Archivo de la categoría: Semestre 2007-I

Artículos publicados por alumnos del semestre 2007-I

“Confusión etílica” (por William Dodds)

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baile

Dos cuatro ocho dieciséis treinta y dos Celeste Lucía Juan. No recuerdo. Pesadez. Cabeza de pollo. De pronto regreso. Mi madre con un rodillo. La máscara que me aterroriza. La máscara que me encantaría ponerme. Mi madre y la máscara. Una mesa, Juan Celeste Lucía. Mario Luigi Yoshi. Cojudeces. La mesa. Amigos copas Celeste Lucía. Los ojos celestes de Lucía. El cabello negro de Celeste. La mirada extraña de Juan. Cojudeces otra vez. Las copas en mi cabeza y arrepentimiento.

Quiero pensar bien pero la máscara se me aparece. La música altísima. Escote montañas ojos celestes que no son de Celeste pero que quedarían muy bien con sus negros cabellos. Música y volumen. Poca resistencia. Contradicción. Copa treinta y tres. Pesadez. Conversación que no entiendo. Celeste, no, Juan, tal vez Lucía es quien habla. ¿Cuántas copas? Tres seis, nueve treinta y seis, me aburrí. Y tan bonita que está Lucía con esos ojos celestes que no son de Celeste pero que creo que ya dije que combinarían muy bien con su pelo negro. Ya no sé qué digo. Tal vez algo de un elefante. Montañas río quebradas, escote atrevido. Juan que habla. No, es Celeste. No, es Juan. ¿Qué has dicho? ¿Qué elefante?

Salgo a bailar con Celeste pero miro sus ojos celestes que ya dudo que no tiene mientras Juan me mira y te voy a pegar maldito malnacido. Escote atrevido, ¿estás o no estás? Subes y bajas tanto que dudo. Cinco diez quince veinticinco volví a aburrirme pero creo que conté menos que la vez pasada. Obligo a Celeste a darse la vuelta y seguimos bailando. Que ojalá mi mamá con la máscara que me encantaría ponerme no me vea con el rodillo en la masa y me quiera estampar a Celeste en la cara porque estamos en mi cama. Pero Juan me sigue mirando con cara de me va a pegar y Lucía con sus cabellos negros que antes no tenía y veo que sus ojos celestes que yo dudaba que Celeste tuviera lloran o sólo es sudor.

Y yo bailo con Celeste que ya no tiene pelo negro y yo la quiero tanto y bailo y sigo rogando que la máscara y el rodillo no estén cuando la lleve a mi cama y por fin le diga que la quiero y tirármela. No, no. Juan me mira mientras la beso y me va a pegar y me pegó. Celeste que me cueste este beso pero el golpe me dice que no es Celeste y que por todos los diablos besé a Lucía mientras Celeste que está en la mesa sus lágrimas me dicen que ella me ama y yo la amo a ella.
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“Laura Rent” (por Ángela Gaona)

