Parecía ser una sirena que trataba salir del mar. Era una ninfa queriendo jugar. No olvidaré aquel taxi blanco y mucho menos su número de placa haciendo contraste con el hermoso sol. El señor Gonzalo la observaba caminar mirando detalladamente el short que traía puesto, el sol dejaba ver entre luz y sombra como contoneaba de lado a lado su cuerpo con esas piernas tan largas y suaves. La desordenada sábana estaba caliente por la luz que se escurría entre la mampara; mientras ella tarareaba el último disco de Juanes y él no se atrevió a preguntar quién cantaba esa pegajosa melodía. Echado aún en la cama, el señor Gonzalo meditaba, mientras que Andrea se acercaba, y se puso frente de él mostrando la billetera. Quiénes son, no respondió nada, tantos años de terapia familiar, de paseos y campamentos para que esta muchacha así de fácil lo desvíe del camino, simplemente le cogió la mano, la acercó muy delicadamente hacia él. Después de un par de minutos, pero no me has respondido, replicó cogiéndole los cachetes, no es nada te digo que de verás no es nada. El cuarto aún está desordenado, Andrea se levanta del cuerpo de Gonzalo y se comienza a cambiar de ropa Gonzalo, el señor Gonzalo, la contemplaba hasta que se levanta y se pone su pantalón. Qué opinas de esta locura, mientras pasaba la blusa entre su cabeza, no lo sé, mi niña, es todo confuso, todo tan irreal y real tanto placer puede no estar bien. Mientras recogía entre sus manos su largo cabello, acaso no te sientes bien, no, no es eso, es absurdo tú me haces sentir tan bien que no lo puedo explicar. Hasta ahora lo recuerdo.
La discoteca, ese 24 de marzo tú con tu amigas de la universidad y yo sentado en la barra, te miraba reír y bailar, fumando y conversando, coqueta y tierna bailabas de aquí por allá, te acercaste a la barra a pedir tequila, fue ahí en ese momento sabía que no me olvidaría de ti, me miraste y sonreíste, te acercabas más seguido a la barra, charlamos, reímos, bailamos, jugamos copa tras copa, risa tras risa, mirada tras mirada, sentía tu respiración, sabía en qué terminaría aquella noche, aquella noche en que mi pecado comenzó.
Gonzalo, te pareces a mi padre pero no lo digo por el físico es que a veces hablas como él, mi niña te entiendo, ya no puedo seguir así debo confesarte algo mientras miraba por la mampara, y dime Gonzaliño es algo bueno o malo envolviendo la cintura de Gonzalo con su mano, no es tan fácil pero mi niña he tomado la decisión de terminar con mi mentira, y eso qué quiere decir, mi muchachita eso tú bien lo sabes tú bien lo sabes, Andrea miró el cielo entre la mampara, su mundo surrealista se iba apagando con esas últimas cuatro palabras ?tú bien lo sabes? e imaginó su vida sin aquellas aventuras, sin aquel espacio de fantasía, sin ese momento de plena libertad y placer, esos momentos de sin hipocresías, después de seguir pensando creyó que quizás no sería tan malo Gonzalo le había enseñado muchas cosas y entre ellas recordó que le enseño a sobreponerse muy rápidamente y a convencerse a sí de lo que quiera por ejemplo de que no sería malo dejar a Gonzalo por el contrario hasta podría ser bueno.
Andrea lo miró fijamente y lo abrazó, un abrazo de esos que te llenan el alma, lo abrazo fuertemente por un largo tiempo, un hermoso cuadro con unos cuantos puchos tirados en la alfombra. Todo fue sucediendo como de costumbre, sólo que sabían que esta sería la última vez, Andrea después de la conversación comentó que lo mejor para ella sería irse a Europa a seguir estudiando. Bajaron por el ascensor, hablaban el idioma del silencio y manteniendo la mirada Andrea se introdujo en el taxi, en aquel taxi blanco.
‘Gonzalo’ por Natalia Cornejo
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Prueba
Le diste el toque a tu naración usando el lenguaje de esa manera, mezclando las descripciones con los pensamientos y diálogos, como lo hace Cortázar en su propio cuento.Ya te lo dije: me gustó mucho el resultado.
Me gustó la historia, cómo describiste a los personajes y realmente me imaginé a los dos teniendo esas conversaciones, creo que de verdad te pusiste en la posición de cada uno al momento de realizar los diálogos y me parece que salió bien.
Creo que a Gonzalo le atrajo la juventud y la lozanía de Andrea, pero ¿A Andrea que le atrajo de Gonzalo(en la discoteca)?
!Qué imaginativo!
Me gustan estas historias, en las cuales se entremezclan relatos amorosos y deseos; sin embargo, a veces siento que se hace un poco inverosímil en la realidad, pero al fin y al cabo, de eso se trata no.