retándonos, en que si es posible mejorar la educación. Hoja de vida resumida Doctora en Psicología de la Educación y Desarrollo Humano en Contextos Multiculturales por la Universitat de Valencia (España) y Máster en mención similar por la misma universidad. Magister en Educación con mención en Gestión de la Educación por la PUCP y especialista en Problemas de Aprendizaje por CPAL. Asesora y docente especializada en Investigación Educativa (diseños cualitativos y cuantitativos). Especialización en Docencia Universitaria y Gestión Educativa. Posgrado de USIL, UNIFÉ, UARM e integrante del claustro universitarios en la Maestría en Ciencias de la Educación - UNISS de Cuba. Miembro del Comité Científico de la REED de Investigación Educativa - UNISS de Cuba y REDEM. Revisora de artículos científicos en Libros REED. Actual consultora Internacional y asesora del CECIP. Miembro del Comité Directivo en la Red Latinoamericana de Formación Docente Kipus - Perú. Fui investigadora principal en PROSEP-UARM para el desarrollo de proyectos de investigación vinculados a Liderazgo y acompañamiento pedagógico en cinco regiones del Perú. Consultora en investigación para la definición de Políticas de Investigación, Políticas de propiedad intelectual y Código de ética con impacto en el licenciamiento de la UARM. Promoción de la investigación en el Posgrado UARM 2017 y 2018. Coordinadora de la Maestría en Docencia Universitaria 2016 a 2018. Dictado de cursos virtuales y presenciales vinculados a prácticas investigativas heurísticas y hermenéuticas para el estado del arte y la productividad científica con soporte tecnológico (Formación continua). 2017 – actualidad. Consultora de Innovación Educativa (integración de la investigación en la enseñanza superior) para el Proyecto 4 VLIR/UOS y el Proyecto Norte Sur Sur Perú –Cuba–Bélgica en UNALM que busca integrar la investigación en la enseñanza superior (2014 – 2015). Pedagoga y terapeuta especializada en procesos de lectura y escritura. Programa de inclusión educativa del Colegio Pestalozzi, Lima Perú. Consultora inserción de proyectos de innovación: didáctica e implementación curricular, procesos de lectura y formación en investigación (línea epistemológica y psicocognitiva). 2013 – actualidad. Líneas de productividad científica en red internacional: Transdisciplinariedad para la construcción textual científica, comunidades de práctica, y competencias investigativas.

El liderazgo pedagógico para el cambio de la calidad educativa

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Hablar de un cambio para la calidad educativa implica en un principio, cambiar y renovar ciertos parámetros, paradigmas y modelos mentales en aquellas personas que tienen a su cargo el rol de educador. Se trata de formar en lo pedagógico, características y valores determinados; estimulando y generando actitudes de mejora beneficiosas para cada miembro y para la propia organización educativa.

Estamos frente a lo que Bass (1990) llamaría “Liderazgo Transformacional”, aquel que puede motivar, estimular y potenciar a sus seguidores, creando relaciones cercanas de empatía, y haciendo que los miembros de la organización se sientan parte de un todo.

Logrando que compartan los mismos objetivos, alineando sus intereses personales con los de la institución. Para lograrlo, Bass considera cuatro aspectos que deben estar presentes en la gestión de un líder transformacional: el carisma, la consideración individual, la estimulación intelectual, la inspiración y la tolerancia psicológica. Factores que determinarian la conducta, en tanto los líderes motiven a sus colaboradores a superar sus propias expectativas.

•El carisma: El líder inspira entusiasmo, respeto. Es una persona coherente con la visión de la organización por lo que los convierte en personas confiables. Lo que va a estimular a los seguidores a cumplir satisfactoriamente con su trabajo y con sus expectativas. De esta forma, transmite confianza y seguridad, evoca una visión.

•Consideración individual: Da una atención personalizada a los seguidores para ayudarlos en su desempeño laboral brindándoles apoyo y un trato cercano.

•Estimulación intelectual: Busca generar el interés por el trabajo, nuevos enfoques creativos y racionales en la dinámica de la problemática de la gestión organizativa.