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ramodenovia

Maldito Champagne, sabe a fracaso. Odio el color blanco ¡lo odio! ¿A dónde se fueron mis días bohemios en Londres…y Spinoza y Sartre y Wittgenstein? Nunca entenderé… ¿Por qué diablos me felicitan? Un hurra a la novia porque no envejecerá sola ¡salud por eso! Por la economía asegurada ¡otro brindis! Esto es un rito funerario. Todos celebran la muerte de MI independencia. “El Perú es libre e independiente por la voluntad general de… ¿Cómo era?… Me acuerdo de la tía que me enseñaba historia en el colegio, la Paquita: cuarenta y seis años y sola, sola sin un perro que le ladre. Siempre me gustaron los perros, los perros vagabundos. Una copa, dos copas, tres copas. Un brindis más por la novia que se vende, que se vendió, a la que vendieron, a la que vendimos…la no que se quejó de la venta. Nadie te dice que te cuides de que el capitalismo llegue a tu cuerpo, no a tu puerta ni a tu país, sino a tu cuerpo; sí, a tu cuerpo y te termines vendiendo al mejor postor ¿Por que mierda no estudie derecho como mis viejos? Mierda, mierda, Scheisse, Scheisse Scheisse. Yo no soy Lola, y no corro y me revienta. Malditos zapatos “cómpratelos altos, te hacen ver más esbelta” y yo la cojuda que no tiene voluntad propia. Puerta abierta. El lindo gatito esta distraído ¿podrá Piolín escapar a salvo? El pájaro cabezón siempre le ganó al gato, pero yo no soy el pájaro cabezón, ni tengo alas así que tendré que correr como Lola. Hora de pasar lista: ¿zapatos? Fuera ¿Mapa/servilleta? Listo ¿Agallas? En proceso…”Mira loca, tu posees el tipo de miedo que paraliza la acción y lleva a la desesperación ¿Captas?” Laura, de acuerdo a Freud, todo esto es culpa de tus problemas con tu madre cuando eras niña…Debí gastar la plata en comprarme las zapatillas y ahora podría buscarlas y correr con ella . Bueno Laura, regresa a lo-que-hiciste y no a lo-que-debiste-hacer (para variar). La carta la carta la carta ¿Dónde dejé la carta? Seguro en mi billetera Chanel nueva (regalito de David, claro) “La PontificiauniversidadcatólicadelPerú” desea hacerle presente su deseo de que ud. forme parte de la facultad de Ciencias Humanas como profesora en la sección de Filosofía de dicha unidad” ¿Aló, Paco? ¿Se creen graciosos al hacerme una broma así como regalo de bodas? ¿Qué, qué leyeron mi ensayo, qué les encantó, que tengo una semana para decidir, qué mi vida podría ser como la desee y no como es, qué, ha? Tututu tututu, el número al que ud. ha llamado se encuentra temporalmente en estado de shock, sírvase llamar en un rato o aproximarse a buscarme con agüita de Azar… tututu. Es tiempo Lola ¡Lola rennt! Corre, corre… ¿Y mamá y David Rich y tu futuro Laura, y el dinero Laura? ¿Laura? Otra copa más. Necesito un baño. Otro abrazo de felicitación más. Necesito un baño. Kant, Platón, Aristóteles ¡Necesito un baño! ¡BAÑO! Me duele la cabeza. El inodoro + mami + David Rich + un billete de un dólar (y mi velo). Tengo frío ¿Round trip o one way? One way, please (there’s only one possible way now). Mi único equipaje son libros, no combinan con este vestido blanco, pero ellos siempre fueron mi única compañía. Sigue leyendo

“Ojos café” (por Héctor Rodríguez)

