Me lo contó el líder de una comunidad amazónica. El inchú o pez chillón de Bagua habita la zona más extensa y profunda del valle Marañón. Es un pececito carnívoro de color rojo intenso, distinguible desde la orilla. Tiene las escamas redondas y brillantes y posee una dentadura muy desarrollada. Un ejemplar de estos es difícil de ver pues solo sale a superficie los días de luna llena. Durante este periodo, desde que amanece hasta mediodía, el pececito rojo aumenta su tamaño hasta el de un paiche, animal de gran tamaño. A esa hora suele estar muy hambriento así que gruñe emitiendo un sonido ronco. Este es audible a kilómetros y espanta a las aves del lugar. Si no lograse comer hasta la medianoche, recupera su tamaño original y su tono rojo se opaca. Emite luego un pitido muy agudo y breve, que provoca una fuerte lluvia. Esto alerta a los nativos, que al día siguiente intentarán ubicarlo para matarlo. Cuenta la leyenda que si a la segunda noche el pez chillón no consigue comer, su grito agudo generará una borrasca que no acaba jamás. Para evitar ello, siempre en días de luna llena, se arroja al río cadáveres de animales para poder alimentarlo, por precaución.
“Pez chillón de Bagua” de Tomás Osores
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Muy buena descripción literaria que dota de comportamiento humano al animal en cuestión. Su rutina y su relación con los hombres hacen de este texto corto una lectura bastante recomendable.