•Inspiración: Ayuda a que los seguidores se involucren y comprometan con la organización; lo cual se puede manifestar en conductas positivas e identificación.

Otros autores, incluyen dentro de las características del líder transformacional la tolerancia psicológica, basada en control emocional frente a los errores que pudieran cometer los seguidores y que permitirá el establecimiento de relaciones personales favorables y un clima laboral óptimo (Maureira, 2004).

Actualmente, la demanda por una mejora en la calidad educativa ha llevado a replantear la concepción de las escuelas considerando que para su mejora y desarrollo constante, deben asumir autonomía y una dinámica interna flexible, comunicativa y colaborativa. Para lograrlo, se requiere de líderes que se centren en cuestiones pedagógicas, que faciliten las interrelaciones entre el personal, que ayude a los miembros a identificarse con la visión de la escuela, y que busque estimular la innovación y la creatividad (Geijsel y otros, 2002). Señalamos que el liderazgo pedagógico en las escuelas debe apuntar hacia un cambio paradigmático basado en lo transformacional.

De esta manera, el liderazgo pedagógico para la gestión escolar y el mejoramiento de la calidad educativa, debe ser aquel en donde el líder posea la capacidad de comunicar metas y objetivos al resto del personal docente, a los administrativos, a los alumnos y a los padres de familia, además de hacer que todos ellos, miembros de la organización, asimilen ideas y las transmitan; convirtiéndolos así, en líderes de los procesos, tareas y actividades bajo su responsabilidad y competencia. Se trata, entonces, de involucrar a todos mediante el compromiso e identificación con los fines, principios y valores de la escuela; para que se sientan en confianza y libertad de desarrollarse personalmente en beneficio propio e institucional.

En un medio donde los directores, por ejemplo, no tienen incentivos tangibles para premiar o estimular a los docentes, su conducta ha de estar orientada principalmente a lo transformacional; es decir, asumirlos como partícipes vitales del proceso educativo, aspecto de gran importancia en cualquier institución educativa.

Un líder pedagógico desde una perspectiva transformacional mantiene y modifica la cultura de la escuela, facilita la comunicación y colaboración entre todos los miembros (padres, docentes, alumnos), promueve la participación en la toma de decisiones, crea un ambiente eficaz de trabajo, brinda condiciones para potenciar las habilidades, conocimientos y capacidades de las personas. De esta manera y en cierta medida, se favorece la conversión de la escuela, de un centro vertical, cerrado, no estratégico e ineficaz a una capaz de aprender y mejorar en forma constante.

Por lo tanto, en nuestra realidad nacional, una figura semejante sin ánimos idealistas, podría ser sumamente útil para lograr los cambios que, desde su discurso, el Estado peruano desea para la Educación Nacional.

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Comunidades virtuales: Hacia la gestión de la sabiduría desde el aula

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Autores como Drucker (2003), Senge (2002), Casado (2001), Davenport (2000), entre otros, refieren en sus estudios, como al encontrarnos en una era globalizada, priman la aceleración, los estilos de vida que subyacen a ella, y la modernidad tecnológica e informática que nos permiten acceder fácilmente a información en tiempo real; pudiendo ser ésta, una oportunidad para la conformación de redes de contacto ciberespacial. Según Tanaka (2011) la generación de la inteligencia colectiva constituiría en los tiempos actuales, el nuevo valor de una organización. El poder del conocimiento va quedando en segundo plano, si se trata de un proceso de gestión que releve el talento individual de las personas. En tanto existan conocimientos compartidos y generados en forma colectiva a través de las llamadas redes de contacto; estamos desarrollando entonces, procesos de gestión de la sabiduría.