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aye

Ojos café……..orejas entreabiertas……mmmm…..ocre…..muslos……dos……. sí parece que sí ………. qué ricas nalgas…..senos….cintura ……c-i-n-t-u-r-a…….je…………..sí, es bella…….¿cómo se llamaba esa canción de la mañana?…..esos huevones de Doblenueve que no dicen la canción…………..creo que era de Pink Floyd………..!verdad!…….le dije al Chato que iríamos hoy en la noche a escuchar a los Backdoor Men……….pero a esta coneja que está acá …….¿en mi cama?……… a mi lado……está aquicito durmiendo……¿me escuchará?…………. no le gusta el rock………….¡puta cómo no le puede gustar el rock!….¡En qué chucha estuve pensando cuando le pedí que sea mi enamorada!…..si no le gustaba el rock mejor la hubiera dejado con aquel tipo de las camisas de cuadros…….je ……..ese tío…….. con un apellido alemán………un carro del año y una hermana que estaba recontra rica……qué linda jugada hice, ……………..A Fabi le gusta esa canción pegadito pegadito de fanny lu o la reputa que la p………….como ese día en el tono de César que bailó esa mierda de reggeaton con el gringo ese…….de su facu………..cómo se llamaba ese concha……….Ricky….Tricky…..Micky…….sí Micky……….tss……..pobre tío……..pobre yo…………estaba con su camisa Lacoste y ella con su falda verde hasta arriba de las rodillas…….cómo si no supiera que hace tiempo se la quiere comer……..cómete a tu vieja, colorao………….se le veía bien a mi flaca……….nunca dije que Fabiana sea menos…….creo que es más guapa…….es rubia broder, rubia de ojos verdes, cejas pobladas, hija de empresarios que se ajustan las corbatas en cada reunión, que me miran con malos ojos por ser músico y haberla sacado de ese infierno………………mmm………qué sería esta chica con la falda de Fabiana y yo bailando a su lado………..asu………no…no…….no……eso en pensar de deja………….. preciosa novia una tiene usted………………..manya…… como el capítulo 3 de Finnegans Wake…………ese Joyce………….viejo loco……… sí…….Esperanza Esperanza Esperancita……..ah sí ……….era Shine On You Crazy…….On You Crazy Diamond qué buina canción….tenía que ser David Gilmour ………re menor……do bemol con fa mayor……….fa …….en fa está Esperanza………., aunque a esta tipita le cantaría ……….no es que no quiera a mi Fabianita a ella también le canté……. le canté…….ah sí………… Michelle ma belle sontles mots qui vont tres bien ensemble…….mmmmmm………..es que no le gusta el rock………..pero a esta chica sí…..a ella le cantaría ……..you´re are so beautiful you´re so beautiful……….to me ………can´t you see……qué idiota…….joe cocker es muy meloso para ella …….simplemente ……….mejor le …DIOS……qué frustrante tenerla en la cabeza cuando acabas de hacer el amor con tu novia en tu cama. tu novia que está más buena ……que el gringo de sociología se quiere comer………que ha dejado su casa de 3000 metros cuadrados por venir a vivir contigo a este apestoso cuchitril de lince……que está chambeando en esa maldita agencia de modelos sólo para pagarse la universidad…… y que ya piensa tener un hijo contigo luego de que termine siendo psicóloga y de que yo consiga el milagro de tocar blues en Lima con alguna banda tipo Yardbirds para empezar a ganar dinero construir una casa en Miraflores frente al mar y vivir felices…… .miro el cigarro y me pregunto cómo es que esta chica tiene tanta vida tanto bien tanta inocencia y lo estúpido que fui en joderle la vida …………..estúpida ………estúpida……… esto no fucionará…….mas sabiendo que ahora amo a esta musa…………………pero entonces qué será de ella ……………baby i´m gonna leave you …………..como jimmy page……..con eso no me ayudas jimmy………no es justo………. ella es un ángel…….pero creo que …..con un abrazo de Esperanza todo se iría abajo………..al carajo………..y el ciclo comenzaría de nuevo…………. por favor……por favor………………This is the end broder morrison…….this is the end ……………niña de ojos verdes ……..este es el fin.

-Amor……………..uh…..¿Qué pasa?
– Nada mi vida…………compongo una canción.
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“El descubrimiento de América” (por Alfredo Bryce Echenique)

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psicina

[…]

