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Indómita, como es típico de su especie, se desliza sigilosamente entre las hojas secas como un río. Es larga, interminable, asemejada al tiempo. Sus antepasados le han dado fama de perversa y traidora. Conocido es el caso en el que uno de ellos tienta, con una manzana, a una ingenua mujer. Pero, esta serpiente, pese a su color encarnado, recuerda al canto de una niña.