La gestión de la sabiduría podría forjarse desde el aula como un trabajo colectivo e integral “lo que importa es el todo y no la suma de las partes”, (Collison, 2003:35). El aula se convierte en un espacio en el que los grupos humanos confluyen en oportunidades de reflexión y análisis. El mayor reto del docente es aceptar un cambio de paradigma desde su rol; despojarse de su ego centralizado en concepciones que lo conviertan en “el dueño de la verdad” o el que “tiene la última palabra” (Tanaka, 2011). El readaptarse a estas nuevas exigencias implicaría maestros con mayor flexibilidad y disposición al cambio continuo, ya que el mundo permanentemente replantea sus situaciones y la ciencia avanza en forma vertiginosa, (Chiavenato, 2004).

Es necesario intervenir en la formación continua de maestros para desarrollar mayores competencias y capacidades. Habrá que actuar desde la formación inicial de los docentes e intervenir en la capacitación y actualización de aquellos que ya se encuentren insertados en el sistema educativo (Bolívar, 1999). Se requieren maestros que sepan estimular la inteligencia colectiva orientada a la producción de nuevas ideas; propiciando en el aula espacios de creatividad, liderazgo y de reflexión crítica de una realidad inacabada y en permanente construcción (Hidalgo y Cuba, 1999).

A medida que los alumnos intercambien opiniones, posturas y aprendan a fundamentarlas en forma objetiva, se despejarán dudas y se entrará en un campo de sabiduría y claridad intelectual; lo cual es mucho más importante que hablar de la inteligencia o experticia de un solo individuo (Tanaka, 2011).

Urge replantear los paradigmas de enseñanza y aprendizaje, (Alvarez, 1999); buscar alternativas que configuren la didáctica pedagógica para desarrollar desde el aula habilidades de investigación, creatividad y propuestas de innovación o de resolución de los problemas existentes; hay que propiciar que las nuevas generaciones en su futuro rol de conductores sepan correr riesgos en base a la construcción de sabiduría.
Collison (2003) hace referencia de las redes de consecución y de capacitación, las primeras buscan alcanzar un propósito común mediante la utilización conjunta de conocimientos y su traducción en acciones que beneficien a la institución en el logro de resultados y las segundas se orientan a la mejora del rendimiento de los miembros mediante la puesta en común de conocimientos internos, externos y prácticas positivas.

Wenger (2001) y Senge (2000), sostienen que estas comunidades se asocian en forma comprometida para intercambiar información y conocimiento que facilitan la comunicación intergeneracional. Esto constituye una oportunidad para los docentes, cuando se les incluye espontáneamente como actores ejecutantes del intercambio en estas redes. Bien podríamos forjar aulas virtuales que consideren sistemas y redes sociales que aprovechen herramientas tan útiles como los blogs, foros virtuales, wikis, entre los más conocidos y que son parte de los ecosistemas planteados por Tanaka. Debemos aprovechar la orientación social que tienen estas redes ya que parten del interés de los alumnos y constituyen por ello el factor de significatividad tan preciado en los procesos pedagógicos de todo aprendizaje.

“Las comunidades son redes de lazos interpersonales que proporcionan sociabilidad, apoyo, información, un sentimiento de pertenencia y una identidad social” Castells (2001: p. 11). Las redes sociales desde el Internet, posibilitan la gestión de la sabiduría como producto de la inteligencia colectiva; ya que se estaría hablando de expertos en un determinado tema.

El docente se convierte en el mediador de procesos de aprendizaje compartido y tiene la misión de procurar en su didáctica oportunidades que desarrollen capacidades en los líderes del futuro. Ya que son precisamente, las nuevas generaciones quienes liderarán estos cambios (Tanaka, 2011).

La configuración de alumnos, nativos digitales y de maestros, inmigrantes digitales, es un factor a tener en cuenta y que explica el desfase de las nuevas generaciones en relación a quienes formalmente conducen las riendas del proceso formal en las aulas, (Prensky, 2001). El maestro necesita actualizarse y pulir sus habilidades en el manejo de la TICs y los recursos de Internet. Los alumnos llevan una gran ventaja ya que además, se autorregulan de manera espontánea cuando aprenden a utilizar y manejar los mismos.