Lloraba sentada mirándose el sexo, y cubriéndose los senos pudorosamente con los brazos. Pensaba en las monjas de su colegio, en sus padres, en la bodega y en sus hermanos. Pen¬saba en sus amigas, y se miraba el sexo, y sentía que aquel ardor volvía. Hubiera querido amar mucho a Manolo, que parecía un muerto, a su lado, y que sólo deseaba que las lágrimas de América fueran gotas de agua de la piscina. Trataba de no pensar porque estaba muy cansado… Cuántos días. Soportar sin ver a Marta. Contarle. Todo. Hasta la sangre. Contar que estoy tan triste. Tan triste. ¿Qué después? ¿Qué ahora? Marta va a hablar cosas bien dichas. Si fuera hombre le pego. Mejor se riera de mí para terminar todo. Ahí. Aquí. Anda, lávate. ¡Cállate, mierda! No gimas. Te he querido tanto y ahora estoy tan triste y tú podrás decir que fue haciendo gimnasia y ya no volveré porque te hubiera querido. Antes antes antes. Mandar una carta. Explicarte todo. Desaparecer. Matarme en una carrera con mi auto nuevo. Simplemente desaparecer. Marta te cuenta todo. Cobarde. Decirte la verdad. Sobre todo irme. Si supieras lo triste perdonarías pero nunca sabrás y esto también pasará. Sí. No. Ándate. Ándate un rato. Vete. Cuando me ponga la corbata todo será distinto. Te llevaré a tu casa. No te veré más. Tal vez te des cuenta en la puerta de tu casa, y mañana irás a comprar ropa de verano y no veré tu ropa nueva más apretada. Culpa. Cansancio. Se está vistiendo en ese cuarto de la casa. Soy amigo del jardinero ni mis padres están en Europa. Tal vez te escribiré, América. Con mi corbata. Mi padre no está en Europa. Mentiras. Culpa. Mi padre. Su corbata allá en el cuarto de Miguel. Te llevaré a tu casa, América. Tu casa de tus boleros donde también he matado he muerto. Mi corbata tan lejos. Morirme. Ser. To be. Dormir años. Marta. La corbata allá allá allá allá.
América se estaba cambiando.

Alfredo Bryce (Lima, 1939) es, tal vez, el escritor peruano más popular y autor de uno de los libros de cuentos y escenas mejor logrado en la literatura peruana, Huerto Cerrado. De él extraemos “El descubrimiento de América”, cuyos monólogos interiores han motivado que nuestros talleristas se enfrenten al reto del flujo de pensamiento libre para expresar estados de conciencia alterado (en el ejercicio propuesto, por el alcohol). Aquí cinco interesantes resultados. Sigue leyendo

“Naturaleza” (por Carlos Quispe)

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chicas

– Está bien te haré las uñas pero no te prometo nada perfecto.
– Solo hazlo ¿ya?. Oye ¿sabías que Alonso rompió con Juli en medio de la fiesta de promoción de su hermana?
– No, ¿en verdad?, qué bien.
– ¿Por qué dices eso? Juli está destrozada. Alonso es un maldito. Y pensar que se veían tan enamorados, ¿quién iba a saber?
– Yo creo que está bien que hayan terminado, Alonso estaba actuando muy raro y se le estaba yendo a la cabeza. Ya no era él mismo.
– Cállate – dijo con una sonrisa– Yo creo que si vas a tener una relación no debe ser para pasar el tiempo y huevear sino porque ves algo en esa persona que te hace querer estar con ella y eso no desaparece así nomás. Así que creo que es muy estúpido tener una relación con cualquiera a menos que creas que es para siempre. Tú sabes, como nosotras.
– Bien, tus uñas se ven perfectas, pero… ya tengo que irme.
– ¿Ya te vas?, tan rápido, creí que te ibas a quedar toda la tarde. Tengo como dos kilos de canchita y varias películas para ver toda la noche –dijo sonriendo mientras le sostenía la mano para que no se levantase de la cama– Además no hay nadie, en la casa todos han salido, tenemos toda la casa para las dos y Katy no va a venir, ya me llamó.
– No es eso, César va a jugar fútbol y quiere que lo vea –dijo esto mientras jugaba con las tijeras.
– Otra vez, la semana pasada tuve que ir sola con Katy al Jockey porque tú tenías que acompañar a Cesar a su entrenamiento, cuando se supone que tú ibas me ibas a ayudar a escoger mi ropa –dijo esto quitándole las tijeras.
– Ya sé, cálmate. Pero tú sabes, a Cesar le gusta que vaya así que tengo..
– No tienes, tú sabes que siempre hemos sido un grupo –dijo esto mientras le apretaba más la mano y con la otra sostenía las tijeras– Yo te he apoyado en todo, en tus drogas, escapadas, borracheras y así le pagas al grupo. A nosotras no nos gusta, a Katy no le gusta.
– Ella me ha dicho que no le importa. Además yo no tengo que quedarme sola con ustedes para siempre. Yo tengo una vida aparte del grupo. Y acerca de mis problemas yo también te he ayudado en los tuyos –dijo esto mientras le quitaba las manos de encima.
– Vete. Si no quieres estar conmigo entonces vete, no me importa.

