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por: Empresas News.com
Impreciso, ineficaz para controlar el contagio e insuficiente para abrazar el federalismo presupuestario: así califican analistas financieros al reciente acuerdo para salvar a Grecia, que no ha logrado tranquilizar a los mercados.
Los efectos del plan lanzado la semana pasada para contener el sacudón económico se disipan rápidamente, mientras le bajan más aún la nota a la deuda griega. Sin ir más lejos, la agencia de calificación crediticia Standard & Poors anunció este miércoles que degradó dos escalones su evaluación de la deuda de Grecia, de CCC a CC, por el riesgo de suspensión de pagos que presenta el país.
Standard & Poors dijo que la perspectiva es “negativa”, por lo que podría volver a degradarla en los próximos meses.
Las plazas financieras habían reaccionado bien el jueves y el viernes, después de que los jefes de Estado y de Gobierno de la Eurozona se pusieran de acuerdo para abrir la puerta a la reducción de la deuda griega, pero a menos de una semana de esa cumbre extraordinaria el optimismo parece haberse disipado.
Este miércoles, al cierre, las principales bolsas europeas confirmaron las bajas observadas en los días anteriores: el Footsie-100 de la Bolsa de Londres cayó 1,23%, el CAC 40 de la Bolsa de París un 1,42%, el DAX de Fráncfort un 1,32%, el índice estelar de la de Milán, el FTSE Mib, un 2,81% y el madrileño Ibex-35 un 1,93%.
“Lo que se ha dicho y lo que se ha hecho es sólo un paso más, el mínimo para evitar un desmoronamiento inminente” de la Eurozona, declaró Kenneth Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el diario francés Le Monde, dos días después del anuncio del plan de ayuda a Grecia.
“No se puede hablar de una cumbre inútil, pero este acuerdo tiene demasiadas zonas grises y a los inversores no les gusta la incertidumbre”, comentó por su parte Franklin Pichard, director de Barclays Bourse.
La gran incógnita reside en la participación del sector privado, en su mayoría bancos, fondos de pensiones y compañías de seguros.
“Nos han hablado de una participación de unos 50.000 millones de euros, pero se ignora lo que va a aportar cada uno y por cuánto tiempo”, dijo Géraud Missonnier, de Saxo Banque.
A los acreedores privados les propusieron varias opciones. Podrán canjear sus títulos de deuda contra otros de más largo plazo, aceptar un descuento sobre el valor de los títulos que poseen o comprometerse a comprar nuevas emisiones de títulos griegos.
“Esta cortina de humo de los dirigentes europeos para no herir susceptibilidades no facilita la evaluación de los costos para cada banco ni el impacto sobre los resultados”, evaluó Christian Parisot, analista de la agencia de corretaje Aurel.
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