Es tiempo de replantear los modelos educativos existentes y las intervenciones del docente en estos procesos. “La organización educativa se enfrenta al desafío de generar un nuevo tipo de acto pedagógico para un nuevo tipo de estudiante y sociedad, dejando atrás viejos modelos”. (UNESCO, 2002). Se requiere propiciar en ambientes de especialización docente reflexión conjunta y generación de actitudes proactivas que quieran emprender los nuevos retos.

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EL GESTOR PREVE

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Cuando uno llega a asumir un cargo directivo tiene en sus manos una serie de hilos conductores que parten de un mismo motor: el gestor.
Pero al preguntarnos a dónde van derivando cada uno de estos hilos, podemos también realizar un análisis paralelo de las distintas formas de gestionar.
Partamos entonces de la premisa: “gestionamos personas”. Por lo tanto, todo lo que decidamos va a tener que ver con emociones, conductas y procesos.
Cuán importante es entonces, prever antes de ejecutar; y es que esto implica conocer la realidad en la que vamos a desenvolvernos como autoridad directiva, además implica saber organizar al equipo que nos toca conducir. A veces nos convertimos en arbitros que controlan las propias formas de relación de los miembros del equipo, evitando que se rebasen estados de conflicto emocional y buscando restablecer permanentemente la supremacía de la concepción: “ser profesionales”.
Si ahondamos en un a análisis más técnico, el prever implica saber planificar las acciones a futuro. Por supuesto que estas acciones tendrían una pertinencia frente a lo que necesite el centro que dirijimos. De este modo, evitaremos que se nos coja desprevenidos.
Mucha de las fuentes especializadas en temas de gestión hablan de la competencia de un gestor que sepa ser visionario, que sepa leer el contexto y buscar respuestas que le procuren una visión sobre la orientación que se necesita. Luego, al planificar la propuesta empieza a prever, a adelantarse y a buscar que los hilos no se enreden entre sí, porque si bien tienen un punto en común, que es la gestión, cada punta del otro lado está engarzada con ganchos que tienen su propia esfera de consecusión.
La previsión es una competencia fundamental en el gestor si verdaderamente quiere trinunfar en su labor. Nunca es tarde para hacer un alto y tomar las previsiones que se necesiten, lo impotante es tomar consciencia y empezar. Sigue leyendo

EL RETO DE EDUCAR

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Se nos presentan frentes tan heterogéneos y con tanto énfasis en el avance tecnológico que
no podemos negarnos a aceptar la necesidad de un cambio en los paradigmas de enseñanza.
Es tal vez, tiempo de revolucionar nuestras primeras concepciones sobre el aprendizaje. Alguna vez hemos pensado que las teorías científico-pedagógicas pudieran desfasarse en el tiempo y en el modo de enseñar?
Luego, la polémica situación de familias disfuncionales o simplemente nuevos tipos de estructura familiar, que a estas alturas del milenio, son familias “normales”.
Los maestros aduciendo que “no pueden hacer nada si la familia no apoya”. Entonces… ¿dónde quedaron los expertos de la educación?, los que estudiaron para dedicarse a la formación escolar de una persona…
Este panorama, aparentemente devastador solo nos pone en claro que los maestros de hoy en día, los que buscamos y aceptamos profesionalizarnos y especializarnos para la enseñanza en las aulas, tenemos un reto increíble: El reto de “reconceptualizarnos”.
Si verdaderamente nos forjamos educadores y revisamos nuestra práctica, encontraremos puntos centrales, como saber si verdaderamente llegamos a nuestros alumnos o si nuestra didáctica les facilita el aprendizaje, o simplemente, si logramos que ellos sientan que les gusta asisitir a nuestra clase.
No podemos desviar nuestra atención a pensar en si recibimos o no ayuda de los padres, debemos actuar en los espacios que nos toca afrontar. A veces también debemos ser soporte familiar; pero brindar a un niño o joven estudiante la posibilidad de encontrar “una ventana de escape” o “una ventana de libertad y bienestar” es verdaderamente realizarnos como educadores.
En la medida en que sintamos encajar en este reto de educar y lo asumamos como nuestro, entonces nos sentiremos vivos, nos brillarán los ojos frente a aquello que vamos logrando, que vamos sintiendo nuestro, porque verdaderamente encajamos en él… EL RETO DE EDUCAR…