Un grito muy fuerte se escuchó por toda la casa cuando la chica estaba por salir . “Viene del baño” pensó y una pequeña sonrisa apareció por un segundo.

-¡¿Qué haces?! Eres una imbécil ¿porqué haces esto? –dijo esto mientras le quitaba las tijeras ensangrentadas a la chica que yacía en el suelo del baño– ¿porqué siempre tienes que cortarte las muñecas?.
-¡Largo! ¡No te quiero ver! –gritó llorando.
-Entonces por qué haces esto, por qué siempre que yo o Katy intentamos tener nuestra propias vidas siempre haces esto. ¿Por qué?. Dime –gritó en la cara de la otra chica que parecía se desvanecía por la sangre que corría de sus muñecas.
-¡No te quiero ver, largo, si no estás comprometida de forma total mejor vete! –dijo esto mientras trataba de alcanzar las tijeras.
– ¿Entonces por qué haces esto? Si no me quieres ver –se levantó para alejar las tijeras de la chica.
-¿Entonces por qué tú haces esto?¿Acaso no éramos felices cuando éramos solo nosotras. Esto es tu culpa, meter más gente cuando todo estaba perfecto, por ser una puta.
A esto último la otra chica la abofeteó y la ella ,en el suelo, susurró:
–Porque te amo, te amo por eso hago todo esto, porque no soporto que estés con otra persona más que conmigo, por eso le dije a Katy que no viniera hoy.
-Lo sé –dijo mientras tomaba una toalla.
-¿Lo sabías?¿por qué te ibas con Cesar entonces?
-Porque te amo también, por eso no puedes salir de tu baño, te amo tanto que no quiero –le amarró las manos y los pies y con la toalla la amordazó– no me gusta amarte tanto, quiero ser libre, no quiero convertirme en otra cosa –Y se fue al juego de fútbol.
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“First crush” (por Ángela Gaona)

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images

-Estás loca, mujer, no puedo.
-Pero, ¿por qué no?
-Por qué es mi padre, no podría-le respondió, casi indignado por la pregunta-.
Se dio un corto silencio.
-¿No me quieres verdad? Por eso, no confías en mí-le dijo, casi sollozando, mientras bajaba la cabeza- ¿Y que hay de aquello que me dijiste cuando nos conocimos?
– ¿A qué te refieres?
– A eso de que “estamos hechos el uno para el otro” ¿Lo recuerdas?
-¿Y eso que tiene que ver? Eres la única mujer que existe en este mundo para mí. Pero lo que me pides… no sé.
– Mira, -dijo ella, tomando suavemente una de las manos de él entre las suyas y mirándolo fijamente a los ojos- tu y yo, podemos ser mucho más, llegar mucho más lejos, solo tienes que confiar en mí.
-No sé -contestó él, evitando la mirada de ella- ¿Estás segura de que tu información proviene de una fuente fiable?
-¡Por supuesto que sí! Algo en sus ojos me inspiró confianza, creo que me dijo la verdad. Y dime, ¿confías tu en mi?-le preguntó, mientras se aproximaba al rostro de él, manteniendo fijas sus miradas-
-Yo, creo… es decir, supongo que…
-¿Lo vamos a hacer o no?- interrumpió ella, impaciente, y alejándose de él-
-Está bien Eva, tu ganas- dijo finalmente -. Dame la manzana.
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“Una llamada perdida” (por William Dodds)

