“Vallejos” por Daniel Sánchez

[Visto: 1755 veces]

Vicente Vallejos nació un nublado día de agosto en la ciudad de Montevideo. A los catorce años empezó a trabajar en el expendio de cigarrillos (del cual sería dueño al cumplir los treinta) y los sábados por la tarde ideaba planos para la construcción de ruidosos autos futuristas que navegarían gustosos las aguas del Río de La Plata. Todos los domingo estos iban al banco, donde los guardaba en una caja fuerte para que terminaran pudriéndose con el tiempo. A los cuarenta años, conoció a la que después sería su esposa, mientras alimentaba palomas frente a una estatua de José Gervasio Artigas. Al verla pasar con su radiante vestido violeta, Vallejos pegó un alarido que sirvió para espantar a la sorprendida María Isabel y a las veintiocho palomas que deambulaban por el lugar.
Nunca tuvo hijos, tampoco paciencia. Criaba gatos y visitaba enfermos mentales en el Hospital Psiquiátrico Vilardebó, más por aburrimiento que por ayudar en lo que fuera. Nunca entendió la poesía y detestaba los guantes de los policías. Al cumplir setenta y cinco años, entró a un asilo por decisión propia. Pasó sus últimos años jugando al solitario y llamando al perro del lugar por un nombre que no era el suyo. Un día, justo antes de morir, en medio de una fuerte tonada de Carlos Gardel, apago un último cigarrillo y susurrando se le oyó decir: El mundo fue y será una porquería.

Puntuación: 3.56 / Votos: 9

2 pensamientos en ““Vallejos” por Daniel Sánchez

  1. a20063290

    Aunque no se describe la personalidad del personaje, podemos percibir la estructura de él. Buena forma de dar a conocer a alguien sin tener que presentarlo.

    Responder

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *