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“DIEZ MANDAMIENTOS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO PARA LA FAMILIA”

“En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me serán a mí por pueblo” (Jeremías 31:1)

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Parece que en los últimos tiempos el matrimonio y la familia están sufriendo mayores ataques que amenazan su supervivencia.
Cada vez más matrimonios se disuelven y más familias se desintegran. Esto es en todas partes y las familias cristianas no escapan de estas situaciones. Existen, a la verdad, muchos consejeros matrimoniales, pero lamentablemente no pueden ayudar mucho porque a veces los problemas tienen hondas raíces y son muy difíciles de solucionar humanamente hablando.
Creo que la principal causa de los problemas familiares estriba en la vasta ignorancia de las leyes que nuestro Dios ha establecido para el matrimonio, el sexo y la familia en general. Estas leyes divinas se encuentran en la Biblia. Por tanto, para la prevención como para la solución de los problemas familiares se debe acudir a los consejos de Dios que están en las Sagradas Escrituras

1º TRES MANDAMIENTOS DEL SEÑOR JESUCRISTO PARA LOS ESPOSOS.
(MATEO 19:1-1
2).

Primer mandamiento: Tengan una firme convicción de que su matrimonio es obra de Dios. (Mateo 19:4).

El matrimonio es una institución divina. El matrimonio es creación de Dios, pues el Señor lo instituyó inmediatamente después de la creación del hombre y la mujer. Dios preparó todo su ambiente: Un hermoso huerto, una alimentación deliciosa, agua abundante, metales preciosos y piedras preciosas; todo lo necesario. Así, en el matrimonio de hoy Dios trabaja en la formación de la pareja y les provee todo lo necesario. Por algo, Jesús lo aplica aquí: “… ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo?”. Sí. Su matrimonio, al igual que aquel primero, también es una obra preciosa de Dios. ¡Nunca lo olviden!

Segundo mandamiento: Sean esposos unidos, muy unidos. (Mateo 19:5 -6).

Como matrimonio deben comprender lo que es la unidad y sus beneficios. El Señor Jesús enseñó: “… toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá” (Mateo 12:25). El matrimonio debe aprender a estar unido, verdaderamente unido, y vivir su unidad. Aquí, dice el Señor, nadie debe intervenir en esa unidad, ni aún el padre o la madre; como tampoco nadie debe separarla.
El matrimonio es una unidad perfecta pues ya no son más dos, sino una sola carne. Es también una unidad divina, pues lo que Dios juntó, no debe separarlo el hombre. ¡Cuántos problemas se evitarían si los esposos estuvieran unidos, verdaderamente unidos!

Tercer mandamiento: No se divorcien, nunca se separen. (Mateo 19:9).

Y verdaderamente, es un mandamiento del Señor: “Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido… y que el marido no abandone a su mujer” (1 Corintios 7:10-11).

El divorcio no es del Señor. No es su voluntad. Nunca lo instituyó.

No puede legalizarse con leyes humanas algo opuesto a la ley divina. Y Dios nos da el mandato de la no separación.

2º TRES MANDAMIENTOS DEL SEÑOR JESUCRISTO PARA LOS PADRES.
(MATEO 19:13-1
5).

Cuarto mandamiento: Presentar a los hijos a Cristo. (Mateo 19:13).

Uno de los principales deberes de los padres es presentar a sus hijos al Señor. En la antigüedad era un acto donde se sacrificaban animales en señal de consagración a Dios. Por ejemplo el caso del niño Samuel: “Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño. Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí” (1 Samuel 1:24-25). Al presentar a los niños el sacerdote pedía al Señor que fuera un buen hijo de la ley de Dios, obediente a sus padres y hacedor de buenas obras. Hoy, además de presentar a nuestros hijos bebés, los padres podemos presentarlos a Dios en forma continua a través de la oración.

Quinto mandamiento: Traer a los hijos a Cristo (Mat 19:13)

Mostrarles el camino para llegar a Cristo, tomarlos de la mano y traerlos a Cristo. Que ellos lo conozcan. Hoy podemos hacerlo enseñándoles la Palabra de Dios. No hay peor tragedia para lospadres que sus hijos no conozcan al Señor: “Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová” (1 Samuel 2:12). Pero, no hay mejor satisfacción para los padres que sus hijos no sólo conozcan a Dios, sino también le sirvan: “Y el joven Samuel ministraba en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino” (1 Samuel 2:18).

Sexto mandamiento. Guiar a los hijos en Cristo. (Mateo 19:14-15)

Esto es, no obstaculizarles en su camino al Señor. Educarlos con las enseñanzas de Cristo. Los padres deben suplicar a Dios ser guiados por el Espíritu Santo en esta importantísima tarea.


3º TRES MANDAMIENTOS DEL SEÑOR JESUCR ISTO PARA LOS HIJOS.
(MATEO 19:16-1
9).

En la historia del joven rico encontramos que el Señor Jesucristo endosó el mandamiento de honrar a los padres (Mateo19:19). Podemos meditar en las maneras de honrar a los padres:

Séptimo mandamiento: Den honor a sus padres con sus palabras. (Mateo 15:4).

Honrar al padre y a la madre es mostrarles todo el respeto y reverencia que ellos merecen. Los padres también deben ser honrados con las palabras. En la ley de Moisés maldecir a los padres tenía la misma sentencia de muerte que maldecir a Dios (Éxodo 21:17). En la Biblia maldecir equivale a blasfemar, desear algún mal, ser groseros, gritarles, mentirles y burlarse de ellos.

Octavo mandamiento: Den honor a sus padres con sus actitudes. (Mateo 15:5 -6).

Principalmente con la obediencia como lo indica Pablo en Efesios 6:1 y Colosenses 3:20. Pero también es necesario el apoyo moral y económico según 1 Timoteo 5:4.

Noveno mandamiento: Den honor a sus padres con sus sentimientos. (Mateo 15:7-9).

El amor, el respeto, el cariño, la comprensión deben estar siempre presentes en el corazón de un hijo hacia sus padres. El Señor Jesucristo habló muy fuerte al referirse al momento cuando el corazón de un hijo está lejos del Padre, lo cual también puede suceder con los padres terrenales.

4º EL MÁS IMPORTANTE MANDAMIENTO PARA TODA LA FAMILIA.
(MATEO 19:20-30).

Décimo mandamiento:

Den el primer lugar a Cristo. En el corazón, en el hogar, en la familia. Ningún familiar debe ocupar el lugar de Cristo. El Señor dice que debemos estar dispuestos aún a dejar a algún familiar por Cristo. Esto no significa que se tenga que abandonar, sino que su influencia no sea mayor que la de Cristo, que no se oponga a que nosotros continuemos en el camino del Señor. Si no podemos resistir a su influencia entonces no podemos ser
Discípulos de Cristo.

¿Qué lugar ocupa el Señor en su corazón?

Pastor Emilio Bandt Favela

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