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guitarra

– No pensé que llamarías –dijo ella, a manera de un extraño saludo.
– ¿Cómo supiste que era yo? –replicó él, extrañado.
– Sólo tú podrías llamarme y esperar que yo fuera la primera en hablar, mientras haces sonar levemente las cuerdas de tu guitarra.
– Lo lamento. No puedo evitar ponerme en evidencia.
– Lo sé. Es tu sello personal –dijo, riendo-. Me agrada que hayas llamado.
– ¿Acaso esperabas mi llamada?
– Sabes que la espero desde que te conozco.
– Entonces ya deberías saber porqué…
– Sí, es probable que lo sepa. Pero no me lo digas. Arruinarás el ambiente que estás creando con tu guitarra.
– ¿Te gusta?
– Sí.
– Entonces deberías escuchar lo que tengo que…
– Dame una razón por la que tenga que hacerlo.
– Porque de lo contrario jamás habría llamado.
– ¿De veras hubieras esperado hasta que algo así pasara para tomar el teléfono y marcar mi número? –dijo con tono decepcionado.
– No, no lo hubiera hecho. Ya lo hice –replicó, sin percatarse del tono decepcionado y dejando de tocar la guitarra.
– ¿Por qué tienes que ponerte así?
– Por que quiero que, para variar, me escuches. Aunque sea una vez.
– ¡Pero no quiero que me lo digas! ¿Por qué no puedes actuar como una persona normal y preguntarme por mi vida mientras me cuentas de la tuya?
– Porque eso es algo que hacemos todos los días. Además, no veo motivos por lo que tenga que hacerlo por teléfono. Además, no sé de qué te sorprendes. Aún en persona, sabes que jamás te he contado nada de mi vida ni preguntado por la tuya si tú no me has abierto el camino para ello.
– ¿Pero por qué no puedes hacerlo espontáneamente?
– ¡Estoy a punto de hacerlo pero tú no quieres escucharme!
– No quiero que me cuentes nada de eso.
– ¿Cómo estás tan segura de lo que voy a decirte?
– Porque tú mismo me acabas de decir que sólo me llamarías para eso.
– Lamento haberlo dicho –dijo en voz casi inaudible.
– ¿Qué has dicho?
– Lo que no quieres escuchar.
– ¡Ah! Entonces no me interesa.
– ¡No te entiendo! –exclamó él después de un largo silencio-. Me reclamas todos los días el hecho de que jamás te he llamado por teléfono y, cuando lo hago, ¡no me quieres escuchar!
– No quiero escuchar tragedias.
– ¿Ya lo ves? ¡Hemos estado hablando de cosas totalmente diferentes! Lo que quiero decirte es…
– Pensé que disfrutaría más cuando me llamaras.
– …que compuse la canción que me habías pedido cuando eras una niña –y esperó una contestación, pero ella ya había colgado.
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S/T (por Henry Dyer)

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omnibus

-Vida, ¿qué pasa cuando te pasas los días imaginando?
– Cálmate, oye. Te siento inquieto. Eso depende de qué tanto imaginas. Hay algo así como una línea en la que, con seguridad, se puede medir el grado de separación que se puede tener del mundo tangible.
– …- G. B. estira los músculos del rostro, desvía su mirada para abajo y a su derecha.-
– Dime tú qué recuerdas de tus últimos cuatro días.
– Rompí una noche redundante de costumbres: cogí mi auto y con mi amigo jugamos a los carros chocones. Di una conferencia sobre el artículo determinado y su próxima evolución. Fui el asesino del presidente de la república y luego impedí su asesinato.
-No se escuchó en muchos lados lo del presidente muerto ni de tus fructíferas labores de lingüista, cómo te sientes G…, dónde estás ahora.
– No me trate de conmocionar con sus técnicas de psicólogo barato.
– ¿Puedes decirme qué tienes ahora alrededor tuyo?
– Estamos nosotros, el resto es nada. –dijo G.-
– No es así
– Soy consciente, todo lo digo yo – un joven delgado le quita la billetera a G., baja del Bus y ve que G no ha desviado su mirada de la ventana; es temprano y los periódicos anuncian los choques de autos, la llegada de la semana ‘nuestra lengua’ y la muerte de un líder transitorio-.
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“Un día perfecto para el pez plátano” (por J.D. Salinger)

