Consideradas como unas de las más molestas plagas de las ciudades localizadas al borde de los ríos, estos roedores de pelaje carmesí han sido innumerables veces culpados de incendios inmobiliarios, comida arruinada o inclusive, de esa misma suciedad cenicienta que se aloja en nuestros mismos hogares, y que a menudo ignoramos descaradamente. Temperamentales y extremadamente suspicaces, tienden a evitar a sus congéneres menos peculiares, buscando refugio en la bruma que crea su exposición al típico medio ambiente húmedo. Suelen alojarse en espacios recluidos, oscuros y cerrados, lo cual parece haberles dado a algunos, con poco sentido común, la errada idea de que pueden entrenarse y hasta usarse en la estufa como sustituto menos perecible que el carbón o leña.
“Ratas de ascuas (o Rata Roja)” por Diego Vereau
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