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La transformación docente una necesidad

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En la actualidad existen innumerables manifestaciones de la situación docente en nuestro país. ¿Es que será necesario que los docentes nos replanteamos en nuestro papel formador?, ¿en qué medida hemos respondido responsablemente a los desafíos de las transformaciones y avances de esta post modernidad?
Urge echar un vistazo desde la profesión docente a la efectividad de nuestra labor. Las encuestas y resultados emitidos por organismos internacionalmente reconocidos, nos ubican en sitiales inferiores y nada envidiables.
¿Qué debemos hacer? Necesitamos reflexionar, tomar consciencia y decidirnos en una renovación acerca de nuestros modos de plantear la pedagogía y la formación desde las aulas.
Ya no es posible limitar nuestro papel al cumplimiento de programaciones “diversificadas” o instauradas por proyectos educativos no profundizados, no entendidos o tal vez impuestos por las instituciones de las cuales formamos parte.
Hay que involucrarnos y “ponernos la camiseta” del proyecto educativo, hay que replantear estrategias desde la familia. La realidad lo exige y no podemos estar desfasados. Urge entonces que innovemos desde la reflexión de los principios de nuestra profesión docente.
Empecemos ya, pareciera decirnos el inconsciente y la sensatez. Basta ya de de adoptar una posición “pasiva” y estática. Los cambios se fomentan desde nuestra propia actitud. Sin revanchismos, ni manifestaciones absurdas de “desequilibrio”; no se trata de formar sindicatos… de tomar las armas… se trata de actuar desde nuestra propia situación particular… se trata de una transformación docente, desde la lectura del desafío actual que acelera su paso y ante el cual no debemos estar pasivos.

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EL LIDERAZGO TRANSFORMACIONAL EN LA ORGANIZACIÓN EDUCATIVA ACTUAL

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A medida que la modernidad avanza, las organizaciones ponen de relieve paradigmas asociados al manejo y dominio de la tecnología que parece no tener freno y límite, afectando los estilos de vida en su interior; sin embargo, este no parece ser el punto de interés más importante. Se necesita contar con personas capaces de hacer frente a los nuevos e incesantes desafíos que forman parte de la mayor transformación de nuestra historia, Casado (2001), Drucker (2003). En estos términos, la organización necesita también sufrir una transformación, la cual implicaría una adaptación continua y constante de sus miembros, tanto de manera individual como en la confluencia del vínculo que conforman. El liderazgo constituye un eje orientador y una herramienta de innovación y de flexibilidad al cambio, necesario de ser explicitado en las distintas posibilidades que permitan lograr este fin.
Desde un marco diferenciado, el liderazgo puede ser entendido como “la influencia que ejerce una persona sobre su grupo de referencia” (PEDRAJA; 2006: 577); influencia que a saber de Bolívar (1997), estaría orientada a un cambio voluntario por parte de los seguidores, en el modo de ver el mundo y de actuar en él. De ser esto posible, el líder necesitaría tener algunas cualidades que puedan ser respetadas, admiradas y valoradas para producir la transformación orientada hacia el desarrollo o mejora de sus seguidores y que ponga de relieve sus intenciones en relación a los mismos.
Al respecto, Caravedo (2004), plantea que el arte de un líder estaría siendo entendido, en su habilidad no sólo de saber mostrar a sus seguidores las dificultades ya existentes, sino también, de saber enseñarles cómo caminar juntos para vencerlas y superarlas como parte de un proceso de transformación. Las organizaciones educativas, encaminadas a cumplir objetivos de formación y desarrollo de las generaciones futuras y de las ya existentes, podrían constituir un contexto pertinente para la práctica del liderazgo transformacional, pudiendo ser el mismo, una opción viable para lograr reestructurar la constitución organizativa actualmente vigente en sus modelos organizacionales y adaptándolos a las nuevas situaciones y a sus necesidades.span>
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