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jds

[…]
Mientras sonaba el teléfono, con el pincelito del esmalte se repasó una uña del dedo meñique, acentuando el borde de la lúnula. Tapó el frasco y, poniéndose de pie, abanicó en el aire su mano pintada, la izquierda. Con la mano seca, tomó del alféizar un cenicero repleto y lo llevó hasta la mesita de noche, donde estaba el teléfono. Se sentó en una de las dos camas gemelas ya hecha y-ya era la cuarta o quinta llamada-levantó el auricular del teléfono.
-Diga-dijo, manteniendo extendidos los dedos de la mano izquierda lejos de la bata de seda blanca, que era lo único que llevaba puesto, junto con las chinelas: los anillos estaban en el cuarto de baño.
-Su llamada a Nueva York, señora Glass-dijo la operadora.
-Gracias-contestó la chica, e hizo sitio en la mesita de noche para el cenicero.
A través del auricular llegó una voz de mujer:
-¿Muriel? ¿Eres tú?
La chica alejó un poco el auricular del oído.
-Sí, mamá. ¿Cómo estás?-dijo.
-He estado preocupadísima por ti. ¿Por qué no has llamado? ¿Estás bien?
-Traté de telefonear anoche y anteanoche. Los teléfonos aquí han…
-¿Estás bien, Muriel?
La chica separó un poco más el auricular de su oreja.
-Estoy perfectamente. Hace mucho calor. Este es el día más caluroso que ha habido en Florida desde…
-¿Por qué no has llamado antes? He estado tan preocupada…
-Mamá, querida, no me grites. Te oigo perfectamente -dijo la chica-. Anoche te llamé dos veces. Una vez justo después…
-Le dije a tu padre que seguramente llamarías anoche. Pero no, él tenía que… ¿estás bien, Muriel? Dime la verdad.
-Estoy perfectamente. Por favor, no me preguntes siempre lo mismo.
-¿Cuándo llegasteis?
-No sé… el miércoles, de madrugada.
-¿Quién condujo?
-Él-dijo la chica-. Y no te asustes. Condujo bien. Yo misma estaba asombrada.
-¿Condujo él? Muriel, me diste tu palabra de que…
[…]

En “Un día perfecto para el pez plátano”, J.D. Salinger (Nueva York, 1919) compone sobre la base de diálogos, en dos escenas contrapuestas, una aproximación proteica a su universo de seres sensibles condenados a la vulgaridad del mundo. Teniendo a vista la fuerza expresiva que adquiere una escena en este relato, los talleristas se sometieron a la prueba de delinear un cuento breve en el mero intercambio de palabras entre personajes que se construyen en su propio lenguaje. He aquí los ejercicios que me parecieron destacables. Sigue leyendo

“El fuego le parece horrible” por Abril Cárdenas

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chic

La intensidad con la que el sol quemaba su piel hizo que Adriana imaginara un pedazo de tocino friéndose en la sartén con su propia grasa. El tocino, recordó, no necesita aceite para freírse, se basta por sí solo. Es bueno en sí mismo, como algo que le habían enseñado en Filo el bimestre anterior.
Estiró un poco las piernas mientras recordaba a su profesor escribiendo palabras en griego sobre la pizarra. Eudaimonía, Aristóteles, psyché. ¿Por qué el colegio había contratado a un estudiante universitario afanoso como profesor?
Felizmente ya no lo iba a ver.
-Adriana, me quema mucho la espalda- la vocecita somnolienta de su hermana menor la distrajo.
-Arrímate más a la sombra- respondió Adriana, cortante y mirando al cielo. Le molestaba que María Teresa la distrajera siempre.
Teresa siempre hablaba de sus dolores, de sus desgracias, de sus problemas personales como si fuera una mujer de cuarenta. Adriana le echaba la culpa a su madre por obligarla a ver novelas desde la panza. Ella detestaba las novelas, jamás había visto una completa en sus dieciséis años de vida y le parecía horrible que su hermana, de doce, fuera capaz de contar de principio a fin trece novelas… pero sucedía. También le parecía horrible que su familia hubiera decidido ir a la playa en vacaciones y también sucedía; le parecía horrible la arena y estaba sobre ella. Ese era el origen de una de sus mayores frustraciones: a ella y solo a ella (o eso pensaba) todo lo que le parecía horrible le sucedía, de ley. “Ese tema me parece horrible”, lo tomaban en el examen; “Esa rubia me cae horrible”, al día siguiente la rubia le insinuaba que quería ser su amiga; “Ese color me queda horrible” y el color era elegido para su camiseta de las olimpiadas.
Pero por alguna razón tenía la certeza de que ya no le iba a pasar.
-¿Adriana De María?- la voz de Doña Julia, su madre, sonaba distante.
-¿Mamá?-
-¿Tu hermano está a tu lado?-
-Sí mamá- Al otro lado de Maria Teresa. José María estaba desparramado con los brazos abiertos, uno de ellos sobre el abdomen de Adriana.
-¿Cómo está? ¿Puedes fijarte?-
-No, no puedo- muy cierto, no podía voltearse- pero hace rato lo escuché roncar, seguro se ha quedado dormido-
Movida por una extraña pena, Adriana tuvo que mentirle. Sabía que su mamá se desesperaría si no le daba noticias de José, lo adoraba demasiado, lo protegía como a un bebé a pesar de que tuviera 25 y estuviera a punto de casarse.
¿Por qué su mamá lo protegía tanto? ¿Por qué siempre esperaba que fuera ella la que se hiciera cargo de los demás? ¿La quería? A veces dudaba y por eso las dos siempre se peleaban, pero en ese momento Adriana no podía dudar, la arena caliente hacía humo sus resentimientos.
-¿Mami?- la llamó con miedo.
-¿Hija?-
-Te quiero-
Su mamá no respondió y eso no le importó mucho. Es más, ni siquiera le importó mucho decirle te quiero. En ese momento estaba absorta en otro recuerdo, ninguna fecha en especial: estaba ella en su cama, llorando de dolor y su mamá a su lado, sobándole la cabeza y aunque el dolor fuera el de su pierna rota, sentía que caricia tras caricia iba calmando.
-¿Mamá?- volvió a llamar, cuando un recuerdo más interrumpió súbitamente su inusual estado de ternura- ¿Mi papá?-
Adriana amaba su padre más que a nada y acababa de recordarlo sentado en su escritorio, leyendo a Arguedas con luz baja y los lentes a media nariz. Era el hombre más maravilloso del mundo.
-No salió del carro…-
Sus ojos se llenaron de lágrimas y empezó a gritar el nombre de su padre. Cada inhalación, cada pausa que hacía para gritar más fuerte la volvía más consiente de lo que ya sabía: Que cruzaban un desierto camino a la playa cuando un camión se atravesó, que el auto dio vueltas de campana, que su madre, sus hermanos y ella habían sido disparados fuera, que la sangre proveniente de su espalda ya no refrescaba la arena ardiente bajo ella, que su hermano yacía muerto a su lado y su hermanita respiraba con menos frecuencia cada vez. Que su madre, metros más allá, tenía el rostro sumergido en un charco de su propia sangre y que su papá se consumía junto con el resto del auto, atrapados en el fuego.
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